Capitulo 2

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Seis años después.

-¿Mamá estas segura que podrás?

Amelie estaba dispuesta a no ir a trabajar ese día, tal vez podría meter un permiso para faltar, su jefe comprendería alguna excusa que ella pudiese inventar. Dejar a su madre y a su hijo enfermo a solas no le parecía buena idea. No porque sintiera que su madre fuese incapaz de cuidar de un niño pequeño. Sino porque prefería cuidar ella misma a su hijo como lo había hecho el fin de semana.

-No es la primera vez que me quedo sola con Dani, lo sabes.

-No quería decir eso, sino que... sabes que ha estado enfermo estos días y se vuelve algo difícil.

-Vete tranquila, cuando regreses veras que todo sigue en calma.

Amelie se acercó a su pequeño Daniel y le movió la melena castaña con rizos.

-¡Mami! – Chilló el pequeño y movió la cabeza.

-¿Me prometes que hoy te portaras bien?

-¿Tengo que ir al colegio?

-Tienes el permiso de faltar por la gripe, más tarde le enviaré a la abuela tus tareas, aunque hoy no vayas no quiere decir que faltaras a tus deberes.

-Pero mami, estoy chiquito y enfermo, no puedo hacer mucho.

-Si haces los deberes hoy nos quedaremos hasta tarde a ver una película y comeremos palomitas y helado. ¿Podemos tener un trato?

El niño sonrío al escuchar helado.

-¡Helado! ¡Si! – Se puso de pie en el sillón y comenzó a brincar.

-¿Me prometes que te portaras bien?

Amelie le sostuvo la mano y le indicó que se sentara de nuevo.

-Mami – levanto la mano en el aire. – te prometo que me portare bien, haré mi tarea y me comeré la comida de la abuela.

Su mamá le chocó la mano y le beso la regordeta mejilla.

-Bien, entonces podré irme a trabajar tranquila. ¿Sabes que te amo de aquí a la luna y de regreso por cinco veces más? – Junto ambas frentes.

-Lo se mami, y yo te amo a ti mucho más.

El niño le beso la mejilla a su madre y se quedó en el sillón mirando su caricatura favorita.

-Cualquier cosa mamá por favor no dudes en llamarme.

-Ve tranquila Amelie, se cuidar de mi nieto.

Amelie le beso la frente a su madre y le dio indicaciones del medicamento, le prometió volver antes de lo normal para cuidar al pequeño Daniel y poder darle un descanso.

Tomó su bolsa, chaqueta, se alisó la falda, miró de nuevo a su hijo con el corazón estrujándole. Y tomó las llaves de su Peugeot 5008 azul.

Salió de su pequeño departamento, camino hacia el estacionamiento y se monto en su auto para incorporarse a la avenida principal. Su celular y los altavoces del auto estaban conectados, así que avanzo en el pequeño trafico escuchando a Kesha, una de sus cantantes favoritas cuando se trataba de iniciar el día con ánimo.

Los acordes de Woman se escucharon dentro del auto y le hicieron mas ameno su trayecto al trabajo. Sus dedos en el volante comenzaron a tomar sentido propio y golpeaban el tapiz de manera rítmica.

El día parecía marchar bien. Sin inconvenientes en casa y un trafico moderado. Las personas que no trabajan un lunes o que mantenían el turno de la tarde se encontraban corriendo por la acera, tipo ejercicio matutino o paseando a sus perros. La mayoría de sus vecinos a diferencia suya eran personas ya adultas, algunas retiradas y otras con un horario flexible de trabajo. Algo que ella admirada, porque su trabajo solía ser tan demandante que los tiempos con su hijo de convivencia a veces eran cortos. 

Solo esta noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora