Capitulo 23

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Taylor

Llegamos a casa antes de lo planeado y la verdad no tenía idea del el por qué mi quiso volver antes, y me he percatado que ha estado muy rara y más los días que estuvimos allá y eso me molestaba, ya que no sabía que ocurría y claramente ella no me diría nada. Siempre pasaba esto: a veces nos contábamos todo y otras, no contábamos nada. Pero no insistiría en que ella me contara, así que solo la deje. Por otro lao, yo disfrute mucho el viaje, ya que pase mucho tiempo con Axel, uno de los pocos mejores amigos que he tenido a lo largo de mi vida; él es muy activo, hacer competencias de surf, pero de esas “normales”, la suya consiste en hacerlas en una fogata, en medio de la noche, cuando las olas están más fuertes. Y al estar allá, él me obligo a probar el deporte, ¿lo disfrute? Sí, pero lo mío o mas bien, mi volante son las motos y el suyo, es una tabla. Pero en general, disfrute el viaje. 

Me entere de la fiesta que harían mientras desempacaba y aunque no estaba seguro de quienes estarían, decidí ir igual para despejar la mente, así que me puse una chaqueta, me guarde las llaves de la casa y me despedí de mi madre, quien seguía un tanto distante.

Llegue al lugar con actitud serena, pero eso cambio al ver la cantidad de personas en el lugar, era un apartamento ¿Cómo podía haber tanta gente?. Entre a la parte donde se percibía el ambiente de fiesta y cuando entre, el primero que me recibió fue Malcom

—¡Taylor!.—grito acercándose a mi y extendiéndome su mano. La recibí con un choque de palmas y sonrei fríamente.—¿Qué te parece?.—me pregunto mientras me señalaba el lugar

—¿Es tuyo?.—pregunté metiéndome las manos en los bolsillos de la chaqueta y mirando alrededor

—¡Así es!, pero no estas aquí por mi, ¿estas buscando a mi prima, cierto?.—pregunto, pero la cosa era que no tenía idea de que ella estuviese aquí, pero teniendo en cuenta que él es su primo era cosa obvia que ella estuviese aquí. La busqué con la mirada, pero no la vi por ningún lado.—Ahí hay cervezas.—dijo señalando la nevera y me dio una palmada en la espalda con la intención delejarse, pero volvió a acercarse.—Estoy ebrio, lo sé, pero si le rompes su pequeño corazoncito, te mato.—me susurro al oído y finalmente volvió con el grupito con el que estaba. Lo miré un momento y fruncí el ceño
«¿Por qué todos creen que yo y Ronny…?»

Sacudí la cabeza y fui a la nevera en busca de cervezas y cuando saqué una, la destape enseguida para poder refrescar mi cuerpo. Había una pareja besándose desenfrenadamente en una esquina y cuando el chico me miro, levanté la lata y sonrei y luego me largué. Comencé a caminar por el lugar y mire lo desastroso que este estaba, no habían muebles, así que eso contesto mi pregunta de como podía haber tanta gente aquí. Luego mee apoye en la pared del pasillo y bebí un poco más, me lamí los labios y cuando acabe, miré hacia el tacho. Honestamente, no me gustan tanto las fiestas y el alboroto, ya que me remontan a momentos de mi vida que quería olvidar, pero casi siempre queda una secuela, una atadura que, te hace querer volver a tus habitaos o adicciones. Volver a eso que tanto te opaco en un punto crucial en tu vida, pero cuando recuerdas lo mal que te sentías en ese momento, de cierta forma te alejas de esa atadura y sigues, pero aún así ahí esta: el miedo de recaer.    

Cuando estaba apunto de seguir recorriendo el lugar, escuche un grito que provenía de la puerta que tenía enfrente. Dude en si debía abrir la puerta porqué no quería encontrarme con un escenario que no quería ver, pero eso cambio cuando escuche que una voz masculina hizo callar a alguien, así que tire la lata, forcejee la puerta como pude y al ver la escena, se me subió la furia a la cabeza. Ronny estaba acorralada por tres chicos que la sostenían de distintas partes del cuerpo, uno de ellos estaba grabando, pero cuando me vio se detuvo, y luego observo a sus compañeros. Me acerqué al que estaba cubriendo su boca, lo tomé por los hombros y lo aturdí con un golpe seco en la nariz, aparte al que la estaba ahorcando y comencé a golpearlo imparablemente en el rostro. Lo único que veía en ese momento era mi puño chocando contra su rostro, brotando sangre de su nariz.—¡Taylor!.—escuché a mis espaldas, pero estaba tan cegado por la rabia y por la impotencia, que no podía detenerme.—Tay….para.—apenas oír eso mi brazo se detuvo, pero no fue por mi, fue porqué las manos, las pequeñas manos de Ronny me detuvieron.—Detente por favor.—susurro, sus ojos estaban llorosos, sus manos temblorosas y tuve que apartar al chico para evitar que ella se desvaneciera

—¡Oye, mírame!.—dije tomando su pálido rostro entre mis manos, sus ojos subían y bajan varias veces, de manera rápida y entendí que aún seguía aturdida.—¿Estas bien?.—pregunté, pero no fue capaz de responder, así que solo asintió. Miré a mi alrededor y los dos chicos estaban intentando despertar a su amigo, Ronny envolvió mis muñecas con sus manos y eso hizo que volviera la mirarla

—¿Que haces aquí?.—pregunto mirándome fijamente, ¿cómo era posible que hiciera esa pregunta después del reciente escenario?. Fruncí el ceño, miré por última vez a los imbéciles y luego tomé su brazo con fuerza

—Vámonos.—dije llevándola hacia la salida. Ronny era tan ligera que apenas sentía sus pasos tras de mi

—¿Qué haces?.—pregunto cuando salíamos del apartamento. No conteste, solo seguí bajando las escaleras del lugar.—¡Suéltame!, me lastimas.—ordeno y trate de recapacitar, pero fue inútil, estaba furioso, furioso por como la habían tratado, porque aún seguían pasando estas cosas, porque algunos hombres eran tan imbéciles.

Una vez que llegamos a la moto, ella se soltó de mi agarre y se alejo de mi.—¿Que demonios ocurre?, ¿que haces aquí?.—pregunto echándose hacia atrás asegurándose de que no la tocara. Me voltee hacia la moto, pase mis manos por mi cabeza y luego saque el casco

—Toma.—dije mientras extendiéndole el casco, pero ella negó con la cabeza y se alejo aún más

—¡No!.—grito tirándolo al suelo, cosa que, me cabreo aún más. Presione mi mandíbula con fuerza y luego desvíe la mirada

—¿Por qué haces esto?, ¿por qué vienes y te expones ante esos idiotas?.—no pude evitar elevar la voz ante ella y no quería hacerlo, no con ella, pero ante estas situaciones todo me alteraba. Ella comenzó a caminar de un lado a otro y luego se detuvo, se acerco a mi y se quito las pocas lágrimas que tenía en las mejillas

—¡Que quiera pasarlo bien no justifica que me violen idiota!.—gritó cruzando los brazos para luego quedarnos en un incómodo silencio sin apartar las mirada.—¿Que haces aquí?.—susurro nuevamente, así que asimile que tenía que responder o sino no dejaría de preguntar

—Mi madre cambio de planes y aquí estoy.—respondí con seriedad. Ella bajo la mirada, se llevo la mano al cuello y comenzó a toser. Su garganta aún seguía adolorida.—Ronny….—susurré buscando su mirada.—Tranquila, estarás bien.—dije acariciando su mejilla mientras que, con mi dedo pulgar le quite la lágrima que caía por su mejilla

—¿Esta todo bien?.—esa pregunta me causo gracia haciendo que soltará una risa irónica, ya que en estos minutos yo debería hacer esa pregunta. Mordí mi labio inferior, y asentí. Ella dio algunos pasos hacia atrás y luego comenzó a caminar hacia un basurero

—¡Ronny!.—grite, pero cuando se detuvo y se aparto el cabello del rostro y se inclino hacia adelante, corrí hacia ella y la ayude sosteniendo su cabello para que no se ensuciara con su vomito.—Esta bien.—dije tratando de tranquilizarla mientras sobando su espalda. Su cuerpo temblaba y el miedo se comenzó a sembrar en mi, se veía muy débil y aterrada, en parte quizás

había sido mi culpa, por gritarle o quizás fue por lo que le acaba de pasar. No estaba bien, otra vez no lo estaba.
Ella sostuvo mi mano y la presiono con fuerza.—Taylor sácame de aquí.—suplico y fue lo que hice.


El amor se asemeja a una drogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora