Capítulo 4.

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Han pasado ya dos semanas de aquél partido con bronca incluida. Para los que os estéis preguntando como acabó, os he de decir que tristemente perdieron. Pero nadie le echó la culpa a Franky. Más allá de aquello, todos animaron a Franky en el día de después. Sabían que allí no sólo se habían perdido 3 puntos y un partido, posiblemente también a un compañero. Podría hundirse más en los recuerdos, y no superar de una vez la ruptura con Áfrika. Después de aquello, Franky sigue aun con Ana, incluso algo más cariñoso. Ya no pone excusas delante de nadie, y la besa o la abraza delante de sus compañeros. Digamos que la relación avanza, aunque sea a pasitos cortos. Ya que la única pega, por decir algo, es que tan solo tienen una media hora de intimidad para ellos dos. Esa media hora consiste en el paseo hasta casa de Ana, justo después de entrenar, y al tiempo que sobre en su portal. Está claro que Ana pide y quiere más, y ya son varias las veces que indirectamente ha invitado a pasar a dentro de su casa a Franky. Pero otra vez haciendo gala de su millón de excusas, consigue zafarse de la situación, alegando que o bien está sudado o cansado, o que ya habrá tiempo cuando no se encuentren los padres de ella en el interior. Que es pronto para conocer a sus padres. A Ana no le queda más que aceptar que todavía no puede ser, pero que pronto será. Pero en el último día que Ana invitó a Franky, y este se negó, le dejó dos opciones, sino quería que ella se enfadara, ya que apenas pueden estar juntos. Estas opciones eran que pasara adentro y estuvieran un rato a solas en su casa, o bien tenían que quedar todo un día a solas. Así que a regañadientes, Franky optó por aceptar la opción de pasar un día entero junto a ella. Total, si algún día querían dar el paso de ser algo más, que menos que compartir tardes juntos. No sólo un par de minutos.

Ambos acordaron quedar un viernes. Ella quería ir a la playa, ya que el tiempo acompañaba, y se encontraban ya a mitad del verano, y por una causa u otra, apenas había pisado la playa. Lo mismo le ocurría a él, que desde que llegó, solo había tenido tiempo para estar en la plaza y entrenamiento. Así que aquel día decidió no asistir, e irse con ella. Alrededor de las 3 y media de la tarde Franky fue en moto a buscarla. Ella no quiso causar mala impresión, y ya estaba en su portal esperándole. Llevaba un pantalón corto de color rojo, y una camiseta de tirantes que le transparentaba el biquini de lunares que llevaba. Con un leve salto se montó detrás de él, colocó sus manos en la barriga de el, por dentro de la camiseta. Le dijo un "llévame a la aventura" que le causó mucha gracia a Franky, y arrancaron. En esta ocasión Franky quiso alejarse de la playa donde siempre había ido con Áfrika, no fuera a ser que eso le trajera mala suerte. Decidió ir a una pequeña cala, que se encontraba algo lejos. También optó por ir hasta allí porqué la sensación de tener las manos de ella en su barriga le era muy agradable, así que nada mejor que alargar el viaje. Tardaron alrededor de media hora hasta que finalmente llegaron. Se bajaron de la moto, y Ana echó a correr hacía la arena. Franky sonreía mucho, ya que veía muy divertido el comportamiento de ella. Por un momento la perdió de vista, hasta que después de un par de segundos oteando la cala, la vio a ella ya en biquini, encima de una toalla, y con el brazo levantado, haciendo señales para que él se acercara. Tras llegar, y tumbarse, Ana decidió sentarse en la espalda de él, y echarle crema a la vez que hablaban y le daba un masaje.

Franky: A veces eres muy niña chica.

Ana: ¿Porqué?

Franky: No sé, me has recordado a cuando era pequeño, y al llegar cerca, venía corriendo a la playa. Para ser el primero en pisar la arena. Cosas de niños pequeños.

Ana: Soy una cría en muchas cosas. Me gusta serlo. ¿A ti no?

Franky: Hace ya tanto de eso, que ni me acuerdo.

Ana: Tierra llamando al planeta de los adultos amargados, ¿está Franky?

Franky: No soy ningún adulto amargado. (Se queja.)

Destino por casualidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora