Hola!! Como sabrán (si leyeron mi anuncio) el martes me equivoqué y subí el capítulo 30 en vez del 29. Sin embargo, publiqué el 29 inmediatamente para que no se hicieran spoiler. En fin, espero que si no han leído el capítulo 29, corran a leerlo y de ser necesario lean el 30 también para luego pasar a este. En fin, los dejo con el capítulo :)
Tras decapitar al hombre, Styx me devolvió la hoz y se fue caminando sin siquiera mirarme. Hécate, en cambio, se acercó a mi.
-Queremos venganza. Cumple lo prometido antes de que decidamos encargarnos por nuestra propia cuenta.
Debía ocuparme de ellas, eso estaba claro. Pero antes, debía dejar algo claro.
-Hécate. -la miré fijamente a los ojos- Obtendrán lo que desean. Pero si en algún momento vuelves a amenazarme o a insinuar que no cumpliré mi palabra, te haré lo mismo que le hizo Styx a Tántalo.
Ella asintió lentamente a regañadientes y se alejó en la misma dirección por la que se había ido Styx.
Estaba claro que la embustera era yo, ya que no planeaba dejar que asesinaran a Demetrius. Sin embargo, debía hacer que creyeran que no era así.
Ordené que enterraran el cuerpo de Tántalo. Los demonios llevaron a cabo dicho acto velozmente y al cabo de diez minutos, el cuerpo estaba bajo tierra.
Me giré hacia los hecatónquiros, que esperaban impacientes por mis órdenes. Lo único que hice fue enviarlos a su largo sueño nuevamente, de modo que así no los tendría detrás todo el tiempo.
Volví a mi tienda y me sorprendí al ver que Hiperión se encontraba junto a las Erinias y a las Gorgonas. Me preguntaba cómo las había traído tan dócilmente.
Sin embargo, me dejé llevar por sus apariencias. Nunca las había visto en persona. Las Erinias poseían cabellos preciosos en los que tres serpientes se enroscaban, tenían alas de murciélago y portaban látigos sujetos a sus ropas. Las gorgonas tenían serpientes por cabellos, su piel era escamosa como la de una serpiente, tenían garras de bronce y colmillos de marfil, además de unas imponentes alas de oro.
-Leah. -saludó Hiperión con la cabeza.
Las Erinias y las Gorgonas me dieron un repaso con sus miradas. Al ver la sangre en mi ropa fue casi como ver sus ojos sonriendo.
-El titán nos ha dicho que tenías un trato para nosotras. -dijo Alecto, la Erinia implacable.
-Lo tengo. -le seguí la corriente a Hipperión aunque en ese momento quería asesinarlo.
-¿Cuál es? -preguntó Esteno, una gorgona.
Puse a mi mente a pensar a toda velocidad y di en el clavo con la excusa perfecta para que ellas estuvieran en mi ejército.
-Hasta donde sé, ustedes son vengadoras de ciertos crímenes, -me dirigí a las Erinias- y estoy segura de que estarían de acuerdo en castigar a quienes los hayan cometido. ¿Me equivoco?
Las Erinias intercambiaron miradas y asintieron en respuesta.
-¿Qué quieres a cambio, guerrera roja? -preguntó Tisífone.
-Que peleen por nuestra causa en la guerra.
-¿Y por qué no pelear por Zeus? -retó Megera- Es decir, él es la deidad suprema, es quien está en el poder y tiene más dioses de su lado que simples demonios. -dijo casi con desprecio.
-Puede que sea cierto pero, -empecé a caminar a su alrededor- ¿no has escuchado los rumores? El hombre está paranoico. ¿Y sabes por qué? -no le di tiempo a responder- Porque sabe que no tiene oportunidad contra nosotros. Puede que hayan más dioses de su lado, pero te aseguro que nuestros demonios no son débiles. Lucharán por su causa hasta la muerte si es necesario, pero no se rendirán. Su fuerza es inquebrantable.
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Deidades en Guerra ✔️
FantasyTERCER LIBRO de la serie #DiosesdeSangre ♤Sinopsis♤ La profecía ha comenzado. Todo lo que temían se ha vuelto realidad... No es momento de dejar que los domine el miedo, pero tampoco es momento de que la esperanza los ciegue. Habrán nuevos retos...