0

2.2K 134 4
                                    

Los Santos.
Viktor Volkov comisario de la ciudad de los Santos, soldado ruso, firme. Franco tirador de primera y padre soltero.
Era difícil llevar dos secretos a la vez. Su pequeño niño de ojos azules estaría en peligro si alguien llegara a saber quién era el padre y no pensaba poner en riesgo a aquel pequeño ser que había llevado por nueve meses. Ahí se mostraba su segundo gran secreto; su transexualidad.
Era difícil dejar a su pequeño ángel con Conway, él había dejado la policía, obligado a ser FBI. Viktor pensaba que en la sede su pequeño estaría más seguro.

Más difícil se le hacía cuando su hijo preguntaba por su madre, teniendo que explicarle que él era su gestante.
- Entonces, ¿Dónde está papá? - Le preguntó un día.
No supo que responderle.
Él había desaparecido años atrás. Antes de que Vania naciera. Ni le había consultado que nombre quería para su hijo, después de todo, tampoco planteaba criarlo con ese hombre. Había sido un pequeño desliz, bueno, un gran desliz donde tuvo que planear al dedillo su embarazo, pues no era fácil tres tantos años con testosterona.
Fue casi un milagro que su pequeño naciera.
Y por encima de todo, no dejaría que nadie le hiciera daño.
- ¿Es Conway mi padre? - otro día preguntó, conforme más crecía, más quería saber acerca de su padre. No culpaba su curiosidad, pero prefería que no se enterará de quién era.
- No. - Dijo simple siguiendo con su labor de cocinar algo para cenar. Ese día había sido algo duro. Y no quería pagarlo con su hijo. - Vania, ¿has terminado tus deberes? - Le preguntó, con calma. Su hijo era muy aplicado a sus estudios.
- Sí. - Respondió, con su misma simpleza. - Papá, quiero conocer a mi padre. - Rogó, Viktor se dio la vuelta con un suspiro. - Tengo 15 años, quiero conocerlo.
- Hijo, por favor... - Le susurró con calma. - No sé dónde está. Él de fue hace muchos años, y no quisiera que lo conocieras.
- Pero eso no es decisión tuya, yo quiero conocerlo. - El mayor de los Volkov suspiró con fuerza, cansado. - Vivo escondido porque mi padre es comisario, ¿qué tan malo puede ser conocer a mi otro padre? ¿Acaso es un delincuente? - Su padre río un poco, algo raro y miró hacia otra parte. - ¿¡Lo es!?
- Pon la mesa y tal vez algún día te diga su identidad. - Le propuso, sabiendo que ese era un tema que volvería a resurgir y volvería a buscar algo para no hablar de ello. Acarició el pelo gris de su hijo antes de que rechistara. - Vamos, he hecho pelmini. - El adolescente suspiró, resignado ha hacer lo que su padre pedía. Sabía que no sería fácil sacarle información por algo era el comisario de los santos y buen amigo del FBI.
Entonces pensó que tal vez su otro padre era Horacio, otro agente del FBI el cual había visto de vez en cuando. Jack siempre le dijo que Horacio estuvo enamorado de su padre y quería una relación seria con él.
El menor pensaba mientras veía a su padre comer en silencio. Se le notaba cansado.
Una llamada entrante hizo que su padre se levantará de la mesa, seguramente sería Conway. Sólo hablaba con él, cortando todos los lazos con otras personas. Vania jugó con su comida, escuchando la conversación. Cosas del caso que estaba llevando el FBI. Él lo conocía bien, por alguna extraña razón, Jack siempre lo trataba como si fuera su hijo, mostrándole con orgullo todos los descubrimientos que hacía. Seguramente por el hecho de que él le recordaba a su hijo Matthias, como ya le había confesado su padre una noche. No entendía en que se parecía él y ese tal Matthias, solo sus ojos eran del mismo color, pues por lo demás, se parecía a su padre. Y le gustaba, le gustaba ser frío y calculador, aunque a veces era un tanto impulsivo... Y seguro que crecería aún más cuando fuera adulto, solo media 170cm, algo raro para ser hijo de un Volkov, según le explicó su padre, él tendría que medir cerca de 2 metros. Miró hacia el techo, ¿y si su otro padre era más bien bajito? Pensaba mirando al techo mientras tenía un pelmeti en su boca. Suspiró viendo como su padre charlaba amenamente con ese hombre, ahora preguntado por su estado, Conway era bajito, más bajo que su padre... Y siempre se preocupaba por él... ¿Y si su padre le había mentido? No sería la primera vez que lo hacía para guardar algún secreto. Como aquella vez que dijo que no podría asistir a ese teatro en primaria y lo pilló yendo de incógnito. O aquella vez que fingió ser un ladrón para ver cómo se defendía... Terminó retirando el plato viendo cómo su padre sonreía con Jack al otro lado del teléfono.
Ciertamente él podía ser. Su padre sonreía cada vez que hablaba con él, sin entender el porqué. Pues con nadie más lo hacía.
Finalmente se apoyó en la mesa viendo a su padre caminar de un lado a otro hablando, mientras Vania se hacía ideas en su mente.
Tendría que descubrir quién era su otro padre.

Viktor estaba solo en su cama, viendo el hueco vacío que había a su lado izquierdo, el lado de la ventana.
Eran noches donde recordaba su pasado, aunque no quisiera. Se tocó su cabeza, justo donde García había disparado años atrás. Aún recordaba el dolor y su sentimiento de traición, que estúpido se había sentido pensando que ninguno de esos dos le haría algo.
No mentiría, se lo esperaba de García, él nunca le tuvo mucho aprecio. Pero, ¿Horacio? Eso sí que le dolió. No había sido lo mismo desde aquel momento.
Miró el techo, sus recuerdos se a galopaban en su cabeza.
Recuerdos de besos, de risas aconjunto para terminar ahí... Postrado en la cama esperando a que su bebé sobreviviera.
Se tocó el vientre, recordando ese amargo momento. Conway a su lado, no quería ver a Horacio.
Conway confesandole qué Gustabo estaría en un psiquiátrico.
Ahí fue cuando le pidió a Jack un único favor; no decirle a ninguno de esos dos quien era el padre de Vania y que nunca conociera a ninguno de los dos.
Pero ya habían roto una promesa, Horacio sabía de su existencia e incluso había pasado tiempo con él.
Sabía que Horacio era parte del FBI pero no confiaba, su rodilla aún dolía por culpa de ese tiro.
Y había escuchado que Gustabo saldría pronto, y querían que también fuera FBI.
¿Qué clase de locura era esa? Un loco en el FBI, ¿quería que desmantelara mafias o se volviera a unir a una?
Ahora sí que no quería que Vania volviera a la sede, aunque tuviera que llevarlo con él a comisaría.
Por mucho que a Jack le molestará, Vania era su hijo y él decidiría por el bien de su pequeño retoño.

¿Tenías que ser tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora