14. Un traidor entre nosotros

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Un traidor entre nosotros

Hange llevaba llorando histéricamente un par de horas cuando Giselle Church decidió entrar a su despacho e ir a entregarle un relajante té de manzanilla, por iniciativa de Levi.

Había ocurrido un asesinato en medio del cuartel de la legión de reconocimiento, precisamente un asesinato de titanes. Los dos ejemplares, a quienes Hange había bautizado como Sawney y Bean, se encontraban muertos en medio del patio desde muy temprano en la mañana, Moblit el soldado leal de la científica había llegado con la noticia al comedor del viejo cuartel.

Todo el escuadrón élite se tuvo que dirigir rápidamente a las murallas nuevamente, se necesitaba encontrar al culpable y se necesitaba encontrar rápido.

Había un traidor entre los soldados, alguien que no quería que se descubriera la verdad.

-Permiso -dijo Giselle asomándose por la puerta de madera. -Te he traído algo para tus nervios.

Hange levantó la cabeza de su escritorio, tenía los ojos hinchados y el caballo más enmarañado de lo usual, había tinta de lápiz escurrida por toda su frente y lágrimas en sus regordetas mejillas, aún así le regaló la mejor sonrisa que tenía a la diminuta Giselle.

- ¿Levi te ha enviado, cierto? -preguntó Hange con la voz ronca. -Siempre hace que me envíen tés cuando mueren mis titanes.

- ¿Él lo hace?

-Si -dijo Hange sonriendo. -Pero no se lo digas, o lo negará, no es de los que se quieren ver blandos, pero es un blandito.

Giselle sonrió enternecida, tenía la leve sospecha de que toda esa fachada de chico rudo sin sentimientos era solo para ocultar su verdadero ser, un hombre preocupado y atento con las personas que quiere, porque él quiere a Hange Zoe, aunque no lo admitiera.

- ¿Cómo te sientes? -habló Giselle caminando por el gran despacho de Hange. -Están revisando los equipos de todos los soldados, encontrarán al culpable.

-Da igual -dijo Hange bebiendo un sorbo de té. -Alguien conoce la verdad de los titanes entre nosotros, y no quiere que sepamos, da igual si encontramos al culpable de la muerte de Sawney y Bean.

Giselle rio ante la mención de los nombres, Hange la observó con una expresión divertida.

-Lo siento, pero me parece gracioso -dijo. -Se llaman en honor a los caníbales ¿cierto?

- ¡SI! -gritó Hange. -Al fin alguien lo aprecia -suspiró profundamente y prosiguió. -Como sea, si alguien conoce la verdad de los titanes eso significa que todo es más grande lo que pensábamos, más aterrador ¿Qué pasa si no estoy lista para conocer la verdad?

- ¿Por qué crees que no estarás lista? -pregunto Giselle sentándose en un pequeño sofá. -Digo, eres la científica de la legión y amas todo lo que tenga que ver con titanes, no le tengas miedo a la verdad, sea cual sea.

-Tengo miedo de que no haya una forma de vencerlos -reveló Hange. - ¿Qué pasa si en cien años más la humanidad sigue viviendo así? ¿de que habrá servido todo?

Los ojos de Giselle quedaron estáticos en el rostro de Hange, las palabras de la líder de escuadrón habían calado hondo en su mente ¿de que habrá servido? Todas esas muertas habrán sido en vano, todos esos niños y adolescentes que dieron su vida por la humanidad, todas esas familias que quedaron desamparadas, todo lo que vivirán será en vano.

Hange se dio cuenta de hacia donde se dirigía Giselle y decidió frenarla, no quería volver loca a la adorable soldado élite de Levi.

-Lo siento -dijo rápidamente. -Tiendo a hablar más de la cuenta.

Sueños de libertad - Levi Ackerman.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora