Alaska
En cuanto el esplendor se esfumó, pude aclarar mi mente y lo aparté a un lado para por fin levantarme de mi cama.
— Creo que ya me han sacado mucha sangre hoy como para que tú también lo hagas—respondo seria.
— Sabes perfectamente que yo no estaba sacándote sangre, Alaska—responde con burla.
Aliso de nuevo mi falda y evito su mirada, sé que quiere reírse, pero no se lo voy a dejar tan sencillo.
— Bueno, dos personas ya me han hincado el diente hoy, tampoco es que sea manzana como para permitirlo, así que, si me disculpas, me iré a mi habitación a descansar.
— Me parece que aún no hemos terminado nuestra conversación.
Lo miro confundida y algo exasperada, ¿qué faltaba?
— Pues ya hemos hablado sobre lo que te inyectaste, no veo qué más tienes por decir.
— Tengo mucho por decir—pero yo ya estaba caminando hacia la puerta por más mareada que me encontrara, podía sentir que mi cuerpo quería sudar y anhelaba su cercanía como si de una tentación se tratase.
— ¿En serio, Adam? ¿Cómo qué? —mi mano toma la perilla de la puerta.
— ¿Qué hay acerca de Kratos? —pero después de escucharlo, no me atrevo a moverme ni un centímetro
— ¿Qué pasa con él? —le respondo, pero sin mirarlo, no me atrevo a girarme, de la nada sentí que todo se había puesto tan frío como antes.
— Es lo que me gustaría entender, porque comienzo a sentir que no está bien que hables tanto con una imaginación tuya, ¿no?
Decido ignorarlo y esta vez abro la puerta intentando arrancarla prácticamente. La oleada de aire fresco me pegó como una piedra en la cara, pero mis pulmones lo agradecieron. Giré a mi izquierda con dirección a las escaleras de los dormitorios que se encontraban pisos más abajo, el ala del hospital estaba bastante cerca del exterior. Solo escuchaba mis pasos bajando las escaleras, algo aliviada de que Adam decidiera no seguirme y dejarme tranquila al menos lo poco que restaba de la noche.
Sin pensarlo mucho, cambié mi ruta de mi habitación a los supuestos respiraderos artificiales donde solía ir a recostarme hasta que fuera muy de madrugada y tuviera que dormir al menos unas cuantas horas.
Entré sin problema alguno y cuando di un suspiro cansado por caminar algo apresurada, estaba a punto de llamar a Kratos de nuevo, pero el sonido del pasto siendo aplastado me alteró inmediatamente.
— ¿Me vas a decir que tu super velocidad también viene incluida con lo que te inyectaste? Porque podría jurar que eres un vampiro— lo miro con recelo y este solo cruza sus brazos con una mirada que demostraba lo enojado que estaba.
— Pues la verdad es que sí, también viene incluida. ¿Evadir tus problemas viene incluido con el tema de salvar a los humanos?
Nos quedamos completamente quietos sin siquiera mover un solo dedo y bastante serios. Él quería una respuesta y yo quería estar tranquila por hoy.
Después de lo que parecieron horas, suspiré rindiéndome ante él y tratando de no mirarlo más a los ojos.
— ¿Cómo sabías que estaría aquí y no en mi habitación?
— Siempre vienes aquí, te observo desde lejos. Así fue como entendí que hablabas con Kratos, o al menos una ilusión de él.
— La verdad es que no lo sé.
— ¿No lo sabes? —da un paso hacia delante, pero había un pequeño estanque que nos separaba.
— No sé qué está pasando con Kratos, solo sé que está ahí desde que...
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Alaska: Regeneración
WerewolfYa no existe un chico con un corazón roto en busca de su mate, ahora solo hay un Alfa que pareciese querer matar a todo el mundo, ya no hay rastro de dulzura en su interior. Ya no existe aquella humana que aceptaba todo y se dejaba llevar por el amo...