39. Sé Fuerte Corazón

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Vanessa

Me impresionó que Rebecca me llamara por mi segundo nombre, sabiendo que lo odiaba, pero lo que no esperaba era que dijera que Demetrius estaría avergonzado de mi... ¿Lo estaría?

Tras llamarme "Romina" por última vez. Ella pareció desconcertada. Sin embargo, empezó a buscar algo en la cómoda entre las cosas de Demetrius hasta que finalmente, pareció encontrar lo que buscaba ya que se quedó quieta un momento para después tenderme un sobre.

-Léela... Y luego... luego hablamos... -murmuró.

Al principio mi brazo no reaccionaba. Quería tomarlo pero mi cuerpo no me obedecía. Entonces curioseé lo que ponía en el sobre. Era mi nombre escrito en una letra cursiva que conocía bien. Era la letra de Demetrius.

Creo que haber estado de pie hubiera dado un paso atrás. Por desgracia, mi cuerpo me llevó la contraria y tomó dicho sobre.

Rebecca se marchó. En momentos como este ella solía darme privacidad, siempre y cuando se lo pidiera, que en realidad era siempre. A pesar de no habérselo pedido, ella supo lo que haría. Me conocía tan bien...

De repente, fue como si la carta me quemara, así que la solté de golpe dejándola sobre la cama.

Me preguntaba qué decía pero no tenía la valentía de abrirla. Entonces me giré a verlo y él me observó con una sonrisa.

-Vamos, ábrelo. -me motivó.

Suspiré asintiendo con una ligera sonrisa.

La carta decía:

"Mi ramé:

Mi más grande deseo es que jamás leas esto. Sin embargo, nunca se sabe cuándo el destino se le antoja jugársela con nosotros, así que pensé que lo mejor sería dejarte una carta en caso de que la guerra acabe conmigo y no pueda decir adiós.

Rebecca sabe que solo debe entregártela si muero. La verdad, espero que solo la queme y olvide que esto alguna vez sucedió o me llamará bombón enamorado por el resto de la eternidad.

Qué ironía la de la vida, ¿no crees? Tanto tiempo siendo inmortal y resulta que el veneno del amor de mi vida logró matarme. O al menos supongo que morí de esa forma ya que, francamente, no conozco otra.

En fin, no escribo esto para recordarte lo sangrienta que es la guerra o lo caótica que puede ser la vida, escribo esto porque quiero que nunca des por sentado cuánto te amo. Quiero que lo sepas.

Dime, ¿recuerdas la primera vez que nos vimos? Estaba encadenado y dolorido. Sufría de forma desgarradora y aunque no me conocías, no sabías quién demonios era, creíste en mi, confiaste en mi y me liberaste. Me liberaste del dolor. A pesar del riesgo que eso suponía ya que por poco nos atrapan.

Para ser honesto, ver tu rostro entre tanta oscuridad y desgracia fue como ver a la salvación en carne y hueso. Fue algo... fue algo realmente indescriptible...

¿Recuerdas cuando te besé por primera vez? Borré tu recuerdo porque se suponía que debía atrasar esto tanto como fuera posible, pero mi terquedad y ansias de hacerte quererme no me dejaron posponer algo que deseaba tanto. Lamento haber hecho que esto pasara y que ahora no esté contigo como quisiera, pero no lamento haber iniciado nuestra efímera historia, no lo lamentaré ni por un segundo. Es algo de lo que estaré orgulloso el resto de mi existencia.

¿Sabes? Amaba verte sonreír. Demonios. Una de las mejores cosas que he presenciado en mi vida es hacerte reír. Lamento no habértelo dicho nunca.

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