24 de diciembre.
Nochebuena.
Todos aman esta fecha.
La cena familiar, el árbol, la decoración, los muñecos de nieve, el ambiente cálido y acogedor…
La mansión tenía una chispa especial que nunca había visto.
La presencia de tanta gente querida era absolutamente mágica.
Ya era de noche y la cena estaba a punto de comenzar.
Al salir a la zona de la piscina, vi a alguien parado frente a ella.
Era un chico, el cual no pude observar con claridad, puesto que estaba de espalda y, aunque alrededor de la piscina había pequeñas lámparas, la iluminación no era suficiente.
—Disculpa, ¿tú quién eres? ––pregunté cautelosamente a una distancia prudencial del desconocido.
Él dio media vuelta.
Era muy alto. Traía dos pequeños aretes negros en sus orejas. Su despeinado cabello era negro azabache y su piel sumamente pálida.
—Tú debes de ser Mia.
—Ya sé quién soy, pero, ¿tú quién eres? ––le solté, un poquito descortés.
—Soy Papá Noel.
—Ja ja ja. No me causa gracia ––gruñí con sarcasmo.
—Esta casa está plagada de seguridad. ¿Crees que me colé para matarlos? Obviamente estoy invitado.
El chico comenzó a acercarse permitiéndome verlo mejor. Era muy atractivo. Tenía unos hermosos ojos grises. Traía las manos en sus bolsillos y caminaba con una despreocupación absoluta.
—¡Logan! ––escuché exclamar a alguien desde la casa—. Al fin te encuentro.
—¿Qué pasa, Carter?
Aquí todos (excepto yo, claro) saben quiénes son los demás.
—Mia, él es mi primo Logan. Es el hermano mayor de Millie ––lo presentó.
—Ya la chica y yo nos estábamos conociendo ––comentó el tal Logan.
Tenía una media sonrisa de diversión en su cara. Me pregunto si siempre sería así.
—Bueno, yo voy entrando ––dijo, alejándose hasta entrar en la cocina y desaparecer.
—Entremos ––le sugerí a Carter.
Estábamos a un metro de entrar en la cocina cuando me tomó del brazo, haciéndome girar y depositando un casto beso en mis labios.
—Últimamente estás un poco distante ––comentó con las manos en mi cintura.
—No, es tu imaginación. Estoy igual que siempre.
—¿Hice algo que te molestó? ––preguntó, preocupado.
—Para nada.
Luego tomé su rostro entre mis manos y comencé a besarlo.
He pensado que tal vez no he estado el tiempo suficiente con él. El amor no nace de la noche a la mañana. Con el tiempo aprenderé a quererlo y comenzaré a sentir deseo por él.
De repente, escuché una expresión de asombro un poco exagerada.
Al abrir los ojos y separar mis labios de los de Carter, vi quién era.
Mi madre.
Rápidamente me alejé de Carter.
—Mi niña tiene novio ––murmuró con las manos unidas, como si estuviera rezando.
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Todo lo que siento
Teen FictionPerseguida por los fantasmas de su pasado, Mia West perdió la motivación para vivir, volviéndose temerosa y solitaria. Por azares del destino conoce a un chico que revivirá todos los sentimientos que ella creía enterrados. Aiden Thunder vive en un...