Era un lindo día, el sol alumbraba el pequeño pueblo el cual habitaba aquel icónico grupo de amigos. Era fin de semana, eso significaba ir a la cafetería de Mary y disfrutar aquel precioso día en tomar malteadas y hacer karaoke
Todos los fines de semana iban a visitar a la querida Mary Lacroix, era demasiado conocida en el pueblo ya que hacía malteadas exquisitas y nadie nunca eligiría perderselas. Si bien el joven Blythe la veía casi todos los días por ser la esposa de su padrino, Bash, sus amigos la extrañaban y esperaban aquel sabado para ir a primera hora a su restaurante
Aparte, casi siempre también amaban hacer karaoke con la rockola que se encontraba ahí. Las rolas de 1950 - 1960 eran un éxito para todos y no había nadie al que no le gustase ese estilo de música
Como mencioné anteriormente, a primera hora estaban los siete amigos en la puerta de Mary's Café esperando a que abran, eran demasiado impacientes para esperar pero todo era para probar esas deliciosas obras que hacía su queridísima Mary, y con obras me refiero a la comida
⎯Cada día más temprano eh ⎯los distrajo la voz de la morena dueña del lugar que bajaba de su auto, éste haciendo un ruido bastante fuerte a la hora de frenar
Los siete adolescentes se dirigieron a abrazarla para que ella los reciba con gusto, y una vez ya todos separados, abrió su local
El lugar estaba en orden, limpio y reluciente; las sillas estaban bien acomodadas y sin ninguna mancha que sobresalte. Las mesas brillaban de lo limpia que estaban, los pisos estaban igual de limpios que siempre y los carteles luminosos brindaban una buena iluminación sin ninguna falla
El grupo de amigos se dirigió a la mesa de siempre para estar cerca de la rockola, esto era rutina de todos los fines de semana ya que, siempre que podían, eran los primeros en inaugurar el karaoke de cada día. Aunque ya se sepan el menú de memoria, todos agarraron una carta para ver así todas aquellas opciones que tenían para elegir, siempre había algo nuevo para probar, pero nunca reemplazaban aquellas malteadas de fresa o chocolate que tan deliciosas estaban
Josephine, la tía de Diana, trabajaba ahí como una clase de mesera. Desde joven nunca dejó su trabajo, y si bien se jubiló y tenía el suficiente dinero para poder vivir sin necesidad de trabajar, eligió seguir sirviendo cafés y malteadas a medida que el local se llenaba. Además, Josephine Barry era otra de las mujeres demasiado querida por aquel grupo juvenil, la conocieron el mismo día en el que todos, excepto Gilbert, conocieron a Mary en aquel lugar, y la confianza entre ellos fue creciendo cada día
La mayor también era tutora de Cole Mackenzie, si bien ella no vivía en la misma casa que su hijo y nuera, Cole tampoco lo hacía en la casa de sus padres. El joven de quince años hace poco había descubierto su sexualidad, no era como los demás, le atraían las personas de su mismo sexo, pero la sociedad no estaba lista o al tanto de aquel cambio en toda clase de persona. La confianza con la mayor de los Barry era tanta que fue a ella la única a la que se lo contó, y linda sorpresa fue para él el enterarse que aquella mujer era igual a él, había alguien igual a él!
Si bien le costó poder entender que no había absolutamente nada malo en eso, terminó aceptándolo, podía decir que le gustaban los chicos y con orgullo, pero eso no sucedió del todo bien al poder pensar que su familia lo apoyaría. Con su familia me refiero a su madre, su padre los abandonó a la edad de tres años dejando sola y embarazada de gemelos a la ex mujer de mackenzie, y tuvo que salir adelante de esa forma
Pero el enterarse que su hijo era gay no fue algo que ella viera bien, no era algo natural, y lo único que hizo fue discriminarlo y diciéndole que estaba enfermo. Cole se cansó de eso, él sabía que no estaba mal y que por lo menos tenía a una persona que la apoyaba y estaba orgullosa de él, así que sin siquiera avisar, se fue de su casa para poder vivir con Josephine Barry
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𝗥𝗢𝗝𝗢 𝗬 𝗔𝗭𝗨𝗟 | Shirbert [✓]
Fanfic𝗥𝗬𝗔 | "Eres la persona correcta en el momento indicado" A los 16 años, tu alma gemela y tú se pueden comunicar a través de escritos por sus brazos Gilbert Blythe ansiaba por conocer a la persona que esté destinada con él Anne Shirley no creía en...