Sueños de libertad - Levi Ackerman.

18. Sinfonía de un final

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Sinfonía de un final

Existen pocos momentos en la vida de un humano en donde se experimenta la verdadera felicidad, aquella que viene acompañada de un gozo inmenso, sonrisas bobas, lagrimillas en los ojos y un tierno calor en el corazón.

Para Levi esos momentos eran contados con una mano, casi imperceptibles a lo largo de su vida, y en realidad era solo una ocasión que recordaba haberse sentido de esa manera, cuando su madre aún estaba viva.

Recordaba el momento a la perfección, simplemente porque intentaba revivirlo con los ojos cerrados todas las noches antes de dormitar sobre su silla.

Su madre se encontraba sentada en cuclillas, tenía el largo cabello negro trenzado y las pequeñas mejillas de manzana sonrojadas, le sonría a Levi con honestidad y amor, mientras que con una mano le estiraba una mantita y un pequeño trozo de pan, era la primera vez que comían desde hace semanas, él nunca había visto a Kuchel, su madre, tan feliz y en paz como aquel día.

Él nunca pensó que su corazón podría volver a sentirse así de cálido otra vez, en realidad, nunca pensó que podría volver a sonreír como aquella vez con su madre. Sin embargo, allí estaba, floreciendo rápidamente y sin que nadie lo impida, esa sensación de felicidad en su corazón.

Y era gracias a ella.

Giselle Church se encontraba de puntillas, con una mano sobre su mejilla y los tibios labios sobre los de Levi, estaba sonrojada y el corazón le latía tan fuerte que él casi lo podía sentir sobre su pecho.

El beso en sí solo había durado unos segundos, tan cortos que Levi no tuvo tiempo de reaccionar a lo que en realidad estaba ocurriendo, Giselle simplemente se alejó de él con una tímida sonrisa, le deseo buena suerte y desapareció por la niebla junto al escuadrón de Erwin Smith.

Si alguien le preguntaba, en ese exacto momento, si hubiese creído meses antes que su vida y su felicidad dependería de una pequeña mujercita de largo cabello castaño y actitud terca, él diría que no, simplemente porque estaba acostumbrado a su soledad y a no involucrarse lo suficiente con la gente.

No se podía explicar cómo se había involucrado tanto emocionalmente con alguien, en su fuero interno culpaba a Farlan por ligarlo al destino de Giselle, tal vez este había sido el plan de su amigo desde un principio, quizás el sabía que aquella mujercita lo enamoraría simplemente con un chasquido.

El estaba perdido, y ya no podía, ni quería, escapar más de ese sentimiento.

Con la mente confundida, el corazón acelerado y una sonrisa nerviosa en los labios, engancho su equipo tridimensional al árbol más cercano y se balanceo hacia el vacío del bosque.

Levi sabía que su felicidad no podía estar completa si no tenía a sus camaradas a un lado, porque a pesar de que no lo demostrará, esos temerarios soldados de su escuadrón eran mucho más importantes de lo que podía mencionar, además necesitaba volver a unirlos, y regalarle tranquilidad a Giselle.

El viento soplaba fuerte en su cara, casi impidiendo por completo su visión, sin embargo, aún podía observar cómo fragmentos de luz solar se filtraban por entre las ramas de los gigantes árboles.

Es un verdadero espectáculo, pensó Levi, y decidió disfrutar de esa sensación unos segundos más mientras volaba por los aires hacia el lugar acordado.

Por otro lado, Giselle junto a el escuadrón de Erwin y Hange cabalgaban a toda velocidad por el bien elaborado camino de tierra, el cual cruzaba todo el bosque en dirección a la muralla Rose.