Capitulo 12

56 6 2
                                    

Su nueva semana había comenzado y ella no se sentía preparada. Sabía que hoy era el día en que Derek llegaría a la empresa y lo tendría que ver muy a menudo, eso implicaba esconderse de él o en el peor de todos los casos, convivir con él. 

Muy dentro de su corazón, pedía que hubiese rechazado la oferta y se regresara a donde estuvo todos estos seis años. Todos estos años había estado muy bien sin él que no podía permitirse dejarlo entrar.

-Mamá buenos días. – Dijo en su ritual mañanera.

-Buenos días, hija. Daniel está lavándose los dientes, creo que está más emocionado que tu esta mañana.

-No a todos nos va bien, ¿Dónde esta....?

Sin terminar la frase una alegre Cristina entro al comedor.

-Buenos días. – Dijo alargando las palabras. - ¿Cómo amaneció mi familia favorita?

Aún se encontraba en pijamas con la bata medio cerrada. Amelie la miró como si no la conociera.

-¿Aún estas en pijama? – Hizo una pregunta obvia.

-¿Has escogido el atuendo para el jefe ardiente o para el ex novio sexy? – Preguntó robándole una tostada de mantequilla.

-Es mi uniforme del trabajo.

-Si claro. Las puti-faldas también las ocupo cuando deseo tirarme a alguien. Las medias un clásico.

Carolina contuvo la risa.

-¿Te estas escuchando?

-Al cien por ciento.

-Me voy, con ustedes no se puede. – Miró a su madre y a su mejor amiga.

-¿Qué? No he dicho nada – Dijo su mamá.

-Tu silencio dice que estas de parte de Cristina.

Tomó su bolso y su chaqueta. Le gritó a Daniel para llevarlo al colegio. El pequeño regresó corriendo al comedor y recogió sus cosas sin olvidar el beso para las dos mujeres restantes.

-No deberías enfadarte solo estoy bromeando.

-Me marcho, hablamos en la tarde.

Cerró la puerta principal y comenzó su trayecto del día.

Subió al elevador con las manos ocupadas, en una su bolsa con la chaqueta y en la otra un vaso de café recién hecho, a ver si le podía quitar el mal humor.

Su jefe le había dejado una nota sobre el escritorio.

Entra a mi oficina ahora.

Aquello fue una orden, tenia dos opciones, la iban a despedir o peor aún, su jefe ya sabia su pasado y vida nocturna. Entró corriendo a la puerta continua y olvidó la Tablet para tomar apuntes.

-¿Señor? ¿Quería verme? Lamento sí...

-¿La viste?

Amelie se quedó sorprendida.

-¿Ver? ¿Si vi a quien, señor?

-A ella... a... a... - quería decirle a la mujer misteriosa con quien compartía cama la mayoría de sus noches – a la esposa de mi amigo, ¿La viste llegar?

Amelie supo a quien se dirigía.

-A... a ella, recuerdo que llegó, pero lamentablemente no pude quedarme a su lado, ¿recuerda que me pidió mantenerme cerca?

-¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me avisaste? – Parecía ser un hombre desesperado.

-Lo lamento, ella dijo que estaba bien si la dejaba sola un momento.

Solo esta noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora