Pergamino 18

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Ajusto la banda de la Alianza Shinobi en mi frente, amarro mi cabello en una cola de caballo baja y me coloco el chaleco de Konoha.

— Sakura, ya nos vamos.

Naruto pasa con cautela con Ursa dormida entre los brazos. Hasta dónde sé él más que nadie ha estado cuidándola.

— Sé que me estoy aprovechando de ti Naruto, pero protegela ¿si?

— No tienes que pedirlo Sakura.

La acerca para que me despida de ella pero sólo con ver su pelo blanco me duele el corazón. No estoy preparada, no puedo.

— Llegan tarde.

El rubio se queda un momento sin saber que hacer pero finalmente se va. Me siento un momento para asimilar el cambio que dio toda mi vida en los últimos días. Tocan la puerta y doy permiso con desgana, Sasuke se asoma con ojeras en los ojos pues ha estado cuidando de Itachi.

— Mi hermano despertó.

Me incorporo de inmediato y voy con él hasta el cuarto del azabache, Ino lo está ayudando a comer y a excepción de eso parece estar muy bien.

— Ino, Sasuke, ¿podrían dejarnos solos?

La rubia asiente e intercambia miradas conmigo para tranquilizarme, ella es a la única que le he contado todo lo que pasó. Sasuke se va a regañadientes, Itachi sólo se me queda viendo pero eso es suficiente para que me eche a llorar.

— Oh Itachi... Tenías razón, tenías razón en todo, debí escucharte.

Me arrodillo a lado de su cama y escondo mi rostro en su regazo, inseguro acaricia mi cabello en una reconfortante acción continua.

— Soy una imbécil, lo que he hecho ¡me arrepiento de todo! ¡Por mí murieron personas inocentes! Kiba, el Tercero...

Él deja que me desahogue y en ningún momento emite opinión, sólo una vez que acabo es que suspira y abre la boca.

— Yo también soy culpable, por mi culpa se dieron cuenta de que tú eras alguien especial.

— Pero yo ignoré las señales.

— Entonces somos cómplices.

Su condescendencia hace que mi llanto aumente, nunca pensé que lo consideraría un hermano mayor, aquel que me ayudaría a levantarme cuando haya caido en el más profundo de los abismos.

                            🍥

Por órdenes de Obito, Itachi y yo no formamos parte de ninguna división, estamos en dúo aunque el pelinegro todavía no me dice a qué se debió el cambio.

— Alto.

Comienza a examinar el ambiente buscando algo que yo no veo. Ha tenido activado su Sharingan todo el tiempo, me da la sensación de que estamos cazando algo.

— Podemos continuar.

Lo volteo a ver de reojo, es un hombre enigmático de eso no me cabe la menor duda.

— Me serviría mucho si me dijeras de qué va todo esto.

No me contesta pero casi puedo escuchar a su cabeza trabajar en qué decirme.

— ¿Guy-sensei te enseñó cómo combatir a un Uchiha?

— Mirando únicamente sus pies.

— ¿Sabes hacerlo tanto cómo él?

— Sí, de hecho Sasuke nos ayudó en el entrenamiento.

— Bien.

— ¿Sólo bien? ¿Enserio no me vas a decir de qué va todo esto?

Se mantiene en silencio, del tipo que no volverá a abrir la boca. Suspiro resignada a obedecerlo al pie de la letra, no es algo que me moleste, en éste punto a Itachi le confiaría mi vida.

— Cuando nos encontremos con él, no lo veas a los ojos.

— ¿Con el tipo enmascarado? — asiente— Tú sabes quién es ¿verdad Itachi?

Vuelve a asentir pero en ésta ocasión hay dolor en su mirada, hay mucho que no sé de él, ahora más que nunca me hubiera gustado ver toda la serie para enterarme de su historia.

                                🍥

— Está cerca...

Detenemos nuestro avance, lo veo moverse con rapidez para instalar múltiples trampas en el lugar. Nunca lo habían visto hacer eso, extrañamente sólo logra ponerme más nerviosa ¿Contra quién diablos nos estamos enfrentando?

De repente siento una presión en mi cabeza, cómo siempre que intentan meterme en un genjutsu. Intento dispersarlo pero me toma muchísimo tiempo lograrlo.

A mi lado Itachi ha sucumbido casi por completo pero él también logra deshacerse de el, aunque a diferencia mía se mantiene con los ojos cerrados. El enmascarado está aquí ¿Cómo diantres logró meternos en el genjutsu? No lo vi a los ojos, a menos que hubiera sido en una breve fracción de segundo en la que analicé el ambiente que nuestros ojos se cruzaron. De ser así éste sujeto es un maestro en la ilusión.

— Son los primeros en no caer.

Su voz suena molesta y me enfoco en mirar sus pies, lo escuchó reír y en unos minutos estoy rodeada por clones de sombra, o eso creía porque son diferentes, no desaparecen.

Mi enfrentamiento con uno se volvió en diez o más pero gracias a mi tipo de pelea puedo esquivar sus ataques, hasta que me lanza una bola de fuego, la más grande y masiva que he visto en mi vida.

Estoy preparada para recibir el impacto pero éste nunca llega, una especie de esqueleto me rodea y sólo es hasta que me encuentro con Itachi que se a quién le pertenece.

— No creí que otro Uchiha hubiera podido conseguir el Susanoo— dice el oponente con algo de respeto.

Itachi activa las trampas que son fácilmente burladas por el enmascarado, sin embargo en la última de ellas el azabache abre los ojos y un extraño fuego negro quema su máscara.

El tipo se retira dándonos la espalda y como puede se libra de la máscara para que el fuego no lo alcance. Se queda quieto por unos minutos para al final reírse.

— Eso era lo que querías, pero tengo curiosidad ¿por qué tanto afán en ver mi rostro?

Me aventuro a levantar la mirada pues la curiosidad me ha ganado, el tipo se voltea lentamente dejándome ver su cara. Tiene el pelo corto y negro como la mayoría de los Uchiha, es atractivo pero una cicatriz le cruza los párpados derechos de lado a lado.

Itachi también ha abierto los ojos para mirarlo fijamente, está sufriendo y aún no entiendo por qué.

— ¿Cómo llegaste a esto? Eras un héroe...

El sujeto forma una mueca burlona y frunce el ceño a las extrañas palabras de Itachi.

— No te conozco, nunca te había visto en mi vida pero has sido un problema desde el principio.

— ¿Lo conoces Itachi?

A pesar de ser el enemigo, ambos volteamos ansiosos de que Itachi responda a mi pregunta.

— Sí, es Uchiha Shisui.

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