-¿Literal eres su jefa?
-¿Debo repetirlo?
-No hace falta, solo quería corroborar. – sorbió su café.
-¿No se supone que estás aquí para apoyarme?
-Estoy aquí porque lo pediste, no porque necesites de mi ayuda.
-¿Eres la parte mala de mi conciencia?
-¿Soy tu conciencia?
-Deberías trabajar como consejera, te va muy bien.
-¿Deja más que ser una encargada de ventas en una tienda de ropa?
-Cristina por favor. – rodó los ojos.
-Solo tengo una pregunta más, ¿Por qué estamos ahora mismo caminando y platicando sobre tu ascenso?
-Porque me ha parecido abrumador todo esto y a mi jefe no le ha parecido nada buena la idea de aceptar de un día a otro.
-¿Huyes en vez de arreglar tus tropiezos?
-No, ¿Quién dijo que estoy huyendo?
-Llevamos casi media hora caminando en línea recta, no sé donde estamos y estas evitando mirar a Derek y a tu jefe juntos.
-No estoy evitando a nadie.
-Entonces... ¿Seguimos caminando para aclarar si debes o no presentarte a trabajar y aceptar tu papel de jefa?
-Cristina, en verdad. Puedes por lo menos decirme <<Felicidades, has logrado tu meta más grande>> - Imitó su voz.
-Yo no hablo así. – Frunció las cejas. Amelie rodó los ojos. – Estoy orgullosa de ti y sabes que no hace falta decirlo, has conseguido todo lo que te propusiste alguna vez y estoy segura de que lograras más y más y eso me hace aun más feliz por ti, no puedo esperar para presumirte en el pueblo.
-Prométeme que no dirás nada de esto.
-¿Y no dar envidia? ¡Olvídalo!
-Eres mi única mejor amiga, y te quiero tanto que aun te soporto.
-No quiero imaginarme que pasaría si no lo fuera.
-Es mejor que no lo imagines. – Ambas se rieron.
Caminaron unos metros más por petición de Amelie antes de montarse a un taxi y partir por rumbos diferentes.
Ni ella misma conocía porque después de su presentación como la nueva ejecutiva tuvo la necesidad de salir del edificio. Regresó con la cabeza hecha un lío y respiro hondo antes de ingresar por las puertas de crista. Hoy era su segunda vez en el día que no llegaba a trabajar como secretaria.
-Felicitaciones señorita Amelie. – El portero sonrió.
En su interior Amelie se preguntó porque decía aquello y después notó su realidad, todos en la empresa ya conocían su nuevo puesto.
-¡Amelie buenos días!
-¡Felicitaciones!
-Buen día, Stone.
Muchos de sus colegas que pasaban la saludaban como si su trabajo dependiera de las decisiones de ella, repentinamente hasta las personas que nunca la saludaban o con quienes no tenía contacto alguno también le dirigían palabra y decían palabras como que podría contar con ellos para cualquier cosa.
Confusa, saludaba y contestaba cada palabra, se dirigió su nuevo piso y el personal al verla llegar se puso de pie y le aplaudió en todo su camino hasta su nueva oficina.
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Solo esta noche.
Teen FictionLa vida a veces puede ser un poco desafiante o en este caso ser un completo caos. Amelie Stone ha pagado con creces cada error de su vida, que enamorarse es el menos permitido. Tiempo atrás pensaba vivir su sueño, pero una inoportuna decisión le hi...