Epílogo

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Cassie Walker, cinco años después...

Reunidos en nuestra antigua casa, que ahora pertenecía solo a Tyler, quien vive con su preciosa esposa Sara y su pequeño bebé recién nacido.

Entramos junto a nuestro hombrecito de cinco años, que revolotea por todos lados, es un niño muy hiperactivo y gracioso al igual que su padre. Doy una mirada a mi hombre, luce perfecto con su perfilada barba. Enarca su ceja con preocupación cuando Mathew da saltos como rana para entrar a la casa.

— Cuidado Mathy — dice su padre tras él, con cuidado de que no se haga daño — Ve y saluda a tu tío Mike — sugiere cuando abre la puerta.

Entramos y lo primero que vemos es a Dana recostada sobre el sofá mientras Mike masajea sus pies hinchados.

— ¡Tío Mike! — chilla Mathew, abalanzándose sobre él.

— ¡Sobrino Mathew! — bromea dándole un apretado abrazo.

Me siento junto a Dana y acaricio su gran estomago.

— No aguanto otro día más — se queja mi amiga.

— Solo un mes más y las niñas estarán aquí y tu estomago ya no molestará. — aliento entre risas, mientras la ayudo a acomodarse.

Dana King, mi pequeña y amorosa amiga está embarazada de dos preciosas niñas, gemelas. Me alegraba ver que por fin habían logrado concebir, ya que llevaban tiempo intentándolo, justo después de que todos saliéramos con éxito de la universidad. No tomaron en cuenta la genética de los King, por lo que no esperaban tener dos niñas al mismo tiempo.

Sara aparece cargando al pequeño Hunter y yo me levanto para cederle el asiento.

— Amiga, no es necesario.

— Claro que si, quédate ahí cómoda, yo estoy bien. — sonrío.

— Eres dulce, como el caramelo. — bromea lanzándome un beso.

— Si... quién lo diría — suspira la rubia.

— Si que graciosas — volteo los ojos, riéndome con ellas.

— Hola preciosas — Tyler nos saluda con entusiasmo.

Se reúne con los chicos, en el patio de atrás donde llevan a Mathy para jugar. Nosotras aprovechamos nuestro tiempo de chicas para hablar de cosas al azar y poder arreglar todas las cosas para nuestras vacaciones en la casa de veraneo de la familia King, familia en la que ya pertenecen mis dos amigas.

Tomo mi teléfono para enviar un mensaje a Harry, para avisarles que pronto tomaríamos rumbo para así llegar al mismo tiempo. Él y Haze habían decidido no tener hijos por el momento, les bastaba con tener muchos sobrinos con los cuales divertirse.

Luego de enviar el mensaje, alisté las últimas y observé todo lo que estaba en la entrada, con el afán de que nada faltara. Recogí un par de juguetes de Mathy que estaban esparcidos por el suelo y los metí a su pequeña mochila.

Escucho el llanto de Mathew y mi corazón se acelera instantáneamente, veo como entra corriendo a mis brazos. Me inclino con delicadeza y lentitud, hasta quedar a su altura para recibirlo con los brazos abiertos, aprieta sus manitos en mi blusa y solloza empapándola. Ashton me mira desde la entrada con un sándwich en la mano y su cara pálida.

— ¿Qué pasó pequeño? — pregunto separándome un poco.

— Me caí — informa mostrando sus rodillas un tanto rasguñadas.

— Tranquilo no paso nada. — lo tranquilizo envolviéndolo con mis brazos.

Doy una mirada a su padre quien nos mira con preocupación.

— Todo está bien. — aseguro para que el color vuelva a su cara.

Suspira con una mano en su pecho y vuelve a salir por la puerta.

Dramático.

Nació así, qué más da.

— Mami — solloza Mathy tirando de mi blusa.

— ¿Si cielo? — digo acariciando su mejilla, limpiando las gotitas de sus ojos.

— ¿Me traes mi pan? — pregunta con ternura, tocando su estomago.

Me rió a carcajadas mirando sus pequeños ojos cristalizados por las lágrimas, asiento y me levanto, lo tomo de la mano y lo siento entre sus tías, quienes lo llenan de besos y eso es lo que más le gusta recibir.

Mathew siempre será un mini Ashton. Los recuerdos de aquella noche en que limpié las heridas de un Dawson idiota, ebrio y golpeado llegan a mi memoria y vuelvo a sonreír, mirando cómo es que es idéntico a su padre, hasta para pequeñas cosas como esta.

Luego de limpiar las heridas de mi hijo y cuando ya todos estábamos preparados para marcharnos, hicimos justamente eso. Nos metimos a nuestros autos correspondientes y dimos paso a las maravillosas vacaciones que ya comenzaban, como todos los años.

Como de costumbre eché una mirada hacia atrás para ver como Mathy devora su sándwich, observo los hermosos ojos de mi esposo, como estos brillan y se ven casi celestes al impactar el sol directo en ellos. Suspiro enamoradísima, el vuelve su vista hacia mí y me regala su dulce sonrisa.

— Te amo, preciosa. — dice como de costumbre.

— Y yo a ti, ojos azules.

Sonrío acariciando su cara, él toma mi mano y deja un beso en la palma de esta. Me suelta unos segundos y sube el volumen de la radio. Ensancha aún más su sonrisa y comienza a silbar al mismo tiempo en que lo hacen en la canción. Tarareamos la canción por un momento hasta que llega nuestra parte favorita, nos miramos con complicidad y al mismo tiempo echamos una mirada al asiento trasero, donde Mathy aplaude con mucha felicidad sabiendo lo que va a suceder.

I'll follow you into the park, through the jungle, through the dark. Girl, I never loved one like you. — me canta con el brillo intacto en sus ojos.

(Te seguiré dentro del parque, a través de la jungla, a través de la oscuridad. Chica, nunca he amado a alguien como tú).

Moats and boats and waterfalls, alleyways and payphone calls. I been everywhere with you — canto con el telefono en mi mano, como si fuese un microfono.

(Fosos, botes y cascadas, callejones y llamadas telefónicas. He estado en todas partes contigo).

That's true — agrega Ashton.

(Eso es verdad)

Laugh until we think we'll die, barefoot on a summer night. Never could be sweeter tan with you. — continua cantando.

(Reímos hasta creer que moriremos, pies descalzos en una noche de verano. Nunca podría ser más dulce que contigo).

Es mi turno:

And in the streets you run a-free, like it's only you and me, geez you're something to see.

(Y en las calles corres libre, como si solo fueramos tu y yo, dios eres algo que merece ser visto).

¡Oh, home! Let me come home, home is wherever I'm whit you. — cantamos al unisono, mientras volteamos para ver a nuestro hijo.

(¡Oh, hogar! Déjame ir a mi hogar, hogar es donde sea que esté contigo).

Sonreímos con felicidad, acaricio nuevamente la cara de mi increíble hombre y esta vez el acaricia mi barriga, siento como nuestro pequeño Charles patea mi estómago, imagino que disfrutando la canción al igual que su hermanito, quien sigue aplaudiendo al ritmo de la música.

Miro hacia atrás y luego a mi costado y no puedo dejar de pensar una y otra vez lo afortunada que soy al tener una familia tan grande y maravillosa. Nunca antes fui tan feliz.

Y por supuesto lo seremos el resto de nuestros días.

Concuerdo contigo, vocecita.

¿Fin?

Fin.

Yo nunca, nunca [TERMINADO] [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora