Capítulo 21

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La comida transcurrió tranquilamente, y una vez que terminamos no supe si debía ir al despacho de Tseng o hacer la tarde por mi cuenta.

Decidí visitar a mi padre, por si acaso debía llevar papeles a algun sitio. No fue así, en su lugar me dijo que me marchara ya que no me necesitaría en toda la tarde.

El tono que usó dejó muy en claro que estaba enfadado conmigo por mi contestación de esa mañana, y no me extrañaba, hasta yo me había molestado conmigo misma por ello.

Suspiré al salir de su despacho, poniendo rumbo al ala médica para ver a Zack. Angeal estaba en la habitación del SOLDADO, seguramente no habría mucho que hacer, no parecía que hubieran vuelto a la rutina, y si lo pensaba usando la lógica, lo que hacía Angeal era entrenar a Zack y supongo que poco más.

—¡Hola! —Saludé al entrar, sonriéndole a Fair. —¿Cómo te encuentras cachorrillo? —Revolví su cabello.

—Estoy muy bien, deseando salir de aquí, si te soy sincero —se rascó la nuca mientras miraba con pena sus vendajes.

—No creo que tardes mucho en salir —le tranquilicé.

—Al final voy a tener que ponerle correa —rio Angeal.

Después de un rato hablando con Zack, Hewley me pidió que saliera un momento para hablar.

—Otra vez te piden que salgas a hablar —bromeó Fair.

—Estoy solicitada al parecer —reí mientras iba hacia la puerta del cuarto. —Ahora venimos.

Salí y vi a Angeal parado frente a la puerta, apoyado en la pared y con los brazos cruzados sobre el pecho.

—¿Pasa algo Angeal? —Le miré extrañada, se le veía muy serio.

—¿Qué pasa entre Sephiroth y tú? —Aquella pregunta me dejó desarmada, no me la esperaba. —Lo digo más que nada porque no suele socializar con nadie más que nosotros, y me resulta extraño, ¿te ha hecho algo? —Negué, sabía que Angeal era de fiar, así que decidí hablar:

—Mire, él no me ha hecho nada, pero hablaré si me promete que no le dirá a nada a nadie, ni siquiera a Zack —era muy importante que mantuviera la boca cerrada.

—No diré nada, palabra de SOLDADO primera clase —su tono era serio, aquel hombre no diría nada.

Miré a ambos lados del pasillo y arrastré a Hewley hasta un cuarto de utensilios de limpieza.

—No malinterprete lo que acabo de hacer, por favor, es solo que no quiero que nadie pase mientras le cuento todo —él asintió. —¿Recuerda el día del accidente del avión?

—¿Cómo olvidarlo?

—Bien, usted sabe que sufrí de un ataque de ansiedad, ¿cierto? —Un asentimiento de nuevo. —Pues fue el general quién me llevó a la enfermería. Mire, hubiera preferido haberlo sufrido en la cafetería y que él me hubiese dejado allí, pero fue muy amable conmigo y no quería parecer desagradecida —expliqué.

—¿Dónde quieres llegar Giselle? —Enarcó una ceja.

—Quiero llegar a que estuvimos hablando largo y tendido en la enfermería debido a que se quedó conmigo hasta que desperté —pareció asustado. —Creo que ha malinterpretado las cosas, yo solo quería ser amable con él.

—Génesis dijo que anoche llegaste borracha como una cuba a la azotea —espetó, cruzándose de brazos y mirándome algo mal.

—Así fue, por favor no diga nada —supliqué, él accedió. —Sephiroth me trasladó a mi habitación y se quedó conmigo toda la noche —ante su cara de sorpresa, proseguí: —me dijo que no me había tocado, sólo se quedó porque me quedé dormida muy súbitamente y le dio miedo de que me pasara algo.

—Vaya tela… —susurró.

—El caso es que, desde que ingresé aquí, él ha estado muy presente, no estoy diciendo que me esté acosando, es más, yo no creo que sea una mala persona, pero sus acciones… no sé Angeal, ¿qué piensa usted? —Era amigo suyo, él podría ayudarme.

—Pienso que estás en un gran lío.

—¿Cómo de grande? —Miré sus ojos en busca de esperanzas.

—Del tamaño de Sephiroth —suspiré, decaída. —Mira, puedo hablar con él… —Le corté.

—No es necesario, agradezco su ayuda, pero si habla con él sabrá que le he contado todo esto, y no quiero eso. Sé que me ve joven, pero créame que puedo solucionarlo —el mayor suspiró y negó con la cabeza.

—Tienes mi voto de confianza, jovencita —revolvió mi pelo. —Dime, ¿Sinclair sabe todo esto? —Negué con la cabeza.

—Y es mejor que así siga siendo, debe de conocerlo y sabe tan bien como yo lo impulsivo que es.

—Sí, alguna vez he cooperado con él en el pasado —recordó.

—No quiero que hayan peleas por mí, más que nada porque Reno no podría con Sephiroth en la vida —era triste que dijera aquello, pero era la realidad. El pelirrojo era fuerte, pero el de pelo plateado era un SOLDADO de primera clase.

—Sería una paliza de aúpa —comentó. Me sentía muy agradecida por lo que había hecho, se había preocupado por mí y además me había prometido no decir nada.

—Muchísimas gracias por esto Angeal —agradecí, él negó con la cabeza y me rodeó como solía hacer con Zack.

—Lo que necesites.

Tras aquella conversación, salimos del pequeño cuarto y nos dirigimos hacia la habitación de Zack.

—Oiga Angeal —le dije antes de entrar.

—¿Sí? —Se giró a mirarme.

—He pensado que hay una cosa más que necesito.

—Te escucho.

—Es sobre Zack, ¿usted sabe qué intenciones tiene conmigo? —Quizá debió de escuchar un chiste en lugar de mi pregunta, ya que empezó a reírse a carcajadas.

—Eso, querida Giselle, será algo que también deberás solucionar por ti misma —no podía creer que usara mis propias palabras contra mí.

—¡Oiga! —Exclamé, pero él me ignoró y se metió a la habitación sin parar de reír, así que no me quedó más remedio que seguirle y dejar el tema.

—Hola otra vez —saludé a Zack al entrar, yendo hacia el sofá para sentarme a su lado.

—¿Ya voy a poder estar contigo un rato? ¿Tienes hueco en la agenda? —Rio y yo asentí.

—Tranquilo, me quedaré toda la tarde —sonreí y sus ojos se iluminaron.

—Oye Giselle, ¿puedo preguntarte algo?

—Claro que sí Zack.

—Tseng y tu… ¿Sois familia o algo? Digo, os parecéis mucho —se le veía avergonzado.

—¿Cómo van a ser familia? —Interrumpió Angeal. —Él dijo que no tenía hijos, que su esposa había muerto estando embarazada —abrí los ojos como platos, ¿embarazada?

Tenía que ser una invención de Tseng para no hablar de su vida privada, pero sin duda le sacaría el tema.

—Tú también te pareces a Angeal y no sois padre e hijo —reí, intentando apartar los nervios de mí.

Zack se quedó un tanto pensativo, pero entre las palabras de su mentor y las mías, cedió:

—Supongo que tienes razón, puede ser una casualidad —se le notaba incluso más avergonzado que antes, así que le di un leve golpe en el hombro.

—No te preocupes, no me molesta —le tranquilicé.

—Bueno, está bien —rio.

Pasé el resto de la tarde con los SOLDADO, Reno estuvo un rato en la habitación, supongo que más que nada por estar conmigo, pero estuvo bien poder estar los cuatro juntos, lo pasamos bien que eso era lo importante, y se notaba que Zack se había animado un poco más.

No creía que tardara mucho más en salir, quizá para el fin de semana ya sería libre y podríamos ir a festejar su recuperación.

Fate's Written {Zack Fair}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora