12. Tácticas y Discusiones

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Entramos de nuevo en el castillo y buscamos a Zeus y Atenea en la biblioteca, no estaban. Buscamos a ambos por más de quince minutos sin dar con su paradero. Estaba perdiendo la paciencia, así que decidí entrar en la mente de Zeus. Alexa trató de impedirlo pero se hacía tarde, necesitábamos encontrarlos pronto. Entonces entré y vi que estaban en un salón que desconocía. Sin embargo, Zeus cerró los ojos y sabiendo que estaba dentro de su cabeza, me indicó hacia donde debíamos ir para encontrarlos.

-Te estamos esperando. -dijo Zeus.

-Voy en camino.

Salí de su mente y me encaminé directamente a los pasadizos ocultos.

-¿Y bien? -preguntó Alexa- ¿Solo te golpeó o te dijo dónde están?

-Sígueme.

-Te dijo dónde están. -concluyó.

La guié hasta que llegamos al pasadizo más cercano. Entonces hice que las paredes se separaran y entramos allí. Tuvimos que pasar por diferentes puertas hasta que llegamos a la indicada, era una puerta simple y vieja de madera que pasaría desapercibida fácilmente.

-Es aquí. -le dije a Alexa.

-Bien. Entremos.

Dicho eso abrí las puertas y pasamos a aquel salón cuyas paredes eran de piedra.

-Bienvenidos. -dijo Atenea- Los estábamos esperando.

-Gracias por su paciencia. -dije- ¿Han discutido algo?

-Solo me pusieron al tanto de su conversación anterior. -respondió ella.

-De acuerdo. ¿Qué piensas de ello?

-Creo que está bien que tengan esperanzas de encontrar la cura, pero creo que lo más sabio es saber que necesitamos un plan de ataque y defensa en caso de que ellos decidan iniciar la guerra.

-Bien. ¿Qué propones? -pregunté.

-No podemos alzar muros ni barricadas, sería demasiado sospechoso, eso solo hará que se apresuren en atacar porque pensarán que somos débiles en tanto nos encargamos de fabricar las armas.

-No creo que les interese si somos débiles. -dijo una mujer llegando a la reunión.

Alexa salió en su encuentro a abrazarla y ésta le devolvió el abrazo. Era Artemisa de quien se trataba.

-Supe lo que sucedió hoy. Lo siento, mi niña.

-No pasa nada, mamá. No es tu culpa. Gracias por venir.

-No es nada, cariño. -le dijo a su hija adoptiva- Como decía, no creo que les importe si somos débiles.

-¿Por qué crees eso? -dijo Atenea sin entender su punto.

-Porque si lo que buscan es poder, no les interesará obtenerlo de la forma fácil. Van a querer pelear, cazarnos de ser necesario y de ser posible hacernos sus esclavos. Recuerden que buscan venganza también, no solo poder y el título de deidad suprema. Ellos quieren más. Y si descubren la manera de matarnos, lo van a gozar. -dijo sin siquiera dudar en una de sus palabras.

-Sería estúpido ignorarte. -admitió Atenea- Sin embargo, tengo la duda. ¿Por qué crees que es así?

-Porque es lo que yo haría si un usurpador se sentara en mi trono. -dijo sin resentimiento.

Zeus la observó con recelo pero todos sabíamos que hablaba con la verdad. Ella misma era una de las diosas más vengativas que habían existido alguna vez. ¿Por qué no creerle?

-Es cierto. Es justo lo que tú y cualquiera querría hacer.

-No cualquiera. Solo los seres más vengativos. -dijo Alexa.

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