Capítulo 20

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Habían pasado algunas semanas desde nuestra visita a la playa y también desde… pues… lo mío con Carter…

A pesar de que soy un desastre mintiendo y de que a él no le gustan los engaños, estábamos ocultando nuestra relación bastante bien.

Absolutamente nadie se había percatado.

Al parecer, Sam estaba de maravilla. Ella y Dave estaban avanzando muy bien en su romance, ya que me contó algunas cosas (que no pienso repetir) y, además, se muestra más alegre que nunca, aunque cierto chico rubio de ojos verdes ha tenido mucho que ver con eso.

Ellos se hacen un bien infinito el uno al otro.

Volviendo a Carter… Es un gran chico, tiene muchísimas cualidades, es el primer novio que cualquier chica desearía, pero creo que mis sentimientos hacia él no son muy profundos, aunque estoy aprendiendo a quererlo poco a poco.

—¡Mia! ––Di un respingo.

—Qué susto, Sue ––dije, poniéndome la mano en el pecho.

—¿En qué piensas ahora, niña? Últimamente te la pasas distraída. ––Su mirada era inquisitiva y suspicaz.

—En absoluto. Es que tengo sueño ––intenté disimular.

—Parece que alguien tiene novio… ––canturreó. Mis ojos se abrieron de la sorpresa, pero intenté disimularlo.

—¿Qué? Yo no tengo novio.

—A mí no me engañas. Es más, sé quién es el chico ––dijo, confiada.

—Ah, ¿sí? ¿Y quién es si se puede saber? —la desafié, arqueando una ceja y cruzando los brazos.

—Es Car...

En un rápido movimiento tapé su boca con una de mis manos. No veía sus labios, pero, por sus ojos, sabía que estaba sonriendo.

—¿Quién te dijo eso? ––pregunté, destapando lentamente su boca.

—Es tan obvio, mi niña. ––Y yo que pensé que éramos buenos en esto.

—Pero, ¿cómo… te diste cuenta?

—Por lo que veo, no quieres que nadie se entere ––puntualizó.

—No ––admití con la vista en el suelo.

—No te preocupes. Por mí nadie se enterará ––aseguró.

—No contestaste mi pregunta ––insistí para que me diera una explicación.

—El chico viene demasiado a la cocina. Nadie toma tanta agua ––se limitó a responder.

—Ese chico indiscreto ––dije entre dientes. Sue sonrió.

—Pero no es solo eso. Es la atmósfera. Él te mira de una forma… como si estuviera dispuesto a todo por ti.

—¿No crees que estás exagerando?

—Para nada. Soy muy perspicaz en cuestiones del amor. Y también veo que tú no lo quieres como él a ti, pero, si te sirve de algo, él es un muchacho maravilloso. Estoy segura de que puede hacerte feliz.

—Gracias, Sue. ––Luego de eso, le di un fuerte abrazo, puesto que sus palabras me hicieron sentir más segura en la decisión de haberme dado una oportunidad en esto del amor.

—Qué conmovedor ––emitió un recién llegado, burlón—. Yo también quiero un abrazo.

Rápidamente me aparté de Sue al escuchar esa voz: Aiden.

—¿A qué se debe tanta emoción? ––indagó, curioso.

—A nada que te importe, mocoso entrometido ––le espetó, Sue—. ¿Qué quieres en mi cocina?

Todo lo que siento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora