41. La legión contra Rod Reiss - Parte 2

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La legión contra Rod Reiss – Parte 2

Cuando los ciudadanos del distrito Orvud fueron despertados a horas del amanecer, con la pobre excusa de un simulacro por parte de la legión, ellos simplemente no lo creyeron. No porque fuera extraño que despertaran a medio pueblo solo porque la legión de reconocimiento necesitaba entrenar, si no que, por el poder que se autoimponían tras la derrota al rey.

¿Acaso ahora la milicia quería dirigir el país? Eso no se lo iban a permitir, ni siquiera en los mejores sueños de los comandantes.

Ahora el pueblo estaba levantándose contra las tropas estacionarias, quienes habían sido los encargados de juntar a los ciudadanos en un punto a salvo del grotesco y gigante titán que estaba a minutos de alcanzar la muralla.

Ellos no lo sabían, no tenían ni siquiera la menor idea de lo que en realidad estaba sucediendo, ni siquiera tenían conocimiento de toda la valentía que esas tropas de dementes suicidadas poseían.

Pero, cuando la gigante y ardiente mano de Rod Reiss tocó la muralla, alertando a todos a su alrededor, por fin lograron comprender. No todo se trataba de lucha y poder, no todo eran juegos de mentiras, a veces simplemente era un puñado de soldados queriendo salvar a la humanidad y nada más.

-¡Giselle, Hange! -llamó Erwin con su profunda y cansada voz. -Distribúyanse.

-¡Si! -gritaron las dos chicas al unísono, conociendo ya de memoria sus tareas.

El plan era sencillo, y más que plan en realidad estaban trabajando con una loca apuesta, algo que Erwin y Hange habían planeado hace muy poco y no tenían parámetros de éxito, estaban jugando todo a ganar, o la población completa del distrito de Orvud sería devorada.

Una sencilla red junto a toneladas de explosivos sería llevada hasta Rod Reiss en manos del titán de Eren Jaeger, y, considerando que los grandes cañones de tierra no fueron suficientes para detener el cuerpo mal herido del titán, esta era la única opción que tenían de ganar.

Giselle se paseó a lo largo de la muralla, con los gigantes ojos azul de cervatillo atentos a las tareas que Mikasa Ackerman, Armin Arlert y el famoso Eren Jaeger estaban realizando. Concentrada, en su totalidad, en que cada pequeña acción resultará a la perfección, quería terminar con esta lucha ya, quería poder estar tranquila.

-Levi, Jean, Connie y Sasha -llamó Erwin con la mirada fija en los susodichos. -Vayan al otro lado, y háganse cargo.

-¡Si!

Los ojos grises de Levi se encontraron con los de Giselle, y en una pequeña fracción de tiempo lograron trasmitirse mil y un sentimientos, apoyándose desde la distancia, ni siquiera teniendo que estar a más de un metro juntos para trasmitir toda la confianza que poseían el uno en el otro, ellos iban a ganar, iban a triunfar y, finalmente, a vivir en paz.

Entonces, cuando el cuerpo de Rod Reiss tocó la base de la muralla, Giselle ni siquiera lo dudo, y dio la orden de atacar, ignorando por completo los ojos ansiosos de Historia o el cuerpo tenso de Eren.

-¡Ahora! -gritó apuntando su filosa cuchilla en el punto exacto en el cual debían disparar los cañones.

Pero no era suficiente, Rod Reiss era mucho más poderoso y resistente que cualquier otro titán, él era de sangre real y, por consiguiente, poseía una resistencia distinta a los demás.

-Maldita sea -masculló Giselle con la mirada preocupada en las extremidades del titán, el cual ya empezaba a moverse. -¡Hange, ahora!

La subcomandante Hange Zoe asintió con decisión y, con un solo grito aviso a los demás escuadrones que se repartían a lo largo de la muralla que había llegado la hora y que cada uno tenían que cumplir con su parte.

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora