Capítulo 18

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No sabía qué hora era, sólo era consciente de que iba borracha como una cuba y había vuelto a Shinra. El alcohol no me había dado respuesta a ninguna de mis preguntas, pero al menos había logrado evadirme de ellas.

No quería que nadie me encontrara vagando por los pasillos, así que simplemente cogí el ascensor y subí a la azotea, me daba igual que ese fuera el territorio de Sephiroth, Génesis y Angeal, en aquel momento me daba igual todo.

Nada más llegar noté el fuerte viento azotando mi rostro, pero poco a poco el aire se apaciguó y sonreí. Me sentía libre de nuevo.

Comencé a reír como una verdadera imbécil, más que nada por no ponerme a llorar. Y entonces lo vi venir hacia mí, Sephiroth. Era obvio que mi estruendosa risa había llamado su atención, además de la de Génesis, que estaba con él.

—¿Gissey? Es muy tarde —me dijo mientras se acercaba a mí.

—¿Y qué? —Contesté, perdiendo el equilibrio y cayendo de bruces.

No sentí golpe alguno, más que nada porque el de pelo plateado me había agarrado antes de que me comiera el suelo.

—Por Dios llévala a su habitación, solo mira cómo está —se quejó Génesis.

—La verdad es que apestas a alcohol y tabaco —me miró preocupado con su felina mirada. —Va siendo hora de acostarse.

Y, tal y como el día anterior, me llevó en brazos de nuevo. En ese momento no pensé que fuera mala idea ir a la azotea, pero tenía el presentimiento de que me iba a pasar factura tarde o temprano, y muy gorda.

Lo dejé estar, ahora ya estaba en brazos de Sephiroth de camino a mi cuarto.

—¿Se puede saber dónde has estado? —Me dijo una vez que me dejó en mi cama y se daba la vuelta para que pudiera ponerme el pijama. De manera torpe, pero pude hacerlo.

—¿No es obvio? —Repliqué. —No me encuentro bien —gruñí, encogiéndome sobre mí misma, me dolía el abdomen y sabía muy bien por qué.

Él me miraba expectante y con el ceño algo fruncido, al parecer no le hacía gracia la gente borracha y llorica. Finalmente, se relajó.

—¿Tienes alguna medicina? —Se levantó del sofá y miro en derredor.

—En el baño —gruñí. —El botiquín…

Antes incluso de que él regresara del aseo, y debido a la poca luz que había en el cuarto, proporcionada únicamente por la pequeña lámpara que había sobre la mesita de noche, todo comenzó a tornarse negro y tranquilo en mi mente, acunándome e invitándome a dormirme. Definitivamente me había pasado con el alcohol aquella vez.

Desperté debido al dolor de cabeza que me azotaba fuertemente, gruñí y me enderecé en la cama, notándome algo incómoda en mis partes íntimas. Miré y bueno, la visita había llegado.

—Mierda, mierda, mierda —exclamé, levantándome y viendo a… —¡¿Sephiroth?! —Exclamé.

Estaba dormido en el sofá, sin su gabardina, solo con los pantalones y las correas que hacían una x sobre su pecho.

¿Qué hacía él aquí? ¡¿Qué pasó anoche?! Quería pegarme un tiro, revivir y que luego me lo pegara Reno.

Debido a que puse el grito en el cielo, el SOLDADO despertó y me miró divertido, ¿qué había de gracioso en esa situación? Me había despertado con el pijama y las sábanas llenas de sangre, un dolor de cabeza horrible, cólicos, y para colmo él. ¿Algo más universo?

—Tenemos que hablar, pero después de darme una ducha —me tapé de cintura para abajo con la chaqueta de mi uniforme y corrí al baño para asearme lo máximo posible, odiaba mancharme cuando estaba en mis días.

Lo malo fue que corrí tanto que me olvidé de coger ropa. Genial. Me puse mi albornoz y salí totalmente cohibida de la pequeña habitación.

Y, como no, él se quedó mirándome fijamente, con esos intensos ojos imbuidos en mako. Agaché la cabeza, roja como un tomate bien maduro.

Cogí ropa rápidamente y me volví a meter en el baño, saliendo una vez que estuve lista.

—Vale, ya estoy —anuncié. —Ahora, podemos hablar.

—¿No me permites invitarte a desayunar en alguna cafetería siquiera? —Abrí los ojos como platos, ¡el desayuno con los Turcos! Bueno, podía poner de excusa que no me encontraba bien debido al periodo. Suspiré, mirando a los ojos al más alto.

—Está bien —accedí, sacando mi teléfono y mandándole un mensaje a Reno diciéndole que no me encontraba bien y debido a eso no iría a desayunar. —Pero hay que salir de aquí sin que nadie nos vea.

Él simplemente asintió y nos esperamos unos minutos para que se vaciara la planta. Fue algo incómodo estar allí junto a él, pero esa tensión desapareció en el momento en que salimos de Shinra.

Paseamos por las calles de la ciudad, era un día soleado y tranquilo. A decir verdad, la luz solar me molestaba un poco debido a la resaca, pero eso era problema mío por haberme vuelto loca ayer con la bebida.

Finalmente, llegamos a nuestro destino: era una cafetería con ambiente serio y profesional, se podían ver a muchos ejecutivos y personas con traje, así que no me sentía muy fuera de lugar.

Elegimos una mesa y no tardaron mucho en atendernos, así que, tan pronto como recibimos nuestro desayuno, miré a Sephiroth y él, tras un suspiro y removiendo su café, inició la conversación:

—¿De qué querías hablar?

—De lo que pasó anoche… —no pude evitar ponerme roja, no sabía qué había ocurrido, solo sabía que él había dormido en mi habitación.

—No te he tocado, ni un pelo —dijo rotundamente. —No sé dónde estuviste, en un bar es seguro debido al olor que desprendías, pero no sé si hiciste algo de lo que te puedas arrepentir —dio un sorbo a su bebida mientras yo comía mi tostada.

—¿Por qué estabas en mi habitación? —No lo dije con tono agresivo, sino con intención de saber. —Sólo quiero respuestas, Sephiroth, no juzgarte, de verdad. Mira, yo pensaba que eras de otra manera, ¿sabes? —Le miré a los ojos, quería tomarle las manos, pero no sabía cómo se lo tomaría, así que en su lugar comencé a jugar con las mías por debajo de la mesa, nerviosa. —No me sentía cómoda a tu lado, más que nada por todo eso de que me impones, ya sabes, lo que te dije el otro día —admití.

—¿Nadie influenció en tu comportamiento? —Sus ojos adoptaron una fría e intensa mirada.

—A eso me refería con lo de que me sentía incómoda, a que sabías cosas que yo no te había dicho —aparté la mirada, removiendo mi café.

—No has contestado a mi pregunta —su mano, que estaba algo caliente debido a sujetar la taza, tomó mi barbilla y me obligó a alzar la mirada de nuevo.

—No te puedo contestar a eso, fue un cúmulo —Reno era mi amigo, y aunque yo pensara que estaba equivocado con respecto a como era el de pelo plateado, no le iba a delatar.

—O sea que sí que te dijeron algo —comentó con voz lúgubre, poniéndome los pelos de punta.

—No solo te conozco a ti, Sephiroth. Puede que tú te preocupes por mí, o que estés encaprichado o simplemente quieras conocerme porque soy nueva… —No pude continuar, ya que él me interrumpió:

—No estoy encaprichado ni tampoco quiero conocerte mejor. Lo que quiero es tenerte, porque me gustas. Has despertado en mí algo que jamás pensé que sentiría.

Si mi mundo ya estaba vuelto del revés y mi cabeza era un completo lío, aquellas palabras terminaron de rematar todo. Tenía que estar en una maldita pesadilla, aquello no podía estar pasando.

Fate's Written {Zack Fair}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora