36. Y Yo Estaría Con Ella

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Habían pasado los días. Hoy era mi reunión con la Moira.

Al amanecer, Rebecca y yo salimos del Prynston y nos dirigimos al Valle del Encanto, justo como Dios me había dicho. Al llegar, ella admiró nuestro entorno solitario, y a pesar de ser un lugar hermoso debido a la variedad de flores, árboles, arbustos y demás, ella lo miraba temerosa.

-¿Qué crees que nos diga? -me preguntó Rebecca, notablemente nerviosa. Ella no dejaba de mirar en todas direcciones buscando algo fuera de lugar.

-Lo que tenga que decir. -fruncí el ceño y coloqué una mano sobre su hombro para calmarla- ¿Qué tienes?

-Tengo un mal presentimiento, Demetrius... Uno muy malo... -suspiró.

-No te preocupes, Rebecca, todo va a estar bien. En cuanto terminemos de hablar con la Moira, volveremos al Prynston a crear nuevas pociones para ella.

La última que le había enviado a Hiperión no había funcionado en su totalidad. Sin embargo, el titán nos informó que Vanessa había estado un poco sensible, al menos más de lo normal, y no había asesinado a nadie en dos días. Lo tomamos como un avance.

-No debiste traerla. -dijo la voz de la Moira interrumpiendo mis pensamientos.

Se trataba de Achlys, quien cerró los ojos con fuerza, como si se arrepintiera de lo que hacía. Aún así, no tardó en volverlos a abrir para observarnos impasible.

Algo andaba mal.

-Tenemos prisa, Achlys. Será mejor que comiences a hablar o nos veremos en la obligación de irnos.

No teníamos prisa en realidad, pero ahora tenía un mal presentimiento, al igual que Rebecca. Y no iba a arriesgarme a que a ella le pasara algo. Así que mientras más rápido acabara todo, mejor.

-He venido a decirles que Leah tiene la hoz y con su veneno podrá asesinar a cualquier dios.

-Eso ya lo sabemos. -dijo Rebecca, quien ahora tenía un tic nervioso en su pierna.

-Lo sé. -respondió Achlys- Lo que no saben es que el titán Cronos está muerto.

Espera. ¿Qué?

-Aguarda un segundo. -dije- ¿Cómo es que Cronos está muerto si la que tiene la hoz es Vanessa? ¿Alguien la robó? -no lo entendía. Él sería quien gobernaría si ellos ganaban, ¿qué pasaría ahora si ellos ganaban?

-Ella lo asesinó. -cerré los ojos de inmediato deseando que fuera mentira que hubiera llegado tan lejos- No te preocupes, Hartmort, ella hizo lo correcto. -la defendió.

-¿Lo correcto? -bufó Rebecca- Está matando sin pensar, ¿y dices que hizo lo correcto?

-Lo hizo. -reafirmó la Moira- El titán no era el indicado para gobernar la nueva era de los dioses.

La maldita profecía decía que ellos ganarían, pero realmente trataba de convencerme de que teníamos un chance de ganar.

-Zeus caerá. -continuó ella- Y alguien debe precederlo, pero no será él... Será...

Sus palabras se vieron interrumpidas cuando una hoz atravesó su cabeza, matándola al instante. Alguien extrajo la hoz y el cuerpo de Achlys cayó inerte al suelo. Finalmente su palabra se había cumplido. Ella había muerto.

Mi primer instinto fue cubrir a Rebecca con mi cuerpo cuando escuché una risa que bien conocía.

-¿Ahora la proteges a ella, cariño?

Vanessa estaba frente a mi con una sonrisa cínica, una armadura, la hoz llena de sangre caliente y gotas rojas de espesa sangre recorriendo la piel de su rostro, manchando también el metal de la armadura.

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