Prólogo
La cantina "Bloodshot" se encontraba en su apogeo de la noche. Los últimos clientes ya estaban siendo despedidos por el gran Joe, quien los tomaba simplemente por el cuello de sus camisas y los lanzaba por la vieja y astillada puerta de madera del local.
Giselle Gravois se encontraba limpiando las pequeñas mesas de madera oscura, ejerciendo una fuerza sobrehumana con el trapo húmedo y sucio que tenía en su mano izquierda, para que las marcas de vasos y botellas de vino no quedaran grabadas para siempre en los viejos muebles.
Ella sabía que Silvy Greys, la mano derecha de la dueña del "Bloodshot", no la dejaría ir a dormir hasta que el lugar estuviera reluciente.
Odiaba su vida, odiaba cada centímetro de ella.
Desde que tenía uso de razón se encontraba atrapada en las cuatro paredes de ese maloliente lugar, rodeada de hombres borrachos, tontos y peligrosos todos los días. Siempre tenía que estar pendiente de que uno de ellos no se propase con ella, o con alguna de sus compañeras. Odiaba completamente su vida. Sin mencionar que vivía en el asqueroso nido de ratas que era el subterráneo, y que la posibilidad de conocer el sol era tan mínima que no valía siquiera la pena de pensar en ello.
Odiaba la vida en general, excepto una pequeña parte de ella.
Un hombre de unos veintidós años, de cabello castaño claro y grandes ojos azules quien la protegía y ayudaba regularmente.
Lo había conocido en el "Bloodshot" una de esas noches en las que ejercía de mesera.
Él la había cuidado toda la noche, golpeando y atravesándose en el camino de los borrachos que deseaban el cuerpo de una adolescente Giselle, y cuando la chica se había decidido a encararlo y preguntarle qué es lo que esperaba de ella, el hombre simplemente respondió que quería protegerla.
¿Protegerla? ¿acaso quería proteger a un ser tan insignificante como Giselle? Ella no podía creerlo, no podía siquiera confiar en la palabra de un chico tan extraño como él. Sin embargo, después de varios meses, Giselle Gravois había comprendido que aquellas palabras eran sinceras, y que Farlan Church podía ser considerado un amigo.
Ya había pasado un buen tiempo desde aquello. Giselle ya no era una adolescente de diecisiete años, y claramente Farlan ya no era un joven de veintidós. El tiempo había pasado por ellos, otorgándoles experiencias y recuerdos de momentos felices en el subterráneo, de aquella amistad y hermandad implícita.
Pero Giselle ya no veía a Farlan en el "Bloodshot" de hecho ya no lo veía hace un buen año, y se estaba comenzando a impacientar.
El reloj de pared marcaba las 4:40 AM, cuando la vieja dueña de la cantina entró con aspecto fantasmagórico y preocupado. Su nombre era Kirsten Gravois, una mujer de aspecto rudo y grandes ojos cafés, quien acostumbraba a llevar su blanquecino cabello en un apretado rodete.
- ¡Giselle! -gritó Silvy desde el otro lado de la cantina - ¡Sirve un whisky a Madame Gravois!
-De inmediato.
Gi, como la mayoría solía llamarla, dejó el trapo sucio sobre la mesa y se deslizó por la gran habitación hasta el bar. Estaba tan acostumbrada a ese lugar que conocía cada botella de la estantería de memoria, incluso estaba casi segura de que podría crear cualquier trago con los ojos cerrados si quisiera.
-Aquí tiene, Madame.
La anciana mujer le dio dos palmaditas a la pálida y delgada mano de Gi, como acostumbrada a hacer desde que era una jovencita de cinco años.
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Sueños de libertad - Levi Ackerman.
FanfictionCuando una misteriosa carta cae en las manos de Giselle Gravois, ella decide inmediatamente que tiene que ingresar al cuerpo de exploración y luchar por la humanidad. Es allí donde se encuentra con el testarudo, orgulloso y guapo capitán Ackerman y...