Hoy es 17 de noviembre.
Sé que no saben lo que eso significa, así que les explicaré.
Hoy es el cumpleaños de Sam.
Me dirigí hacia la habitación de Aiden y toqué la puerta.
—Adelante.
—Aiden, ¿ya estás listo?
—Casi. Estoy terminando de envolver el obsequio de Sam.
Miré ese objeto al que él llamaba obsequio envuelto.
—¿Qué se supone que es eso?
—Ya te lo dije, la envoltura del regalo. Sé que es una mierda, pero lo que cuenta es la intención, ¿no? Además, no entiendo por qué hay que envolver los regalos si después van a romper la envoltura.
—¿Estás consciente de que si le das esa cosa a Sam, te va a castrar?
—Lo sé. Ya lo intentó cuando cumplió 12 y le regalé una muñeca calva con bigote.
—Típico de Sam ––comenté, sonriendo mientras rodaba los ojos—. Y también de ti.
—¿Puedes ayudarme a envolverlo? ––me pidió.
—Claro.
—Listo ––anuncié al terminar—. Por el bien de todos dile que lo envolviste tú.
—Eso haré. Amo mucho mis testículos.
Ok. Ese detalle hubiese preferido no saberlo.
—¿Bajamos? ––sugirió.
—Sí, claro. Millie y Carter nos están esperando.
Mientras nos dirigíamos a la sala de estar pude percatarme de que Aiden estaba… diferente.
Desde el día que visitamos la playa está menos problemático.
Creo que hoy es el día que lo he visto más feliz desde que lo conozco.
—Hola, chicos ––saludó cuando bajamos las escaleras.
—Hola ––le devolvió el saludo Carter.
—¿Desde cuándo eres tan bueno envolviendo regalos? ––preguntó Millie, desconfiada.
—No digas nada. Con suerte Sam no recuerda que soy pésimo en esto.
—Después de aquella muñeca calva lo dudo ––comentó la pelirroja.
—Por favor, no exageres. Tampoco fue un regalo tan malo ––le restó importancia Aiden.
—Sam te persiguió con un palo por todo el jardín durante 5 minutos ––añadió Millie.
—No me lo recuerdes. Tiene una resistencia la muy cabrona.
Me hubiese gustado ver esa escena.
Me pregunto qué le va a regalar ahora.
Estábamos los cuatro sentados en el sofá. Carter y yo en los extremos por las razones que ya conocen. Millie estaba entre su primo y Aiden y yo junto a este último.
Pasó un largo tiempo, pero finalmente la cercanía del chico de ojos verdes no me incomodaba.
—Cuánto tarda Sam ––se quejó Millie.
—Debe estar a punto de llegar ––emitió Sue, la cual se había incorporado a la espera para darle un regalo a Sam y felicitarla.
De pronto, escuchamos el sonido del timbre.
—¡Yo abro! ––chilló Sue, emocionada, mientras iba rápidamente a abrir la puerta.
—¡Feliz cumpleaños! ––exclamó con los brazos extendidos. Sam entró y le dio un fuerte abrazo.
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Todo lo que siento
Teen FictionPerseguida por los fantasmas de su pasado, Mia West perdió la motivación para vivir, volviéndose temerosa y solitaria. Por azares del destino conoce a un chico que revivirá todos los sentimientos que ella creía enterrados. Aiden Thunder vive en un...