Capítulo 42

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Me fui a dormir, pero sinceramente no dormí mucho, ya que a las cinco y media mi alarma ya estaba sonando. Zack y Angeal llegarían a Shinra sobre las 6, y yo quería estar allí para recibirles.

En un primer momento me enfadé un poco con Zack por no dar señales de vida y también por no avisar de que vendría, pero seguramente él planeaba darme una sorpresa. En parte me sentía mal por aguarle la fiesta, pero estaba deseando verle y no podía esperar más, le echaba demasiado de menos.

Me cambié de ropa a unos vaqueros, una sudadera y el chaquetón negro con el logo de la compañía, me calcé mis Converse negras y me puse un gorro y una bufanda de lana roja, estaba segura de que haría frío en el helipuerto.

Los agentes que custodiaban la puerta que daba al helipuerto me miraron extrañados al verme llegar al lugar. Me puse un tanto nerviosa bajo sus serias miradas, pero tras decir que Lazard me permitía estar allí me dejaron pasar.

—No recuerdo haberte dado autorización directa para estar aquí —la voz del director de SOLDADO me sobresaltó, no me lo esperaba ahí.

—Señor Lazard… —reí, nerviosa —. Aquel día me dejó pasar, ¿recuerda? —Comenté, recordando aquel fatídico día en que tanto Zack como Reno llegaron en mal estado a la compañía.

—Bueno, pero no vayas aprovechándote de eso —rio él. —¿Quién te ha dado el chivatazo? —Me miró con una ceja alzada.

—Sephiroth —admití, diciendo el nombre del general de manera atropellada.

—¿El general? —Preguntó, incrédulo —Tengo entendido que sólo responde al teléfono durante las misiones única y exclusivamente si es un superior quién le llama.

Eso era nuevo, y desde luego tendría que buscar alguna excusa para explicarme.

—Es que él y yo, bueno…

—Tenía entendido que Fair y tu teníais algo —al parecer las noticias volaban dentro del edificio.

—Y lo tenemos, me refería a que Sephiroth y yo somos amigos, muy buenos amigos —me apresuré a explicar.

—Ya veo, la verdad es impresionante ver que Sephiroth haya ampliado su círculo de amistades.

Quería que aquella conversación acabase lo más rápido posible, y para mi suerte concluyó ahí, ya que el estruendoso sonido de un helicóptero aproximándose captó nuestra entera atención, haciéndome sonreír desmesuradamente. Ya estaban aquí, al fin estaban aquí.

Todo pasaba como a cámara lenta, hasta que finalmente el helicóptero aterrizó a unos cuantos metros de nosotros. Cuando al fin las aspas dejaron de moverse corrí hacia el vehículo, lanzándome sobre Zack tan pronto como puso los pies en el suelo.

—¡Bienvenido! —Exclamé, Zack estaba rígido, pero me devolvió el abrazo rápidamente, estrechándome fuertemente entre sus brazos.

—¿Qué haces aquí? Son las seis de la mañana —Me dijo él mientras me alzaba en el aire y giraba conmigo, pegando su frente con la mía.

—Sorpresa —susurré sobre sus labios, no aguantado más y besándole fervientemente.

Él me siguió el beso, demandante y dejando claro que me había echado de menos. No pasó mucho hasta que coló su lengua en mi boca, iniciando una batalla campal para ver quién dominaba a quién.

Instantes después nos separamos por la falta de aire, mirándonos fijamente a los ojos, perdiéndome en aquellos hermosos océanos de mako… hasta que un carraspeo tras nosotros nos sacó de nuestra burbuja.

Se trataba de Angeal, quién había bajado también del helicóptero y nos miraba con los brazos cruzados, con Lazard a su lado, riendo.

—Que apasionados son cuando son jóvenes —comentó el rubio al tiempo en que Zack me bajaba al suelo, avergonzado.

Fate's Written {Zack Fair}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora