Capítulo 12

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Desperté enérgicamente por la mañana al día siguiente, sentía que podría comerme el mundo sin problema alguno.

Tras el desayuno, comencé mi jornada laboral, y tuve suerte ya que fui a llevarle unos documentos a Angeal, que estaba acompañado de Zack en su habitual entrenamiento. Sentía que en los próximos días visitaría mucho SOLDADO, la misión tomaría lugar el Lunes, y estábamos a Jueves.

—¿Qué tal estás? —Me dijo Zack mientras que su mentor rellenaba los papeles correspondientes.

—Mucho mejor que ayer, no te preocupes —le sonreí. —Siento mucho si fui muy brusca contigo, pero realmente no tenía ganas de nada —agaché la cabeza, él era un chico genial, y no se merecía que le tratara como le traté ayer.

—No tienes de qué preocuparte —negó con la cabeza. —Tuviste un mal momento, no te culpo —me devolvió la sonrisa y revolvió mi pelo. —Dime, ¿te has decidido ya?

Mis ojos se abrieron como platos, pero ya lo tenía casi decidido: lo más seguro era que aceptara la invitación de Zack a lo de salir por ahí.

—Esta tarde te confirmo sin falta, ¿está bien? Sé que pensarás que me estoy haciendo de rogar, pero… es complicado —decidí simplemente decirle eso, esperaría al momento indicado para contarle todo a Zack, era cierto que a su lado me sentía muy especial y todo eso, pero apenas le conocía, debía pensar las cosas e ir con pies de plomo. Hasta las personas que parecen buenas y amables pueden tener una cara desagradable.

Zack asintió más animado, se podía notar la ilusión en sus ojos de cachorrito. Angeal muchas veces le llamaba así, me hacía mucha gracia el apodo.

No pasó mucho más el resto del día, solo hubo papeleo y más papeleo de aquí para allá, mi trabajo se me estaba haciendo ya un poco repetitivo y tedioso, pero bueno, tampoco debía quejarme, más que nada porque no me apetecía tener una discusión con Tseng.

Al caer la noche, cuando acabó mi jornada laboral, decidí que Zack merecía una respuesta, y que esa no sería negativa. Quizá me exponía a que Reno se enfadara conmigo, ya que los Turcos solían salir por Midgar casi todos los fines de semana, pero él no me había ofrecido ir con ellos en ningún momento, cosa que Zack llevaba pidiéndome prácticamente toda la semana.

Casi pude ver la sonrisa de alegría del pelinegro cuando me respondió el mensaje, se le notaba muy entusiasmado y alegre, quizá hasta le había alegrado la noche. Pensé en Tseng cuando dejé el teléfono sobre la mesita de noche, dispuesta a dormirme, pero me relajé al recordar las palabras del SOLDADO. Estaba segura de que Angeal me cubriría las espaldas con el líder de los Turcos.

El Sábado se hizo de rogar desde mi punto de vista, el Viernes tuve una jornada súper ajetreada que hizo que el día se me hiciera eterno, casi no lo creí cuando por fin me metí en la cama, además de que mis pies me estaban matando en vida, tenía que encontrar una solución para el problema de los tacones cuanto antes.

Como no trabajaba los fines de semana, decidí salir de Shinra para pasear por las calles de Midgar, y de paso visitar mi antigua residencia y recoger algo para ponerme por la noche.

La nostalgia me invadió tan pronto como crucé el umbral de la puerta, no había pasado mucho tiempo desde que me fui, pero parecía una eternidad, cada día en Shinra era como una tortura, siempre mirando el reloj, esperando que la jornada terminara para acostarme y volver a repetir. Definitivamente, necesitaba la salida de esa noche.

Al subir a mi habitación un par de lágrimas rodaron por mis mejillas, cómo habia echado de menos mi cuarto…

Me dirigí al armario y miré la ropa por un rato, no sabía que llevarme, ni siquiera sabía donde íbamos a ir, resultaba un poco frustrante, ¿y si lo que escogía era demasiado serio? ¿Y si, por el contrario, era demasiado atrevido? Solté un suspiro, desquiciada.

Fate's Written {Zack Fair}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora