Su nueva semana había comenzado y ella no se sentía preparada. Sabía que hoy era el día en que Derek llegaría a la empresa y lo tendría que ver muy a menudo, eso implicaba esconderse de él o en el peor de todos los casos, convivir con él.
Muy dentro de su corazón, pedía que hubiese rechazado la oferta y se regresara a donde estuvo todos estos seis años. Todos estos años había estado muy bien sin él que no podía permitirse dejarlo entrar.
-Mamá buenos días. – Dijo en su ritual mañanera.
-Buenos días, hija. Daniel está lavándose los dientes, creo que está más emocionado que tu esta mañana.
-No a todos nos va bien, ¿Dónde esta....?
Sin terminar la frase una alegre Cristina entro al comedor.
-Buenos días. – Dijo alargando las palabras. - ¿Cómo amaneció mi familia favorita?
Aún se encontraba en pijamas con la bata medio cerrada. Amelie la miró como si no la conociera.
-¿Aún estas en pijama? – Hizo una pregunta obvia.
-¿Has escogido el atuendo para el jefe ardiente o para el ex novio sexy? – Preguntó robándole una tostada de mantequilla.
-Es mi uniforme del trabajo.
-Si claro. Las puti-faldas también las ocupo cuando deseo tirarme a alguien. Las medias un clásico.
Carolina contuvo la risa.
-¿Te estas escuchando?
-Al cien por ciento.
-Me voy, con ustedes no se puede. – Miró a su madre y a su mejor amiga.
-¿Qué? No he dicho nada – Dijo su mamá.
-Tu silencio dice que estas de parte de Cristina.
Tomó su bolso y su chaqueta. Le gritó a Daniel para llevarlo al colegio. El pequeño regresó corriendo al comedor y recogió sus cosas sin olvidar el beso para las dos mujeres restantes.
-No deberías enfadarte solo estoy bromeando.
-Me marcho, hablamos en la tarde.
Cerró la puerta principal y comenzó su trayecto del día.
Subió al elevador con las manos ocupadas, en una su bolsa con la chaqueta y en la otra un vaso de café recién hecho, a ver si le podía quitar el mal humor.
Su jefe le había dejado una nota sobre el escritorio.
Entra a mi oficina ahora.
Aquello fue una orden, tenia dos opciones, la iban a despedir o peor aún, su jefe ya sabia su pasado y vida nocturna. Entró corriendo a la puerta continua y olvidó la Tablet para tomar apuntes.
-¿Señor? ¿Quería verme? Lamento sí...
-¿La viste?
Amelie se quedó sorprendida.
-¿Ver? ¿Si vi a quien, señor?
-A ella... a... a... - quería decirle a la mujer misteriosa con quien compartía cama la mayoría de sus noches – a la esposa de mi amigo, ¿La viste llegar?
Amelie supo a quien se dirigía.
-A... a ella, recuerdo que llegó, pero lamentablemente no pude quedarme a su lado, ¿recuerda que me pidió mantenerme cerca?
-¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me avisaste? – Parecía ser un hombre desesperado.
-Lo lamento, ella dijo que estaba bien si la dejaba sola un momento.
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Solo esta noche.
JugendliteraturLa vida a veces puede ser un poco desafiante o en este caso ser un completo caos. Amelie Stone ha pagado con creces cada error de su vida, que enamorarse es el menos permitido. Tiempo atrás pensaba vivir su sueño, pero una inoportuna decisión le hi...