Sueños de libertad - Levi Ackerman.

10. "Caminos separados"

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"Caminos separados"

Giselle cabalgaba a toda velocidad por el campo abierto, el pelaje blanco de la yegua Luna brillaba bajo la luz del inmenso sol que el día había decidido regalar, todo parecía absolutamente perfecto, excepto porque no lo era.

Dos días habían pasado desde que los 15 soldados que sobrevivieron a la misión de reconocimiento pisaron las murallas otra vez, los rumores habían sido esparcidos por todo el reino, la legión había fallado una vez más y la gente ya no quería perdonar a los imbéciles suicidas que gastaban su dinero en misiones fallidas.

Ya no tenían la fe del pueblo.

A pesar de que el escuadrón encargado de traer un espécimen titán para fines científicos no había fallado, si habían perdido la mitad de sus soldados, sin contar con la pérdida del costoso equipo tridimensional que el estado no quería reembolsar.

- ¡ES UN HERMOSO ESPÉCIMEN! -gritó Hange en defensa del diminuto titán de 2 metros que habían logrado capturar. -Hemos logrado grandes avances...nosotros....

Sin embargo, las miradas del pueblo no cambiaron y el ánimo dentro del cuartel general de la legión de reconocimiento pasaba de gris a negro, sobre todo para una pequeña y frágil Giselle.

Una insignia y un collar fue todo lo que quedó de Camille Hook, o al menos lo que se pudo rescatar, el cuerpo había quedado tan mal trecho que no fue posible devolver a la familia para una sepultura decente, en cambio, la legión había celebrado un pequeño e íntimo funeral para los soldados caídos en batalla.

El comandante Erwin Smith había decidido que los cuerpos se quemarán en una gran hoguera, principalmente porque no había cementerios cercanos en donde se pudieran enterrar los cuerpos, y el olor a putrefacción ya estaba comenzando a incomodar a los soldados.

Durante la ceremonia, donde el cuerpo de Camille fue lanzando a la gran hoguera, y todos los soldados presentes lloraban a sus muertos, Levi no abandonó el lado de Giselle, y con gran disimulación apretó la mano de esa indefensa castaña quien lloraba profundamente y sin vergüenza.

Giselle lo agradeció, a pesar de no tener la fuerza y las palabras adecuadas para hablar con Levi en ese momento, sin embargo, sabía que el pelinegro lo hacía de corazón porque ese capitán testarudo y silencioso conocía mejor que todos ese sentimiento de pérdida.