Observaba el manto de la noche ese cielo estrellado, dónde la hermosa luna gobernaba en la oscuridad, parecía que ella veía en la oscuridad de la noche esos ojos azules que la hacían dudar de sus prioridades.
El pequeño regalo del azabache, como cualquier flor cortada se marchito a pesar de los cuidados de ella , pero ese pequeño ramo tenía con sigo una pequeña nota "Gracias Shinobu-san, de Tomioka". Puede que sean palabras cualquiera, pero viniendo de el significaba mucho.
Quería darle una sorpresa al azabache, habían pasado días desde que esté viajo a una misión, preparo una pequeña canasta con sake daikon para llevarle a este cuando volviera, sin pensar que la primera persona a la que vería en la entrada de su finca sería el.
-Buenos días Tomioka-san, que te trae por aquí?- decía escondiendo la canasta tras de si.
-Queria saber si me podrías revisar la mano, tengo una pequeña herida-
-Aa Tomioka, el demonio te mordió la mano?- decía sosteniendo la mano de el.
-No, fue, un perro-.
Desinfectando para poder vendar su mano, puedo notar como ella había dejado una pequeña canasta en el suelo, más que atender una herida insignificante, el tenía el deseo de volverla a ver, pasar un instante más con ella.
- Tomioka-san, quería darte esto para que comieras cuando volvieras a casa - mencionó - acéptalo por favor, es tu comida favorita - sonrió.
- Lo tomaré pero como una condición - respondio.
Tomándola de la mano y sacándola de su estudio, le dijo:
- Comamos los dos juntos en tu jardín -
Asintiendo ella con una sonrisa, preparo un pequeño mantel para estar sentados, siendo testigo de aquellos momentos ese hermoso árbol de cerezo en primavera, siendo devorados por las miradas de las demás niñas en la finca.
Ellos eran su felicidad, podían estar juntos y perderse, olvidarse del mundo y sus problemas, aunque no querían expresar con palabras lo que sentían, para todos era tan obvio, menos para ellos.
- ¿Me puedes acompañar? - dijo el azabache tomando la mano de la mariposa para levantarla.
- Eh, adónde vamos Tomioka-san? -
Llevándola lejos del pueblo, encima de una pequeña montaña, la vista era hermosa, una pequeña cascada caía, el sonido del agua era relajante, el aroma de la flores agradable, se podía respirar aire fresco en ese lugar.
- Oh Tomioka-san, que hermoso lugar -
- Suelo venir aquí a meditar, para mantener la calma - mencionó - siempre e pensando que no soy el indicado para ser el pilar del agua -
Confundida ella respondió - porque dices eso Tomioka-san, eres un gran espadachín, creaste una nueva postura y además tienes una gran fuerza mental - trataba de animarlo.
- Mi mera existencia - respondía bajando la mirada - es causa de que he sido un cobarde, - apretando los puños continuo - tenía una hermana, cuando era niño fuimos atacados por un demonio, tenía miedo, no sabía que hacer y mi hermana me escondió envés de correr, se sacrifico por mí.
- Giyu-san, - no soportaba verlo así.
- Cuando mi maestro, el señor Urokodaki me entrenaba, había un niño que era mi mejor amigo, el llegaría a ser el mejor usuario del aliento de agua, pero cuando llegó la selección final, yo no pude hacer nada, tenía miedo en el primer ataque, el me salvó y eso igual le costó la vida -.
Le rompía el corazón ver como esa mirada sería y firme se rompía, quería decirle algo, pero no era la mejor persona para consolarlo con palabras.
Tomando de su mano y acercándolo a ella lo abrazo, el le había abierto su corazón, quería decirle cuanto lo quería y apreciaba, pero tenía miedo, este mundo le quitaba todo lo que amaba.
- Eso es mentira Giyu-san, - respondió - tu solo eras un niño, ellos hubieran querido que tú siguieras adelante, eres el pilar del agua y ellos deben ser tus pilares, mientras ellos vivan en nuestros corazones, debemos seguir adelante, por ellos es que peleamos.
Bajando de ese hermoso lugar, dónde ellos sentian paz por saber que podía contar con el otro para abrir su corazón y expresar sus pesares, sin darse cuenta que su relación había avanzado tuvieron una cita, Giyu la acompaño hasta la puerta de su casa, dónde por nervios les costaba despedirse del otro.
-Vaya vaya Giyu-san - decía tocando su hombro - no sabía que Shinobu-san era tu pareja -
-Ah, no no, ella solo es mi compañera- respondio-
-Vamos Tomioka-san, yo soy tu compañera - refutó - pero, yo veo química entre ustedes dos -
- Crees que, - lo pensó antes de decirlo - ella me quiera -.
- Eso le tendrás que preguntar tu mismo Tomioka-san, pero déjame ayudarte, comprale algo bonito y atrévete a decirle lo que sientes - decía Kanroji - Giyu-san, no sabemos si nos veremos con vida la próxima vez, así que hay que dar todo de nosotros.
Animado con esas palabras, Giyu se decidió a tomar al toro por los cuernos, ya había soportado mucho, que era lo peor que le podía pasar.

ESTÁS LEYENDO
Perdóname [GiyuShino]
FanfictionPerdonar es vivir con los recuerdos. [Capítulos cortos] [GIYUSHINO<3] Ni Kimetsu No Yaiba ni sus personajes me pertenecen, son obra de Koyoharu Gotoge.