Inevitable

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David fue el primero en despertar y a su lado estaba Regina quien también había abierto los ojos, él se levantó y le extendió la mano para ayudarla a levantarse, de inmediato miraron por todos los alrededores y los niños no estaban, comenzaron a buscarlos sin tener éxito hasta que salieron de las minas, por el camino se encontraron con Emma.

“Ahí están, los he buscado por todas partes”, dijo Emma sin aliento.

“¿Qué sucede”, preguntó Regina, no le gustó nada la urgencia de Emma.

“Respira y explícanos para poder entender lo que está ocurriendo”, dijo David y Emma se calmó un poco, pero no tanto, lo que estaba ocurriendo no era para tomárselo con calma.

“Las personas que activaron el diamante para destruir a Storybrooke, fueron enviados de Peter Pan y acaban de saltar a un portal…”, se detuvo, la situación era más complicada de lo que creían, “y se llevaron a los niños”, lo dijo sin pensarlo más.

“¡Que estás diciendo, Emma!”, exclamó Regina no podía ser, sus hijos estaban con ella hacía solo segundos.

“Rumple cree que se los llevaron a la isla de Nunca Jamás…”, comenzó a explicar Emma, pero Regina la interrumpió, si el hechicero estaba en esto, nada bueno podía venir de su colaboración.

“Emma, no quiero a Rumple involucrado en esto”, advirtió Regina e inmediatamente escuchó una voz muy conocida.

“Muy tarde para eso mi querida, además sin mí no podrán lograr vencer a Peter Pan”, alardeó Rumple y Regina lo fulminó con su mirada de Reina Malvada.

“¿y cuál es el precio Rumple?”, preguntó Regina muy desafiante, aunque no le gustaba para nada la idea de tener que depender de él y sospechaba de su actitud, la vida de sus hijos estaba en peligro, no era tiempo para ahondar en ese tema en estos momentos.

“No tengo ningún precio, si ofrecí mi ayuda fue porque Peter Pan ha sido un tema que he tenido pendiente hace ya mucho tiempo…” Regina no se creía el cuento y con eso menos, por lo que lo interrumpió.

“Y nosotros haremos tu trabajo sucio, ¿no es cierto?”, adelantó la conclusión, conocía muy bien a su mentor.

“Se podría decir, pero si te sirve de consuelo, estaré en el pueblo para protegerlo en su ausencia”, Rumple sabía que ante estas palabras todos se quedarían tranquilos, no podía decir abiertamente que ya había hecho un trato con otra persona, aunque por la actitud de la reina, ya sus conclusiones eran más que acertadas.

“¿Qué tenemos que hacer?”, preguntó Emma, no podían perder más tiempo.

“Síganme”, dijo Rumple y comenzó a caminar, todos lo siguieron.

El camino transcurrió sin comentario alguno, nadie se atrevió a decir nada, David iba tomado del brazo de su esposa y Regina, aunque no estaba para esos detalles no podía negar que verlo en brazos de Snow, tan amoroso le hervía la sangre de los celos, por lo que tuvo que disimular para no quedar delatada.

Cuando llegaron a su destino, se sorprendieron, todos conocían muy bien ese lugar, el primero en hablar fue David.

“¿La mansión del hechicero?”, preguntó muy sorprendido.

“ya les había dicho antes que hay un portal oculto aquí”, no dijo más y con un gesto de su mano hizo que todas las puertas abrieran con magia para darles paso.

Cuando entraron, había un amplio salón muy elegante, con una lámpara de techo muy decorada con diamantes y cristales blancos, la cual le daba un toque mágico a la mansión, no pasó desapercibido por Rumple que esa lámpara era la clave de todo, con un movimiento de su daga hizo aparecer el portal, era una puerta con los mismos adornos de la lámpara, eso no era coincidencia.

Jamás te olvidaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora