No daba crédito a lo que mis ojos veían. Sin embargo, no me quedé en ese recuerdo, sino que avancé hasta llegar a algo realmente interesante.
-¿Por qué te interesa esa chica? -le preguntó una Alma cansada a Eros.
-Ya sabes por qué. -dijo él resoplando.
-¡No! ¡No me mientas! ¡No digas que es porque tu padre te pide información porque ambos sabemos que no es cierto! -ella estaba enojada. Realmente enojada.
¿Eros era el espía de Lucifer? ¿Cómo había llegado a eso? ¿Qué diablos había sucedido con el hombre que no entraba en conflictos? ¿Qué había sucedido con el hombre al que había conocido?
-Alma... -su voz tenía un matiz de advertencia que la mujer no pasó por alto pero que tampoco dejó de ignorar.
-No, Eros. -cerró los ojos y puso una de sus manos frente a su pecha, estableciendo distancia- No hables. -abrió sus ojos y lo miró con recelo- No hables si lo único que va a salir de tu boca son mentiras...
-Alma, no trato de mentirte. -Eros dio un paso hacia ella pero Alma retrocedió.
-Entonces dime la verdad.
-¿Quieres la verdad? -ella asintió- Te la estoy diciendo. Acéptala.
-No lo haces. No me dices la verdad, ¿sabes cómo lo sé? -al ver que el pelinegro esperaba expectante, siguió hablando- Tienes las manos en los bolsillos y desvías tu mirada hacia la derecha. Eso solo lo hace alguien que trata de recolectar suficiente material como para crear una mentira. -prosiguió- Tus manos demuestran que ocultas algo. Y para rematar, muerdes tu labio y palmeas el suelo. Solo lo haces cuando estás nervioso. -vaya, la chica lo conocía bien.
Eros dejó de palmear el suelo con su pie y mordió su labio. Al darse cuenta del gesto, lo liberó de entre sus dientes y abrió la boca con la intención de hablar. Sin embargo, pasaron los minutos y nada salía de su boca.
-Eras demasiado increíble para ser cierto... -susurró.
La rubia creó un portal y avanzó hacia él. Eros trató de ir tras ella con tal de detenerla pero lo lanzó al suelo evitando que diera un paso más.
-Búscame cuando estés dispuesto a decirme la verdad.
Entonces ella guardó su alma en el fondo del bolsillo de su abrigo, tomó al dolor de la mano y siguió adelante con un nudo en su garganta.
Eros, mientras tanto, se dio vuelta y golpeó el suelo con fuerza. De pronto, el pelinegro desapareció, dándome a entender que tenía que seguir a Alma si quería ver qué había pasado después. El siguiente lugar al que Alma fue, era el reino de los cielos. Ella caminó hasta atravesar una puerta blanca, la cual no fue sencilla de abrir, a decir verdad. Forzó la cerradura y vigiló que no hubiera nadie. Al ver que el lugar estaba desierto, cerró la puerta y suspiró. Se sentó en un sillón y aguardó hasta que un hombre atravesó el umbral de la puerta, ella se levantó como acto reflejo.
-Siéntate, Alma. -dijo Dios.
-Gracias, señor.
-¿Avances?
-Rebecca es excelente. Una guerrera de corazón.
-¿Qué hay de los dones otorgados? ¿Los utiliza con sabiduría?
-Aún no lo hace. Hasta ahora hemos pulido su técnica y sentidos. -respondió ella.
-Bien.
-Aunque... -empezó Alma pero se detuvo hasta obtener el permiso de Dios para proseguir- Rebecca me pidió que fuera a verla, dijo que era urgente.
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Deidades en Guerra ✔️
FantasyTERCER LIBRO de la serie #DiosesdeSangre ♤Sinopsis♤ La profecía ha comenzado. Todo lo que temían se ha vuelto realidad... No es momento de dejar que los domine el miedo, pero tampoco es momento de que la esperanza los ciegue. Habrán nuevos retos...