Miedo e Inseguridades

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Parecía como si Regina le hubiera leído los pensamientos a David durante su abrazo familiar, ella fue quien primero se separó del beso y pegó sus frentes aún respirando el mismo aire, abrió los ojos y al mirar hacia abajo no vio más que los ojitos y la sonrisa de Ruth disfrutando del derroche de sentimientos entre sus padres, todavía permanecía abrazada a su cintura y podía sentir el vínculo mágico entre las dos, pero mientras David la seguía abrazando era como si ese vínculo cobrara fuerza.

"¿Listo para ir a casa?, dijo Regina separándose, ahora de sus brazos y dejando a David muy confundido, sin mencionar una palabra, ella leyó su expresión y abrió su mano donde sostenía una habichuela mágica y notó que la confusión de David aumentó.

"Mi madre", no explicó más porque enseguida tenía a David nuevamente encima ahora besándola con más fervor.

Su reacción era comprensible, irían a casa, ese viaje había sido muy importante para él, pero también era un regalo poder regresar a casa.

Regina veía el fin de sus días felices aproximarse, el momento en el que tuviera que escuchar de sus propios labios, que todo había terminado, que todo no fue más que un lindo sueño, que tendría que regresar con su verdadera esposa, la madre de su hija Emma y su amor verdadero, pero ella no podía permitir que su corazón volviera a romperse en mil pedazos, eso no lo permitiría, por lo que allí en medio del beso tomó una decisión, ahora ella tenía que estar fuerte, por sus dos hijos quienes dependían de ella y de nadie más.

Ruth quien ya no estaba abrazada de su madre seguía deleitándose con la actitud de sus padres, era adictivo sentir su amor, podría permanecer así para siempre, era lo que expresaba su pequeña y tierna carita la que fue sorprendida por la mirada de sus padres quienes ya no se besaban, ahora la admiraban como queriéndola retener para siempre en sus pupilas, se sentía tan lindo haber recuperado a sus padres, no era que su abuela la hubiese tratado mal, pero siempre sintió que le faltaba algo y ahí estaba, delante de ellos y lo mejor era que la expresión de sus rostros le decía claramente lo mucho que la amaban.

"¿Nos vamos?", preguntó Regina y David estaba tan embobecido mirando a Ruth que no quiso hablar, solo hizo un gesto con su rostro, entonces Regina le extendió la mano a su pequeña quien inmediatamente se unió a ellos.

Después de abrir el portal y llegar a Storybrooke, miraron para todos los lugares, estaban junto al pozo el cual Rumple había utilizado para traer la magia al pueblo. El silencio invadió el lugar, la emoción de haber regresado recorría por sus cuerpos, pero Regina sentía algo más fuerte que emoción, lo sabía porque su corazón le dolía, de pronto sus ojos se cruzaron con la intensa mirada de David.

"¡Mi amor!", la llamó David mientras levantaba una mano para acariciar sus mejillas, había leído su mirada, y no se equivocó.

Regina no pudo emitir sonido alguno, solo disfrutaba de ese gesto tan tierno, aunque fuese por última vez, él también se sumió en ese profundo silencio, sabía que ella trataba de superar la mezcla de emociones que la estaba abrumando, decidió no decir nada, Regina Mills no creería nada de lo que él pudiera decir en estos momentos, no podía hacer nada, la mujer que tenía entre sus brazos era terca y él no se molestaba, la amaba aún más, por ser tan fuerte, por no querer mostrar sus miedos, sus debilidades, sus inseguridades, sabía que tendría que trabajar mucho para lograr derribar todas y cada una de esas barreras que ella misma había puesto para proteger su corazón.

Luego de un instante de haberse deleitado con la suavidad de su piel, no esperó más y besó sus labios, quería transmitirle seguridad, fortaleza, confianza y sobre todo, quería demostrarle que la amaba mucho y que era con ella con quien quería estar.

Jamás te olvidaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora