-¿Pasas hoy de nuevo por Dani? – Besó la coronilla de su hijo.
-Sabes que sí. ¿Huyes de mí?
-No, ayer fue un día de mierda, mi jefe regresó malhumorado y me pidió revisar los contratos de cada uno de los nuevos colaboradores de la empresa, se han unido aproximadamente veinticinco nuevos empleados a nuestra plantilla y por si fuera poco tuve que quedarme más tiempo para checar la nueva instalación del clima dentro del departamento porque falló inesperadamente, terminamos a medianoche porque se esperó a que la mayoría de los empleados se fueran.
-¿Y tu jefe a donde se fue?
-Solo salió enfurecido, no me dijo que pasaba, o si necesitaba algo, solo se fue y me dejó ahí, tuve que supervisar todo.
-¿Por qué se fue enojado? – Cristina se quedó pensativa.
-¿Me estas escuchando? Te he dicho que no tengo ni la menor idea. – Bebió un poco del zumo de naranja. – Mi madre irá a dejar a Daniel al colegio, me voy más temprano de lo normal, no quiero encontrarme a un jefe enojado.
-Buena suerte chica. – Gritó la amiga cuando la puerta se cerró.
El día anterior, había sido un completo horror para Patrick, tuvo que hacer presente a la idea de que su amada nocturna no quería nada con él, pero al escuchar a Amelie la esperanza regresó a él, tal vez si estuvo ahí, pero era introvertida y ver a tanta gente la intimidó, en su cabeza rodaban mil y una posibilidades del por qué ellos no se pudieron ver en la gala de su empresa.
Después a su padre le soltó la noticia que no deseaba darle a Amelie, su fiel y muy eficiente secretaria, sintió como si las cosas se le estuvieran saliendo de las manos. Por una parte, no deseaba que Stone aceptara aquel puesto pues ya no la tendría cerca y no estaba de ánimos para tenerle paciencia a una nueva asistente. Amelie siempre le sonreía hasta cuando los días no parecían ir bien. Y aunque no lo aceptara, aquella mujer le transmitía confianza y una tranquilidad inigualable.
Esa media mañana fue a un encuentro no casual con su amigo Eduard quien al verlo entrar en su habitual restaurante bar se dio cuenta que él traía un lío en la cabeza.
Patrick le contó sus desgracias del día y Eduard solo no entendía como su mejor amigo, el controlador de casi todas las situaciones y el hombre mas cotizado de todo Londres o por lo menos entre las mujeres cazafortunas estaba torturándose por una desconocida, ni en sus años universitarios Patrick se había vuelto loco por una mujer, siempre amaba y era reciproco, su vida estuvo envuelta en relaciones eran bien vistas ante los ojos de los demás y si Patrick ya no se sentía conforme siempre les daba un regalo tan caro a aquellas mujeres para que él no se sintiese culpable y ellas se pudiesen ir con algo caro, que al final del día era lo que siempre buscaban.
Con la desconocida parecía ser otro, un hombre pasivo, aquel que se perdía en sus pensamientos y si su intuición no le fallaba, podría decir que se estaba enamorando de verdad, uno de los defectos de Patrick, quien siempre entregaba todo y solo en dos ocasiones le terminaron rompiendo el corazón.
-¿Esto no es solo porque tu padre te esta obligando a conseguir una nueva secretaria y dejar que Stone se vaya cierto?
-Eduard, no es solo la presión, es la manera en que suceden las cosas.
-Si la señorita Amelie es solo una secretaria más, ¿Por qué no buscas una igual de eficiente?
-Amelie ha estado a mi lado desde hace unos años, cuando asumí el lugar de mi padre, si me pareció una mujer de aquellas que van por el camino fácil queriendo subir, pero la he conocido y para nada es así, la considero mi amiga y además en su trabajo es muy buena.
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Solo esta noche.
Novela JuvenilLa vida a veces puede ser un poco desafiante o en este caso ser un completo caos. Amelie Stone ha pagado con creces cada error de su vida, que enamorarse es el menos permitido. Tiempo atrás pensaba vivir su sueño, pero una inoportuna decisión le hi...