Capitulo 6

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El vaso casi se le resbalaba de las manos. Lo puso de prisa de nuevo en la barra. Derramó un poco del liquido y pequeñas gotas cayeron en su vestido. Tomó una servilleta y comenzó a limpiarse; el perfume a alcohol no era su favorito.

-¿Esta usted bien? – se acercó.

-Si, solo ha sido un empujón, eso es todo. – limpiaba las gotas ya invisibles con la cara baja.

-Discúlpeme.

-No, no pasa nada. – Levantó la vista por consecuencia y se quedé pasmada.

Aquellos pares de ojos se miraron por unos segundos y se contemplaron lo suficiente creciendo entre ambos un ambiente de atracción. Amelie fue la primera en romper el contacto visual y retirarse de ahí.

Esos ojos azules la nublaron por un momento, sintió las mariposas en el estomago y quiso besarlo. Derek, por su parte la miró confuso mientras ella se marchaba diciéndose que le resultaba familiar su rostro, pero no lograba descifrar de quien se trataba.

El barman le regresó su bebida y no perdió tiempo en ir a buscarla, pero como si de un fantasma se tratase la mujer había desaparecido. No se detuvo en su búsqueda y la pudo encontrar en la parte exterior de la casa recostada en uno de los camastros que estaban ubicados al lado de la verja de madera.

-Hola. – se presentó educadamente.

-Hola. – respondió ella sin mucha importancia.

-Disculpa el atrevimiento, pero ¿Te conozco de alguna parte?

Ella sonrió a medias, al darse cuenta de que quien pensó que la reconocería al primer instante no lo hizo.

-Me temo que no. – Se levantó para irse. No tenia intenciones de seguir quedándose.

-¿La he incomodado? – La detuvo del brazo cuando vio sus intenciones al levantarse.

Inmediatamente una corriente eléctrica se instaló en ella.

-No, solo que esto me parece aburrido.

-¿Mi compañía?

-¡Derek no seas iluso!

El hombre sonrió al escucharla.

-¡Lo sabía! Eres tú, Miel, ¿Por qué no me lo dijiste?

Amelie se alarmó cuando escuchó que la reconoció.

-¿Puedes bajar la voz?

-¿Qué? ¿Por qué?

-Solo.... por favor. – le suplicó.

-¿Te parece si vamos afuera? Me refiero la parte delantera.

Aunque su cabeza le decía que era mala idea, ella aceptó. Se reunieron en la parte delantera alejados de la puerta principal, se quedaron de pie uno al lado del otro.

-Has cambiado mucho, ¿Dónde has estado? – Él se atrevió a hablar.

-Hemos cambiado de residencia, muy cerca de aquí, mi madre lo ha decidido.

-Me enteré de que te habías mudado y que de nuevo dejaste la universidad, ¿Qué fue lo que pasó?

Su alarma interna se encendió.

-No fue cierto, tengo un titulo y un trabajo que nos sostiene a ambas, nos mudamos porque mi madre lo creyó conveniente, además hipotecó la casa porque debía cubrir los gastos de la universidad.

-¿Se han quedado en Batterbemg?

-Si.

Le había dicho otra mentira, Batterbemg era el lugar donde se suponía que ella había viajado para estudiar cuando en realidad al saber que estaba embarazada se mudó a Londres, iniciando de nuevo donde nadie la conocía.

Solo esta noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora