Capítulo 25

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Tan pronto como Zack derrotó al bégimo, Angeal le ordenó que se retirase a la sala de control para poder entrenar con Génesis y Sephiroth.

—Esto será interesante —dijo Zack al sentarse junto a mi, poniendo la simulación que su mentor le había ordenado: el reactor mako de Junon. Se encontraban justo encima del cañón del mismo.

—¿Van a luchar entre ellos? —Me preocupé al instante por Angeal y Génesis, Sephiroth era capaz de dejar por los suelos a ambos.

Angeal, junto con el castaño, arremetieron contra el de pelo plateado, quien bloqueaba los ataques de ambos sin ningún problema. Ambos retrocedieron ante los bloqueos del general, pero el castaño saltó de nuevo contra el más alto, dejando paso a Angeal cuando este fue hacia Sephiroth.

Cruzaron espadas y se miraron fijamente, diciéndose algo. Solo esperaba que la cosa no fuera conmigo, se veía que Angeal estaba muy encendido, y sabía lo que estaba pasando entre Sephiroth y yo.

El mentor de Zack dio un paso atrás y el de gabardina roja le dijo algo, convirtiendo el combate en un uno para uno entre el gran héroe de guerra y él.

Las espadas chocaban y las bolas de fuego, invocadas por las materias de Génesis, volaban por doquier. De repente, el castaño pasó la mano por la parte plana de su espada, haciendo que esta brillara con un resplandeciente tono carmesí.

—¿Qué está haciendo? —Pregunté a Zack, alarmada.

—Nada bueno —tras decir el chico aquello, volvió a arremeter contra Sephiroth con fuerza.

Por un momento pareció que el de pelo plateado iba a caer al vacío, pero el cañón del reactor comenzó a ser cortado desde abajo.

—¡Lo está rompiendo! —Exclamé al ver cómo Sephiroth se alzaba en el aire sin dejar de cortar el tubo.

Génesis y él volvieron a cruzar espadas, dieron un paso atrás y se dispusieron a atacarse, mas Angeal se puso entre ellos, bloqueándoles.

—¡Es suficiente! —Exclamó, Génesis seguía haciendo fuerza con la espada, tanta que terminó por romper la de Angeal.

Por suerte Sephiroth no pudo con el espadón que el de pelo negro cargaba a la espalda.

Finalmente, todo cesó con un corte en el hombro de Génesis, así que, alarmada, entré en la sala de simulación, que ahora estaba totalmente destrozada.

—¡Génesis! —Exclamé yendo hacia él, acompañada de Zack.

—¿Estás bien? —Preguntó Angeal.

—No es nada —gruñó el de rojo, irguiéndose y saliendo de allí, recitando algo de aquel libro que siempre leía.

Todos nos quedamos observando cómo las puertas se cerraban tras el castaño, sintiéndonos totalmente violentos. Aquel encuentro fue sin duda sumamente repentino y fugaz, pero había calado en nosotros de sobremanera.

—¿Vosotros estáis bien? —Me atreví a romper con el silencio que reinaba en la sala.

Tanto Angeal como Sephiroth asintieron.

—El problema es que no lo estaremos cuando le digamos a Lazard lo que ha pasado con la sala de entrenamientos —comentó Angeal. Se llevarían una buena, de eso no había duda.

—Puedo ir con vosotros, si queréis —me ofrecí.
Accedieron a mi propuesta y salimos de allí todos juntos, rumbo a la oficina de Lazard. Fue un muy incómodo ir con Sephiroth y Zack a la vez, pero pude actuar medianamente calmada.

Como era de esperarse, el director puso el grito en el cielo, esas salas eran caras y que tres individuos hubieran roto una solo por diversión era frustrante como mínimo.

Afortunadamente solo fueron unos minutos de gritos y quejas, nadie fue sancionado y el director se preocupó por Génesis y todo, así que no fue tan malo al fin y al cabo.

Una vez que salimos de la oficina, ya era casi la hora de comer, así que decidimos ir todos juntos al comedor. Por suerte una vez allí Sephiroth se marchó acompañado de Angeal.

—¿Comerás solo, entonces? —Le dije a Zack, nunca había pensado en ello, pero rara vez lo veía comer con Angeal.

—Como casi todos los días —se encogió de hombros.

—Pues hoy va a ser distinto, te vienes conmigo a la mesa de los Turcos —ordené mientras avanzábamos en la fila.

—¿Qué? No, no, no puedo ir con ellos —bajó la mirada.

—¿Y eso por qué? Son buena gente, no les importa —nadie discriminaría a nadie, ya me lo dijo Cissnei el primer día.

—Ellos no quieren estar con los SOLDADO, es como un gueto cerrado y esas cosas —explicó, yo negué con la cabeza.

—Pues estarán contigo, además, conoces a Reno y a Cissnei no le importará que estés allí —concluí. —Venga, coge tu comida y vamos.

No le quedó otra opción que aceptar lo que le decía, así que, tras coger las bandejas nos dirigimos junto a los Turcos, que ya estaban todos sentados y a punto de empezar a comer.

—¡Buenas tardes chicos! Espero que no os importe que hoy venga acompañada —comenté mientras me sentaba entre Reno y Elena.

Todos se quedaron mirando a Zack, pero Cissnei, llena de júbilo y felicidad, le dijo al de pelo negro que se sentara a su lado. Era innegable que estaba coladita por él, y en esos momentos lo agradecía, no quería que Fair se sentara solo.

—He oído que Sephiroth y compañía se han cargado una sala de entrenamiento, ¿es cierto? —Preguntó Elena.

—Las noticias vuelan —comentó Zack, asintiendo. —Pero sí, se la han cargado y Lazard les ha echado una bronca de campeonato.

—Vaya tela… —Suspiró la pelirroja. —¿Algún herido?

—Génesis se ha hecho una herida en el hombro, pero dijo que no era gran cosa —respondí yo.

—¿Estabas allí? —Exclamó Reno.

—Tuve que llevarle unos papeles a Angeal y Sephiroth llegó acompañado de Génesis mientras estaba allí —expliqué llevándome algo de comida a la boca.

—Ah… —No dijo mucho más, simplemente se dedicó a seguir comiendo.

El ambiente se notaba algo extraño, quizá por la presencia del SOLDADO. Cissnei parecía cómoda, pero los demás no sabían si hablar o no.

—¿Vosotros qué tal? ¿Todo bien? —Quise romper la tensión de la mesa, no me sentía cómoda con la situación.

—Nada que destacar realmente, no estamos en condición para entrenar y de momento no hay ninguna misión planeada —habló esta vez Rude.

Creo que debía empezar a tener en cuenta que los Turcos no eran como Zack. Quizá, a fin de cuentas, fue mala idea juntarles.

Fate's Written {Zack Fair}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora