Seis años después.
-¿Mamá estas segura que podrás?
Amelie estaba dispuesta a no ir a trabajar ese día, tal vez podría meter un permiso para faltar, su jefe comprendería alguna excusa que ella pudiese inventar. Dejar a su madre y a su hijo enfermo a solas no le parecía buena idea. No porque sintiera que su madre fuese incapaz de cuidar de un niño pequeño. Sino porque prefería cuidar ella misma a su hijo como lo había hecho el fin de semana.
-No es la primera vez que me quedo sola con Dani, lo sabes.
-No quería decir eso, sino que... sabes que ha estado enfermo estos días y se vuelve algo difícil.
-Vete tranquila, cuando regreses veras que todo sigue en calma.
Amelie se acercó a su pequeño Daniel y le movió la melena castaña con rizos.
-¡Mami! – Chilló el pequeño y movió la cabeza.
-¿Me prometes que hoy te portaras bien?
-¿Tengo que ir al colegio?
-Tienes el permiso de faltar por la gripe, más tarde le enviaré a la abuela tus tareas, aunque hoy no vayas no quiere decir que faltaras a tus deberes.
-Pero mami, estoy chiquito y enfermo, no puedo hacer mucho.
-Si haces los deberes hoy nos quedaremos hasta tarde a ver una película y comeremos palomitas y helado. ¿Podemos tener un trato?
El niño sonrío al escuchar helado.
-¡Helado! ¡Si! – Se puso de pie en el sillón y comenzó a brincar.
-¿Me prometes que te portaras bien?
Amelie le sostuvo la mano y le indicó que se sentara de nuevo.
-Mami – levanto la mano en el aire. – te prometo que me portare bien, haré mi tarea y me comeré la comida de la abuela.
Su mamá le chocó la mano y le beso la regordeta mejilla.
-Bien, entonces podré irme a trabajar tranquila. ¿Sabes que te amo de aquí a la luna y de regreso por cinco veces más? – Junto ambas frentes.
-Lo se mami, y yo te amo a ti mucho más.
El niño le beso la mejilla a su madre y se quedó en el sillón mirando su caricatura favorita.
-Cualquier cosa mamá por favor no dudes en llamarme.
-Ve tranquila Amelie, se cuidar de mi nieto.
Amelie le beso la frente a su madre y le dio indicaciones del medicamento, le prometió volver antes de lo normal para cuidar al pequeño Daniel y poder darle un descanso.
Tomó su bolsa, chaqueta, se alisó la falda, miró de nuevo a su hijo con el corazón estrujándole. Y tomó las llaves de su Peugeot 5008 azul.
Salió de su pequeño departamento, camino hacia el estacionamiento y se monto en su auto para incorporarse a la avenida principal. Su celular y los altavoces del auto estaban conectados, así que avanzo en el pequeño trafico escuchando a Kesha, una de sus cantantes favoritas cuando se trataba de iniciar el día con ánimo.
Los acordes de Woman se escucharon dentro del auto y le hicieron mas ameno su trayecto al trabajo. Sus dedos en el volante comenzaron a tomar sentido propio y golpeaban el tapiz de manera rítmica.
El día parecía marchar bien. Sin inconvenientes en casa y un trafico moderado. Las personas que no trabajan un lunes o que mantenían el turno de la tarde se encontraban corriendo por la acera, tipo ejercicio matutino o paseando a sus perros. La mayoría de sus vecinos a diferencia suya eran personas ya adultas, algunas retiradas y otras con un horario flexible de trabajo. Algo que ella admirada, porque su trabajo solía ser tan demandante que los tiempos con su hijo de convivencia a veces eran cortos.
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Solo esta noche.
Teen FictionLa vida a veces puede ser un poco desafiante o en este caso ser un completo caos. Amelie Stone ha pagado con creces cada error de su vida, que enamorarse es el menos permitido. Tiempo atrás pensaba vivir su sueño, pero una inoportuna decisión le hi...