𝗥𝗢𝗝𝗢 𝗬 𝗔𝗭𝗨𝗟 | Shirbert [✓]

XXI

Tal como Jane había dicho, la manifestación que realizaron al día siguiente había sido todo un éxito.

Para ponerlos en mejor contexto, luego de hablar con su hermana, Prissy decidió realizar un acto para reportar todas aquellas horribles situaciones que la mayoría de las mujeres habían pasado por parte de un hombre. Y claro que el objetivo de aquella marcha no era fomentar odio a los hombres, eso estaba claro, el objetivo por el que ellas estaban ahí era para tratar de abrir las mentes cerradas de la sociedad.

Las mujeres tienen mentes, y tienen almas, además de corazones. Y ellas tienen ambiciones, y tienen talento, al igual que belleza, y que la gente solo diga que las mujeres solo sirven para el amor y la casa es agotador, tanto de oír como de vivir.

Las mujeres se visten de tal manera porque a ellas les gusta, no solo para impresionar a un hombre. La palabra de la mujer tiene la misma validez que la de un hombre. Las mujeres pueden hacer el mismo trabajo que un hombre y mucho más. Ellas no son objetos, son personas, como cualquier otra, y no había razón alguna para tratarlas como personas inferiores solo por su sexo. 

Una vez en el ayuntamiento, interrumpieron intencionalmente la junta que los ministros tenían. Entraron con carteles en mano, y aún sin creerlo, eran al menos más de doscientos de mujeres pidiendo lo que todas en el mundo querían.

Justicia. 

El grupo principal de amigas estaba en primera fila, con distintos carteles simples, pero que aún así no pasaban desapercibidos. 

Anne tenía uno que decía «Nadie más que tú puedes decir lo que vales», haciendo referencia a la frase que ella le dijo a Josie una vez se hablaron con más tranquilidad en el colegio y vio como la rubia mostraba tristeza pero no podía derramar lágrimas. 

Diana, por su parte, tenía un cartel refiriéndose a la situación con su familia, la cual no le permitiría casarse con un hombre de pocos recursos porque ellos no querían que ella estudiara, y que la obligaban a casarse y formar una familia siendo mantenida por un hombre, sin dejar que ella se tomara el tiempo de estudiar. Esto lo representaba con la frase «Podremos elegir a quién amar, y con quién compartir nuestra confianza».

En cambio, Ruby tenía un cartel representando su situación, donde siempre le remarcaban que era una niña muy llorona, que debería empezar a madurar y dejar de llorar y sufrir todo, pues nadie la querría si se comportaba de esa manera: «Honraremos nuestras emociones para elevar nuestros espíritus».

Jane, quién estaba muy feliz por lo que estaba sucediendo, escribió uno de los tantos carteles: «Siempre nos enorgullecerá nuestro gran intelecto», sabiendo que, gracias a su hermana, su forma de ver la realidad de las cosas cambió, y afortunadamente para bien. 

Junto a Jane, se encontraba Josie, quién arregló las cosas con la castaña, y quién también mantenía en alto una cartelera que decía: «Caminaremos por la Tierra con gracia y respeto» haciendo referencia a lo que hace unos días le había sucedido, y por otro lado, también compartiendo la situación que había asustado a Anne luego de que ella se lo contara con detalle mientras en su garganta seguía un nudo atascado. 

Sorprendentemente, Tillie Boulter también se había sumado luego de que decidió contarle a la pelirroja la situación de abuso que ella había pasado de la misma forma que la rubia. Aquella pecosa ingeniosa le generó confianza luego de ver como pudo establecer un vínculo cercano con la hija única de los Pye, cosa que casi nadie lograba. Su cartel decía algo referido a su caso: «Que nuestros cuerpos nos pertenezcan solo a nosotras».

Y como no, la mente de aquella idea también estaba junto a ellas, y también junto a su novia, quién la apoyó cuando decidió hacer aquel acto. Ambas habían pasado situaciones como amenazas y toques sin permiso alrededor de su cuerpo, pues caminar solas en la calle nunca fue una buena opción, pero a veces era la única. Entre ambas escribieron: «La hipocresía es mucho peor que un hombre desesperado», pues así era, defender a un hombre solo por tener más derechos que la mujer no puede describirse de otra forma más que la famosa hipocresía.