Capítulo 1

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Volvía del instituto, había sido un día largo y agotador, pero por suerte ya se había terminado. Echaba de menos volver a casa acompañada de Reno, pero desafortunadamente aquellos paseos de vuelta se habían terminado puesto que él había ingresado en la compañía eléctrica Shinra, más concretamente en el departamento de los Turcos.

Odiaba reconocerlo, pero le echaba de menos, y mucho. A fin de cuentas, era mi mejor y único amigo, además de la persona a la que le di mi virginidad. Sacudí la cabeza cuando recuerdos de aquella noche y de muchas otras junto a Reno vinieron a mi cabeza; él era fogoso, pero a la vez cuidadoso y delicado conmigo, cosa que me llamaba la atención de sobremanera.

Al entrar en casa, ni siquiera saludé. ¿Para qué? Mi padre no estaba nunca a esa hora del día en casa. Ni a esa, ni a muchas otras, de hecho, apenas le veía...

Suspiré, comprendía que él era el líder de los Turcos y todo eso, pero la familia existía, al menos para mí. Es su trabajo, me repetía una y otra vez.

—¿Giselle? —Al escuchar su voz me sobresalté, ¿qué hacía él aquí?

Caminé a la cocina, y ahí estaba él, preparando la comida con su pelo negro recogido en su habitual coleta y un delantal que cubría el también habitual traje negro de Turco.

—¿Papá? —Inquirí. —¿Qué haces aquí a esta hora? —estaba completamente en shock.

—El presidente me ha dado la tarde libre —explicó.

—Ya veo —susurré. —Es un alivio que te dé un descanso, te pasas los días enteros en la compañía —lo dije más como un reproche que como otra cosa.

—Es lo que tiene ser el líder de los Turcos, hija —intentó hacerme entrar en razón. —No me lo tengas en cuenta, por favor —pidió, la verdad es que me daba pena que me hablara con ese tono, se le veía algo arrepentido y culpable.

Negué con la cabeza, restándole importancia al asunto.

—No te preocupes, comprendo que al ser padre soltero tengas que trabajar para sacarme adelante —repuse con una sonrisa en el rostro, de esas que últimamente no solía usar. —Iré a dejar la mochila en mi habitación, ¿vale?

—Claro, ve —respondió él, centrando su atención en la comida de nuevo.

Volví a mi cuarto algo pensativa, él nunca había tenido tardes libres, si acaso días sueltos, ¿pero tardes? En fin, tampoco iba a romperme mucho más la cabeza.

Al entrar a mi habitación lancé la mochila encima de la cama, que tenía mis sábanas favoritas: unas con un diseño de mandalas. Fui hacia la ventana y la cerré, ya que todas las mañanas, antes de irme, la abría para que la habitación se ventilara lo máximo posible en mi ausencia.

Acto seguido, saqué de debajo de la almohada el pijama que usaba, que eran unos pantalones de deporte negros gastados y una sudadera que Reno me había "dejado prestada", aunque en verdad me la dejó un día y me la terminé quedando. Esta era de color rojo intenso, por eso me gustaba tanto, me recordaba a su melena carmesí. Tenía un bolsillo en la parte delantera y llevaba un mensaje escrito en inglés por delante que continuaba por detrás: "tengo algo que decirte... ¡Que te jodan!"

Obviamente, la parte del insulto iba por detrás.

Cuando fui de nuevo a la cocina, mi padre se encontraba ya sirviendo los platos.

—Menos mal que ibas a dejar solo la mochila —comentó medio riendo, a lo que solo me encogí de hombros.

—No iba a sentarme a comer con la ropa de la calle —respondí, haciendo que él me mirara de pies a cabeza.

Fate's Written {Zack Fair}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora