Is she a Bridesmaid?

Capítulo 29

Se recostó en su cama un momento, dejando medio cuerpo colgando fuera mientras cubría sus ojos con su antebrazo. Había vuelto a casa apenas terminó los pendientes en la facultad, aunque, distinto a lo que planeó en un inicio, no trajo consigo más que su bolso escolar. No quiso volver a la habitación y tener que ver el rostro de la chica, además, si lo hacía, su salida hubiera perdido dramatismo y eso era algo que ella no iba a permitir.

Soltó un largo suspiro.

Bien, había perdido una 'amiga'.

Se estiró un poco más sobre el colchón y su mano se encontró con un objeto que le dio cosquillas. Tras ver de reojo lo que era lo tomó entre sus brazos y la elevó sobre ella. La muñeca tenía bordada una sonrisa y los ojos disparejos.

"¿Qué?" la retó "¿De qué te ríes? No me gusta cómo me ven tus botones, señorita"

Acomodó con los dedos el cabello amarillo, ya no tan similar a la paja, de la muñeca. Comparada a como la había conocido, la muñeca estaba mucho mejor presentada. Le pidió consejos a Ésula y hasta se pasó noches viendo videos de mantenimiento de muñecas para conseguir una mejoría.

Alguna vez pensó en recoser los ojos de botón de la muñeca, pero temía que tuviera propiedades vudú y ella quedara ciega en el proceso.

Cuida bien a tu doble.

"..."

Recordando a quien le había dado ese juguete, tomó su teléfono. A pesar de las llamadas y mensajes del día anterior no había rastro de algún intento de comunicarse otra vez con ella, así que ahora fue su turno de llenarlo de mensajes.

Ninguna respuesta inmediata.

Volvió a suspirar, quizá estaba demasiado ocupado con algo.

Se levantó de su cama en un salto; si la montaña no va a Mahoma, Mahoma irá a la montaña.

Aunque, para prevenir cualquier posible resentimiento, no podría ir a verlo con las manos vacías.

Ahora, ¿Qué sería un buen soborno?

...

Kenneth salía del gimnasio, su mente estaba en otro sitio y eso era fácil de ver en su rostro. Seguía repitiéndose en su cabeza una y otra vez lo que había hecho la noche anterior.

Se reclamaba, pero no se arrepentía.

Quería solucionar las cosas, al fin hablar con él y dejar de actuar como un cobarde, pero seguía teniendo un problema, ¿Cómo hacer que lo perdonara por ser un idiota? Si le pidiera golpearlo aceptaría sin quejas.

En su distracción, chocó con alguien. Por un segundo, por la cabellera negra, su corazón dio un salto dentro de su pecho.

"Lo siento, no estaba prestando atención" se disculpó, pero cuando notó de quien se trataba ese nerviosismo se fue e instintivamente se alejó.

"No te preocupes" una voz suave familiar le respondió "Oh, Kenneth" ella sonrió "Hace un tiempo que no te veía"

"Si..."

Ibelin estaba frente a él sonriendo con amabilidad, como siempre. Quizá antes podría aprovechar esta oportunidad para salir con ella, pero ahora solo quería alejarse lo más pronto posible.

"Bueno, adiós."

"¡Espera!" tuvo que contenerse de mostrar alguna mueca de disgusto "¿...No quieres que tomemos algo?" aunque era una pregunta que sería vista como una oferta, parecía más como si se refiriera a un pensamiento que él debía decir.