ƈυαɾƚα ʋҽʅα | ƈσʅԃ

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Mei Ling es frío

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Mei Ling es frío.

El frío de la chica Ling recordaba al frío de la noche, el crudo frío del invierno que la vio llegar al mundo. Era una belleza misteriosa y fría, si bien de agradables modales y encanto personal, su trato era frío.

Parecía una muñeca, una muñeca de hielo.

Y la muñeca de hielo estaba a punto de desmoronarse.

Porque ella no está jugando, ella de verdad necesitaba ayuda. Sin embargo, su mentalidad entrenada para soportar e ignorar cualquier flagelación emocional por el bien de la misión le impide enfrentar esos demonios.

Una actriz consumada que se mete lo más que puede en su papel, intentando escapar de su propia realidad.

Ella no es humana, ella es una Yokai. Ella no puede sufrir.

Pero la humanidad está en su genética, su cuerpo es delicado al igual que el de un humano. Sufre de pavor hacia la sangre al igual que cualquier humano, la sangre que irónicamente necesita para vivir.

Mei se niega a aceptarlo, pero ella es una humana con un corazón vacío, sin sueños, sin propósito. Literalmente las únicas dos razones que le quedaban para aferrarse a la vida se desangraron frente a sus ojos.

“Cualquier rastro de humanidad debe ser eliminado

La muñeca llora...

Mei llora; llora ante la frialdad con la que la trata la persona que le concedió la vida, quien la crió y le enseñó todo lo que hoy sabe.

¿Su propia progenitora la odia? ¿Acaso la culpa por no haber sido lo suficientemente fuerte o lo suficientemente inteligente para evitar aquella tragedia? Ella lo sabía, cometía errores, algunos errores suyos fueron graves pero... ¿Acaso merecía su indiferencia? ¿El que no la mirase más que para el entrenamiento?.

No lo quería, no quería que Yuki-onna la odiara, no quería ser ignorada... No quería estar sola.

Mei odiaba estar sola, pese a saber que tendría que estar sola toda su vida. Ella tenía miedo; miedo a separarse de su madre y quedar sola en el mundo.

No quería sufrir, Mei deseaba calor, cariño, consuelo. Deseaba que su querida madre volviese.

—Abrázame, madre. Es todo lo que te pido.

Mei deseaba un hogar.

Pero se descubre separándose de la Yokai, se descubre atrapada en esa situación tan desagradable. Privada de compañía o guía alguna, el pánico se apodera de su ser.

La muñeca se descubre totalmente sola.

Y entonces la cruda realidad la golpea. Se da cuenta de que está siendo una maldita cobarde, una auténtica imbécil por dejarse debilitar así. ¡Ella es una Hanyo! ¡No puede temerle a la soledad! ¡No debe ansiar afecto!

Vҽʅαʂ, ɱύʂιƈα ყ αɱσɾ 𝄞𝄢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora