Capitulo 5

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Ronny

Cuando abrí los ojos, un calor sofocante invadió mi cuerpo, pero ignorando aquello, comencé a analizar el lugar y al ver un sinfín de fotos de Izzi, se me aliviano el alma. Comencé a incorporarme muy lento, ya que todo me daba vueltas, pero al menos podía moverme por mi propia cuenta. Izzi no estaba a mi lado como anoche, pero escuchaba su voz desde algún punto de la habitación y cuando quede totalmente sentada en la cama la vi; estaba hablando por teléfono, sentada en su escritorio y cuando se percato de que ya estaba cobrando vida, se volteo y con la mirada que me lanzó, sentí que me estaba preguntando con los ojos que como estaba.

Pasé mis manos por mi rostro y al sentir el sudor en el hice una mueca de asco, mi cabello estaba peor de lo que estaba anoche y mis ojos ardían, así que tuve que pestañas varias veces para que la visión borrosa de aclarara, pero fue en vano

—¿Como te sientes?.—pregunto Izzi apenas colgó la llamada

—No tengo idea.—balbucee, y luego me arrastre hacia los pies de la cama en busca de mis zapatos, pero solté un suspiro de frustración al no ver nada

—Ten.—dijo la chica dejándolos enfrente de mis narices

—Gracias.—dije sentándome otra vez.—¿Quien era al teléfono?.—pregunté mientras ataba torpemente los cordones de mis zapatillas

—Tu madre.—respondió con total calma, pero en cambio a mí se me tenso todo el cuerpo. A mi madre era imposible mentirle con cualquier síntoma, porque siete años de estudio de enfermera estaban a su favor

—Mierda, ¿que le dijiste?.—pregunté exaltada una vez que acabé de luchar con mis zapatillas

—Que vimos películas hasta tarde y que estabas tan cansada que aún dormías.—dijo mientras doblaba unas prendas de ropa de su armario. Me acosté de espaldas en la cama soltando un suspiro de alivio

—Gracias.—dije con las manos sobre mi frente, tratando de quitar el sudor

—En algún momento no diré eso, Ronny.—me advirtió y su voz se notaba exhausta o tal vez preocupada y la verdad es que, lo entendía. Odiaba que ella tuviera que mentir por mi, pero necesitaba salvar mi pellejo. Y sabía porque ruta quería ir, así que me levanté y me dirigí al baño.—¿Quien te trajo?.—pregunto Izzi apoyándose en la puerta del baño mirándome fijamente por el reflejo del espejo

—Me vine sola.—mentí mientras juntaba mis manos para formar un círculo que se iba llenando de agua poco a poco para luego desvanecerla en mi rostro

—Si, claro. Ambas sabemos que no podías ni caminar en las condiciones que venías, así que dime.—su mirada era desafiante y sus brazos cruzados sobre su pecho hacían más presión en su pregunta

—Taylor.—confesé, pasando mis manos húmedas por mi cuello procurando quitar el sudor

—¿Quien demonios es Taylor?.—pregunto con énfasis al nombrar su nombre y aquí fue donde me di cuenta en el rollo en el que me había metido. La chica me apuro con sus profundos ojos azules, obligándome a decir quién era,

El amor se asemeja a una drogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora