Capítulo 1

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Aquí estaba, una vez más, en una habitación de hotel con un completo desconocido...

Bueno, eso no era cierto, pero sonaba a lo más interesante que podría hacer en toda mi vida. 

Lo cierto es que sí me encontraba en una habitación de hotel, pero era por las vacaciones y algunos amigos cercanos decidieron invitarme. 

Técnicamente no eran mis amigos, eran más amigos de Milo, pero llevábamos algún tiempo compartiendo juntos y los podía considerar cercanos.

Milo era el chico con el que había estado saliendo hace quizás dos meses, no eramos nada oficial, pero suponía que a pesar de eso, había algo. Algo bastante especial, me gustaría pensar. 

Lo había conocido en un evento de baile, y desde ese día, no habíamos parado de hablar.

Todos estábamos en una misma habitación bastante grande. Estaban tres amigos de Milo, Milo y aparte de mí, estaba la novia de uno de ellos y otra chica que no tenía ni idea de cómo se había unido a nuestro viaje, pero que aquí seguía. No es que me molestara, pero era bastante odiosa cuando se lo proponía y me dedicaba miradas no tan agradables cada cierto tiempo. 

Habíamos llegado de la playa hace algún rato y hemos estado bebiendo en la habitación desde que llegamos. Todos se estaban riendo de alguna tontería mientras yo batallaba en enviar un mensaje bastante coherente a mi madre para que luego no me echara en cara que no le daba detalles de lo que hacía. 

En fin, me levanté de la cama que compartía con Milo dejando mi teléfono a un lado y caminé hasta el baño para darme una ducha. Observé todo el desorden que había por toda la habitación. Era un completo desastre. Me compadecía de las pobres señoras de limpieza cuando nos fuéramos de aquí, seguro pasarían una semana intentando limpiar este lugar.

Entré al baño y por un momento olvidé lo que iba a hacer, pero recordé casi de inmediato que me daría una ducha y luego me pondría el pijama, y era lo que había olvidado traer. Algunas veces era bastante tonta y puede que culpe al alcohol justo ahora de mi lentitud.

Salí del baño en busca de mi pijama y casi juré que estaba alucinando cuando vi a Milo besándose con la otra chica. Bueno, no lo estaba alucinando, sí se estaba besando con ella. 

Fruncí el ceño y me quedé atónita al presenciar esa escena. Los otros tres que se dieron cuenta de lo que estaba presenciando, me vieron con los ojos muy abiertos, como si acabaran de ver un fantasma. ¿Acaso no era la primera vez que sucedía? ¿Habían estado viéndome la cara de tonta todo este tiempo todos ellos? No lo puedo creer. 

Sentí una sensación que conocía de sobras, lo que particularmente se define como corazón roto. Ya saben, esa estúpida sensación en tu pecho de vacío y de que se te estruja tanto el corazón que sientes que se parará en cualquier momento. Aunque ya ni siquiera lo sentía así, ya era algo más parecido a la decepción.

Milo se separó con cierta confusión de la chica al notar que todo había quedado en completo silencio, pero su sorpresa fue que yo lo estaba viendo fijo, con esa mirada de decepción. 

Reaccioné casi de inmediato cuando él se separó con brusquedad de la chica y me dirigí hacia el mesón con prisa.

—Alice... no es lo que parece —mencionó Milo, con cierto temor.

Me reí con amargura. No puedo creer que me quiera ver cara de idiota justo ahora.

—Vete a la mierda.

Tomé lo que estaba sobre la mesa y salí de ahí. Caminé rápido por los pasillos hasta llegar a una parte de la recepción del hotel. Era bastante bonita, había plantitas por todo el lugar y el espacio era muy abierto, que incluso tenía un caminito con lucecitas de colores. Es probable que en otra ocasión me habría quedado admirado cada pequeño detalle de las cosas, pero justo ahora estaba de mal humor y no sabía si llorar o solo reírme de todo esto. 

Perfect Strangers - Niall Horan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora