Los días pasaban, las semanas también y Aiden continuaba devastado.
El primer piso de la mansión Thunder había quedado destrozado por las llamas casi en su totalidad, motivo por el cual nos estábamos quedando en un hotel hasta que April encontrara un lugar decente donde vivir.
Ellos habían pensado en reconstruir la casa, pero ahora nadie tenía cabeza para eso.
April estaba destruida también. Ella amaba con locura a su padre. Cuando se enteró lloró hasta que no le quedaron lágrimas. Ahora eran huérfanos de padre y madre. Al menos April lloraba y dejaba salir su dolor, pero Aiden no.
Aiden se encerró en sí mismo durante días.
No dormía bien, apenas comía, no hablaba con nadie, ni siquiera conmigo.
Se pasaba todo el día encerrado en su habitación bajo las sábanas.
Las pocas veces que entré a hablar con él no conseguí resultado.
Parecía un muerto viviente.
Tenía ojeras, los ojos rojos, una incipiente barba.
Había perdido su energía, su alegría, su vitalidad...
No podía continuar así.
La pérdida de su padre le afectó mucho, especialmente porque estuvo ahí cuando murió. Ni siquiera quiso ir al entierro. No tenía fuerzas para ello. A eso debemos sumarle el hecho de que la imagen que tenía de su tío querido se resquebrajó totalmente al enterarse de que había sido él la persona que abusó de mí y el causante de la muerte de su padre.
Se dio cuenta de los motivos de su comportamiento.
Al conocerme, me trató como lo hizo por la educación que su tío le dio y las cosas que le inculcó.
Se portó como un violador porque fue criado por uno.
De hecho, seguía en busca y captura, escondido como la rata que era, pero estaba segura de que la policía lo encontraría.
Todos habían venido a intentar animar a Aiden: Sam, Carter, Rebecca, Millie, incluso Logan, Daphne y Olivia le ofrecieron sus condolencias, pero él no quería ver a nadie.
Creo que de alguna forma se sentía culpable por no haberle dicho en vida a su padre cuánto lamentaba todo lo que había pasado entre ellos y que lo único que quiso siempre fue su amor.
Por cierto, ahora Vanessa había quedado viuda, pero, para su mala suerte, no estaba incluida en el testamento. Toda la fortuna del fallecido había pasado a manos de sus hijos. Eso sí, la criatura que llevaba en el vientre la amparaba. La muy interesada, incluso en estos momentos, solo pensaba en el dinero.
Con el tiempo Aiden comenzó a salir de su agujero, habló más, se alimentó, durmió mejor. En resumen, estaba recuperando su brillo habitual.
Finalmente había dejado fluir todo.
Cuando suprimimos nuestro dolor acaba consumiéndonos... Eso me lo enseñó él.
Hoy me había pedido que lo acompañara al cementerio a ver la tumba de su padre.
Nos encontrábamos allí en estos precisos instantes.
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Todo lo que siento
Teen FictionPerseguida por los fantasmas de su pasado, Mia West perdió la motivación para vivir, volviéndose temerosa y solitaria. Por azares del destino conoce a un chico que revivirá todos los sentimientos que ella creía enterrados. Aiden Thunder vive en un...