- ¡Vete al infierno! -
Se expresaba con valor y con coraje, demostrando el odio que le tenía a aquel demonio que tanto la enfermaba, aquel que le quitó su felicidad.
- Nee-san lo siento, Papá mamá los amó, Giyuu amor perdóname -
Podía ver la vida pasar ante sus ojos, todos esos momentos de doler y felicidad, su cuerpo perdía las fuerzas hasta que de sus manos cayó su espada, la vida de ella había sido consumido por ese maldito demonio.
- Shinobu, nee-san, despierta por favor -
Abriendo sus ojos logrando admirar la belleza del paisaje, sus ojos parecía pequeños estanques dónde sus lágrimas de felicidad brotaban como el Sakura.
- Nee-san, de verdad eres tú - Shinobu la abrazaba con gran fuerza, no queriendo que la vida se la volviera a arrebatar.
- Shinobu-san, lo has conseguido, por fin, podemos reunirnos los cuatro y descansar en paz -
Kanae tomaba de la mano de ella, corriendo las dos por aquel hermoso campo de flores, logrado ver a lo lejos a sus padres, quienes con tanto amor siempre esperaron a sus queridas hijas.
Por un instante, ella se detuvo, quedando quita y soltando la mano de Kanae, volvía a mirar atrás, a aquel lugar tan oscuro al cual llamaba vida.
- Shinobu, nee-san ¿te ocurre algo? - preguntaba tomando de los hombros de ella.
- Es que yo, quiero esperar a alguien - con sus pequeñas manos acariciaba su cuello encontrando su collar el cual con tanto amor siempre atesoró.
Kocho Shinobu a muerto
Su juicio se perdía, su corazón se rompía, no era el momento de lamentos, el quería ser un pilar para ella, quería protegerla y no lo logró, tenía que calmar sus emociones para seguir adelante, la batalla era dura sin superarle, solo aquellas palabras del cuervo sonaban en su cabeza.
- Vamos Giyuu no mueras, conviertete en demonio -
El tenía claro cuál era su voluntad, no permitiría que su sacrificio sea en vano, por fin el cometido fue logrado pero a pesar de sus esfuerzos el demonio no se a rendido.
- Yo soy tu oponente, no dejaré que me arrebaten a nadie más -
Por fin la batalla estaba ganada, agotado por la lucha caía de rodillas perdiendo la consciencia.
- Giyuu, buenos días dormilón -
Recuperando la razón, sentía roto el cuerpo, estaba muy mal herido, quitaba mis prendas para cauterizar las heridas con fuego, cada quemadura dolía pero era más el dolor al recordarla, el saber que a ella no le gustaba que hiciera esto.
Frente a frente de ese hombre, mis emociones explotaban, mi rostro ardía resaltando más mi marca de cazador, llegando más pilares todos tan heridos pero todos hemos perdido algo que es importante, por eso a un estando al límite seguimos en la lucha.
Cerraba mis ojos, a dónde miraba todo era oscuridad, caminaba adelante a un lugar lleno de luz, ya lo e dado todo, nadie puede decir que no e hecho suficiente, creo todo ya terminó para mí.
- Giyuu -
Mi corazón latía sus ojos violetas caían lágrimas, corrí para tomarla en mis brazos y ella se aferraba a mi.
- Por fin Kocho, por fin podemos estár juntos -
- Giyuu, te amo, por favor perdóname -
Sentí como ella se alejaba de mí, disculpándose como si un mal me hubiera hecho, con todas sus fuerza ella empujó de mi arrojándome al vacío de esa oscuridad.
- Giyuu, perdóname, te amó, y yo tampoco quiero que vengas a mi todavía, por favor Giyuu no vengas aún, tu, sobrevive -
- Cof Cof Cof -
Levantando la mirada, sentía que no tenía fuerza ya, pero debo darlo todo, todavía no es tiempo de morir hasta que desaparezca todo demonio de este mundo, trataba de empuñar mi espada pero no tenía fuerzas, logrando levantarme no era más que ya no tenía una extremidad, con mi brazo izquierdo tome la espada, volviendo al campo de batalla.
Un mes después
- Giyuu, buenos días amor -
Ella tomaba de mi, y yo con mis brazos acariciaba su rostro, estábamos en casa, podía ver el paisaje tan colorido y hermoso el cual solo era opacado con su belleza, ella recostaba su cuerpo sobre mi.
- Giyuu, creo es momento de decirnos adiós -
Regalando me un beso, ella se despedía de mi, podía sentir como era arrastrado por una corriente que me alejaba de ti, nuestras manos se separaban uno del otro.
- Giyuu, hasta pronto -
Logrando abrir mis ojos, solo podía ver el techo de una habitación, sentía el calor de ella en mi mano derecha, pero cuando mire, no había nada.
- ¡El señor Tomioka a despertado! -
Los gritos de Aoi se escuchaban por toda la finca, corriendo a mi encuentro estaba todos, Kanao, Inosuke, Zenitsu, Tengen y sus esposas, mi maestro el señor Urokodaki y la pequeña Nezuko.
Estaba muy feliz que todo hubiera terminado, el mundo por el cual habíamos luchado por fin se logró, mis ojos se nublaban al recordarte, te extrañaba, aunque solo por última vez quisiera poder escuchar tu risa, tu voz enojada, tus ocurrencias para molestarme, tus besos y caricias.
Fui recompensado por Kiriya-Sama, por nuestro trabajo, pero la verdad yo no necesito de dinero si yo tengo tus caricias, eso necesito para subsistir, de todo lo demás yo puedo prescindir, nada de lo que hay me llena si tu no estás cerca de mí, porque tú me haces existir.
Esa mañana, la cuál como todas las semanas llegaba a limpiar tu lápida, me sentaba a tu lado y te colocaba un ramo de flores, ese día te lo dedicaba a ti hablaba contigo hasta el atardecer, en ocasiones me invadía la depresión, pensar quizás que nunca te importe, que jamás nos pudimos despedir y jamás nos volveríamos a ver, si tan solo existe posibilidad, le pido al cielo ese favor, traerla de vuelta.
- Señor Tomioka -
- Aoi-san, como estás -
- Señor Tomioka, quiero entregarle esto, la maestra me pido dárselo después de la batalla -
- Eh, una carta -
- Señor Tomioka usted no está solo, nunca se olvide de mi y las niña, siempre será recibido en la finca mariposa -
- Gracias Aoi-san -
Querido Giyuu....

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Perdóname [GiyuShino]
FanfictionPerdonar es vivir con los recuerdos. [Capítulos cortos] [GIYUSHINO<3] Ni Kimetsu No Yaiba ni sus personajes me pertenecen, son obra de Koyoharu Gotoge.