12. Modificar tu ADN

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Alaska.

Escuchaba mi respiración apagada como si fuera el único ruido existente en el mundo y eso comenzaba a angustiarme, me estaba sofocando a mí misma. Incluso podía escuchar los latidos de mi corazón, pero mis ojos se negaban a reaccionar, con trabajo conseguí mover la punta de mis dedos poco a poco hasta que pude percibir todo mi cuerpo y lograr abrir mis ojos, pero mi corazón entró en shock al no reconocer en dónde estaba y solo ver una luz blanquecina arriba de mí, además de una habitación que olía bastante extraño.

Mis ojos inspeccionaron el lugar encontrando muchas más camillas como en la que yo me encontraba y unas cuantas mesas entre ellas, pero nada más, nada menos. A mi cuerpo lo recorrió una corriente de aire helado y fue cuando noté que se había abierto la puerta, causando una reacción inmediata en mí al intentar levantarme, pero tan pronto como planté las palmas de mis manos en la camilla para impulsarme, un brazo rodeó mis hombros y me regresó a mi posición inicial, ¿en qué momento Adam se había vuelto tan rápido? Ni siquiera lo vi venir.

— No tienes que levantarte, necesitas descansar después de lo que pasó—lo miré un poco abrumada por su toque, acción que lo hizo reaccionar y apartó su brazo. Cuando pude ver a mi alrededor, encontré esos 3 rostros familiares y el de Caleb, que se veía mucho más serio que antes.

¿Cuánto tiempo habrá pasado? No podía saberlo sin un reloj ahora que aquí parecía no haber ventanas.

— Sí... ¿qué fue lo que me pasó?

— Caleb te sacó más sangre de la que tu cuerpo podía resistir, pero tranquila que ya lo hemos estabilizado y estás bien, te mandamos traer una comida fuerte aquí para que descanses y si te sientes bien, puedes regresar a tu dormitorio—respondió Úrsula sin una pizca de diversión, pero sí de amabilidad por lo menos.

Asentí y ellas se disculparon porque tenían asuntos que arreglar. ¿Alguien le habrá dicho lo que pasó a mis padres? Se volverán locos.

— Les avisé a tus padres y tu madre vino a cuidarte por la tarde y a dejarte las flores que tienes en tu mesa, pero después tuvo que ir a ayudar en el comedor junto con tu padre, ¿quieres que les llame? —pareciera que Adam leyó mi mente cuando dijo eso, pero negué algo cansada, solo quería comer algo y tal vez volver a dormir un poco, estoy segura de que mañana vendrán a verme a primera hora.

— La verdad es que prefiero comer un poco antes de caer dormida de nuevo, ¿qué hora es?

— Diez de la noche, dormiste mucho—responde Caleb finalmente con una sonrisa en su rostro pero que no llegaba a sus ojos. Adam le dedicó una mirada fastidiada, pero dejó de verlo después de unos segundos, apoyando sus codos en sus piernas y mirándome ahora mí.

— Iré por tu comida y a ver si ya está lista, quédate aquí—le dio una última mirada de advertencia a Caleb y me miró esperando a ver alguna señal de incomodidad en mí, pero al no encontrar lo que buscaba, se fue rápidamente.

— ¿Puedes decirme qué fue lo que pasó? Digo, después de que me dejaras como una pasa—Caleb no soportó la risa y se sentó al borde de mi camilla, quitando alguna pelusa inexistente de su ropa.

— Pues el trío de brujas me estuvo analizando para saber si es que algo de lo tuyo se había traspasado a mí y al principio pensamos que no, después logramos ver que sí, y según estoy informado, Úrsula lo confirmó, pero lo que yo tengo aún no es todo lo que tienes tú, puede que aumente o disminuya conforme pasen los días. Estoy bajo análisis mientras tanto.

— Pensé que estabas intentando matarme.

De nuevo soltó una risa macabra y tomó asiento en la silla en la que estaba Adam hace unos momentos.

Alaska: RegeneraciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora