Prologo

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Shaina miraba todo el santuario desde la ventana, tenia un mal presentimiento, sentia que algo muy malo iba a pasar

-¿que tienes?- preguntó alguien tras ella, la peliverde giró para mirar a esa persona

-no es nada, tranquila, Marin- trató de sonreir pero no lo consiguió

-mentirosa- la pelirroja se sentó junto a la cuna que habia en la habitación

-solo estoy pensando en muchas cosas

-¿en serio? ¿en que?

-emm... -no quería decirle la verdad asi que usó otra alternativa- en la bebé

-tranquila, nada va a pasarle y menos contigo cuidandola- la pelirroja le sonrío con sinceridad para luego mirar a la bebé de apenas unos meses

-eso no quita el hecho de que me preocupe

-jamas pense verte asi

-¿asi como?

-angustiada por algo que no fuera entrenar... pero aqui estas, pensando en una pequeña

-es obvio que pienso mucho en ella, es mi hija a fin de cuentas

-si, lo se, solo esperemos que Lia no haya heredado tu carácter

-Esa niña sera mi viva imagen, eso te lo puedo apostar

Muchos años despues, Marin miraba el santuario desde una pequeña colina, recordaba esa platica como si hubiera sido ayer. Una lágrima traicionera escapó de sus ojos al rememorar a la que habia sido su mejor amiga, pero la secó rápidamente al ver una de las doncellas del santuario corriendo hacia ella

-¿que ocurre?- le preguntó cuando al fin llegó a su lado

-El señor Milo, volvió de su misión, esta herido- contestó tratando de regular su respiración

Sin pensarlo un segundo salió corriendo seguida de la doncella con dirección al octavo templo, si la mision no habia matado a Milo ella lo haría por irresponsable

La búsqueda de ShainaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora