El Sonido De Tu Voz [Kuroken]

capitulo 6

Su respiración se agitaba mientras abrazaba la almohada con la que solía dormir, mientras las luces violetta led alumbraban su mediana habitación, se agarraba de sus ojeras y cabellos, golpeandose en la cabeza como esperando escuchar algo o el impacto en su cabeza, reemplanteandose el porque no podía escuchar, el porque seguía vivo en aquella condición, el por que a el le tuvo que haber tocado toda aquella situación.

—Que malas pintas traes ¿Estas bien?—Preguntó el pelinegro cruzandoselo en la entrada de la escuela. Kenma preparado, sin escribir nada, simplemente levanto su cuaderno con la palabra "Videojuegos" escrita en el, una tonta mentira que el tonto de Kuroo podría creerse.—¿No quieres saltearte las clases?—Negó y le pasó por el costado, ignorandolo por completo.

Una vez deja de mirarlo, el ya no estaba ahí, no podía detenerlo, una vez algo no se enfocaba en su vista desaparecía, una vez no mirase nada el desaparecía, el ya no existía en el mundo de Kenma. Volteó exaltado y asustado viendole atras suyo, seguía ahí, no había desaparecidó, solamente en su cabeza lo hacía, aún así, era como si desapareciese.

—¿Sucedió algo?—Negó bajando la vista con una mirada sería y triste como la que siempre solía cargar. Y esta vez si se adelantó el paso dejandole atras.

Le había hecho tanto daño, ¿Por que seguía ahí? Le molestaba el simple hecho de que pudiese decirle hola, como si nada, con esa mirada de parecer interesado en el, mentiroso, era un simple mentiroso. Un maldito mentiroso.

Sintió como le tomaban del brazo para detenerlo pero con agresividad rapidamente le quitó, asustado a la persona que rondeaba en su cabeza, se asustó en ese momento por su propio comportamiento y hizo una reverencía dando a entender que se disculpaba, aunque despues de aquel pequeño malentendido no le volvió a seguir y esta vez si lo dejo irse solo, sin decirle lo que quería decirle.

Pero bueno, quedaba en Kenma si le importaba o no el porque le había detenido en ese momento, y la respuesta era que no, solamente en esos momentos estaban teniendo uno de esos ataques de querer salir corriendo de aquel lugar y tirarse de un puente. Era tan injusto que lo unico que pudiese escuchar eran los pensamientos dolorosos de su cabeza.

Recogió su cabello cansado cuando una vez se presentó la hora del receso, aunque supiera muy bien leer los labios le agotaba la mente, ya nisiquiera podía ver que decía alguien tranquilo o relajado, se tenía que esforzar para todo. Estaba tan cansado de la rutina, estudiar, receso, estudiar, casa y nada más, videojuegos, lo unico interesante en su vida y Kuroo... Pero no era alguien que en esos momentos podría de decir que cambiaba de su horario.

Apretó sus labios algo molesto al ver a aquel pelinegro allí sentado de espaldas a el, y allí solía estar siempre por alguna razón, sin ganas de socializar mucho se sentó a su lado solamente por que no soportaba los demas alrededores de la escuela.

—¿No te aburres?—Le preguntó al sordo el cual no entendió del todo la pregunta o más bien del porque esa pregunta.—No haces más que sentarte y mirar lo que sea, ni te he visto con otra gente, ¿No te aburres de eso?—De mala gana Kenma sacó su celular escribiendo en el, ya que no tenía aquella libreta en mano.

Estoy acostumbrado.

Kuroo suspiro rendido, no iba a sacar una respuesta que no sea cortante del de cabello algo largo, y era casi inutil sacarle charla, se le quedó unos segundos viendole en silencio, percatandose de algunos cambios de los que no había notado nunca.

¿QUE?

Casi le estrella el celular en la cara, le incomodaba y molestaba que le mirasen tanto tiempo sin decir nada, aunque no pudiese escuchar absolutamente nada, le molestase el simple hecho de que el contrario estuviese en silencio.

—Ya vuelvo.—Dijo sin más levantandose como si nada y desapareciendo del rango de vista del menor, y había confirmado algo, seguía siendo el mismo en ciertos modos, como ahora, largandose sin razón alguna, sin decir para que o que, haciendo cosas totalmente raras de la nada.

Una pequeña sonrisa se asomó en su rostro mientras apoyaba su espalda en la pared y recordaba unos pocos nostalgicos momentos hace un par de años.

¿Por que no tenía la capacidad suficiente para crear una maquina del tiempo o algo así? Esa idiota pregunta se presentó en su cabeza, y casi rie por su propia ridiculez.

El moviento de la puerta abrirse le indicó a Kenma que el más alto había vuelto, con una pequeña cajita de enfermería en su manos. Y como había dicho antes, haciendo cosas extrañas de la nada como solía hacer.

Lo dejó a un costado mientras el menor le miraba mal a todos los movimientos que hacía mientras se sentaba a su lado, y se apartó asustado cuando vio la mano del pelinegro acercarse a su rostro.

—Tranquilo, ¿Me dejas?—Preguntó intentando acercar aún más su mano, Kenma dudó un poco y asintió con la cabeza, juro que en ese momento deseó tanto haber escuchado su voz, ¿lo habra dicho con ese tono tierno o con ese tono serio y demandante que solía utilizar antes? Apretó sus labios enojado y triste consigo mismo mientras la mano del mayor se acerco lo suficiente hasta tocarlo, corrió aquel unico mechon suelto y lo colgó en su oreja deteniendose ahí y acariciandola. Comenzo a sentirse algo triste e incomodo por el sitió que estaba tocando, aquella oreja que no podía oir más.

Se apartó tomando un pequeño trozo de alhodon con alcohol y volviendo a acercarse hacía su oreja y pasando el alhodon por esta, se quejó por el repentino ardor que sintió en aquel momento, dandose cuenta del que pasaba.

—Debes de tener cuidado con esto, pueden infectarse.—Cambió el alhodon limpiando su otra oreja, ambas tenían rasguños y pequeñas cortadas de anoche y anteriores. Ambos continuaron en silencio mientras Kuroo solamente se concentraba en curarle. O bueno eso era hasta que asusto por un ruido proveniente del más bajo.

Se apartó sorprendido, y terminó sonriendo.—¿De que te ries tonto?—Todavía reía, todavía podía reir, y se alegraba tanto de haber podido escuchar denuevo aquella risa que juraba que tal vez no existiera más.