02. Escándalo

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Los padres de Lexie no tardaron en llegar. Primero llegó su madre, quien al ver a Lexie en ese estado y a su sobrina inconsciente, quedó horrorizada.

-¿Qué sucedió aquí? -preguntó tomando las manos de su hija.

-Mamá, debes creerle...

-¿Creerle? ¿A quién?

-A mí. -dije- Mi nombre es Demetrius. Debo llevar a su familia al Olimpo para que estén a salvo.

-¿A salvo de quién? ¿Eres un agente de la CIA? ¿del FBI? ¿del MI5 o qué?

-Soy un dios.

-Sí, claro. Hija, dime qué pasó, por favor.

-Es cierto, mamá. Demuéstraselo. -se dirigió a mi.

La mujer me observó esperando que hiciera algo, no pensaba hacer una gran presentación así que encendí una llama en mi palma. Ella se quedó en shock de inmediato y tragó saliva.

-¿Lo ves? Él no miente... -dijo Lexie, quien estaba más calmada.

-De acuerdo... entonces supongo que nos iremos al Olimpo en cuanto llegue tu padre. Pero... ¿cuál es la amenaza? ¿de qué tienes que protegernos? -insistió en saber.

-Vanessa es un peligro en su estado actual.

-¿Vanessa? Pff, esa niña es una dulzura.

-Señora, le explicaremos todo en cuanto lleguemos al Olimpo, ¿de acuerdo? Mientras tanto, manténgase alejada de ella. -señalé a Vanessa- No sé cuando va a despertar o qué tan rápido se está recuperando.

-De acuerdo...

La mujer se sentó junto a su hija y aguardaron en silencio mientra se abrazaban, esto hasta que llegó su padre.

-¿Qué pasó aquí? -preguntó de inmediato al ver la sangre en el suelo- Llamaré a la policía.

Eso no podía suceder así que hice que el teléfono se alejara de sus manos. Entonces el hombre se quedó paralizado al ver que de la nada su celular había salido disparado de la nada.

-¿Hay actividad paranormal en la casa? -le preguntó a su esposa.

-No... fue Demetrius quien hizo eso...

-¿Qué? -preguntó atónito.

-¿Cómo lo supiste? -le pregunté.

-Te vi mover la mano. -respondió ella y asentí.

-¿Cómo es que puedes hacer eso? -preguntó el señor Harrington lleno de asombro.

-Soy un dios. -regresé el teléfono a su mano- No llame a la policía, tendría que atar cabos sueltos.

-¿Matarías a todo el que se entere de la situación?

-No. Sólo borraría sus memorias, pero es algo que no quiero hacer. Ahora síganme.

Pensé en llamar a Balthasar pero Vanessa podría comunicarse con él y huir, cosa que no me hacía falta. Orien era muy pequeño para transportarnos a los cinco así que opté por crear una cápsula en la que todos pudiéramos subir y que nos llevara al Olimpo.

Tomé a Vanessa en brazos, salimos de la casa y nos hechicé con tal de que nadie pudiera ver lo que estaba haciendo.

Elevé a Vanessa en el aire ya que necesitaba las manos libres y empecé a crear la cápsula. Comencé creando una pequeña gota de cristal que fui expandiendo poco a poco hasta que llegó al suelo, creando un piso de cristal bajo nuestros pies. Seguí expandiendo el cristal y creé las paredes que los mantendrían a salvo de caer si perdían el equilibrio. Por último, establecí un techo sobre nuestras cabezas que evitaría que saliera el oxígeno de la cápsula y encendí unas pequeñas llamas en las esquinas de ésta para mantenerlos calientes, de modo que al entrar en el espacio, no se congelarían.

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