Adam
— Sería bueno saber qué fue lo que ocurrió antes de atacar, ¿no?—comenta Marissa tratando de aligerar el ambiente entre todos, pero no era posible, no con esta situación.
La mamá de Alaska se encontraba en lágrimas pero también completamente colérica porque se habían llevado a su hija. Y lo entendía, en serio lo entendía. Diego se encontraba en una situación parecida pero sin derramar ninguna lágrima, solo apretaba sus puños y parecía tener el impulso de querer golpear a medio mundo. Todos compartíamos los mismos sentimientos.
Yo solo respiraba, ya no tenía fuerzas, no ahora. Pero en unas horas, apenas pase este shock, las cosas en serio se van a tornar oscuras en cualquier parte que sea necesario para encontrar a Alaska. No nos quedaremos de brazos cruzados.
— Habla, Aaron—ordené sin mirar algún punto en específico, pero él detuvo su mirada en mí, completamente destrozado, como todos.
— ¿En serio quieres saber qué fue lo que le ocurrió a tu princesita?—ríe seco— Porque tú estuviste ahí, estoy casi seguro de que Marissa puede darte algún brebaje para hacerte recordar todo lo que hiciste, después de todo, tu memoria no ha sido borrada.
Aaron tampoco tenía ni idea de lo que estaba diciendo.
— ¿Marissa?—la miro sin ninguna expresión y ella asiente. No pensaba enojarme con Aaron, él tenía razón y me lo merecía, eso y más.
— Solo necesito un poco de tu sangre, directamente de tu cabeza, así que...—se acerca lo suficiente a mí con una navaja pequeña que saca de su bolsillo y hace una incisión que me hace cerrar los ojos de las punzadas, pero después de un minuto, ya me sentía adormecido. Era como una clase de anestesia, sin embargo el ardor en mi sien no había desaparecido.
— ¿Recuerdas qué pasó antes de llegar al túnel? Yo tengo mi versión desde ese punto—responde Aaron.
— Vas a sentir como si te dieran disparos de luz, no sé qué tanto vayas a recordar, respira profundo—Marissa unió nuestras frentes y la presión aumentaba, y si, sentía como si nublaran mi mente con luz blanca hasta que dejé de ver esos disparos. Me empezaba a dar vértigo.
Ahora solo podía ver a Alaska y Kratos en el club, hablando con aquel tipo y luego siendo atacados, Alaska matando a alguien y la sorpresa de todos. Incluso podía ver mi sorpresa frente a lo que acababa de pasar.
Ella se veía tan perdida y asustada como un ciervo acorralado.
Y yo me había convertido en su depredador.
Y salí de ahí, ya no veía qué fue lo que ocurrió después, ya me encontraba en una camioneta con otras personas de mi manada, esto era la continuación, pero me veía más confundido y... enojado.
No veía la razón por la cual ahora estaba enojado, pero mis manos apretaban el volante, como si algo me molestara a cada segundo. Y ahí lo noté.
— Las Forjadoras, se metieron poco a poco en mi cabeza, desde antes del túnel.
— Para cuando sucedió lo del túnel, ya estabas completamente perdido en sus engaños—alcanzo a escuchar a Aaron ahora menos alterado.
Mi mente se iba cerrando cada vez más, no encontraba la razón, solo me encontraba al parecer enojado por lo que había hecho Alaska.
Ella es peligrosa para todos, es mala.
Esa maldita voz no dejaba de repetirse en mi cabeza. Y claramente era la de Úrsula, o lo que creo que es Úrsula.
— Úrsula estaba en mi cabeza—afirmo, sintiendo un dolor muy fuerte en mi cabeza, Marissa se encontraba igual por la conexión.
— O querrás decir, su impostora—exactamente.
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Alaska: Regeneración
Hombres LoboYa no existe un chico con un corazón roto en busca de su mate, ahora solo hay un Alfa que pareciese querer matar a todo el mundo, ya no hay rastro de dulzura en su interior. Ya no existe aquella humana que aceptaba todo y se dejaba llevar por el amo...