Capitulo 9

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Ronny

Se dice que la vida te puede impresionar de la mejor o de la peor manera y en mi caso, esa noche fue de la peor manera. Salí de la fiesta echa una furia y Emma a mi lado no dejaba de decir las consecuencias que tendría por esto. Luego nos subimos al auto y no hablamos durante tres minutos, pero después ella volvió a decirme lo irresponsable e inmadura que había sido

 

—¿Quieres dejar de enojarte por todo? Te saldrán arrugar.—dije sin apartar la mirada del oscuro camino

 

—¿Crees que es gracioso, Ronny? Nuestros padres se fueron con la tranquilidad de que podiamos estar bien y tú haces esta estupidez.—dijo con furia

 

—Lo siento por no poder ser tan perfecta como tú.—dije mirándola fijamente

 

—Deja de decir eso, ¿quieres? Llegaremos a casa, te iras a tu cuarto y….

 

—¡No tienes que darme ordenes así, solo eres un año mayor que yo!.—dije con rabia porque odiaba que se pusiera en plan mamá, odiaba que se pusiera en la postura de perfección y odiaba que nuestros padres también lo vieran así

 

—Sí, pero al menos se comportarme, ¡no como tú!.—dijo sin apartar la mirada del camino.—Ponte el cinturón.—dijo segundos después, pero la ignoré mirando por la ventana.—¡Mierda Ronny, ponte el maldito cinturón!.—grito haciendo que me sobresaltara

 

—Dios….—susurré y me voltee para empezar a sacar el cinturón, pero antes de abrocharlo escuche el claxo y segundos después un fuerte frenazo. Cuando miré con claridad, la mano de Emma estaba sobre mi abdomen y el auto parado en medio de la carretera. Me voltee a mirar a Emma, quien estaba con la respiración mil y la mano aferrada al volante. Al parecer un idiota nos había adelantado y casi nos había dado, pero Emma freno a tiempo

 

—¿Estas bien?.—pregunto con dificultad

 

—Sí, ¿y tú?.—pregunté mirando hacia la carretera. Emma se volteo a mirarme y por alguna razón sonrió

 

—Sí.—susurro y luego todo ocurrió en un segundo; un camión impactándonos por el lado de Emma, el auto arrastrándose por la carretera, los vidrios chocando contra mi rostro y luego…..todo negro.

Desperté sobresaltada, sintiendo como mi corazón bombeaba contra mi pecho, mis manos temblaban mientras ese sueño se recreaba una y otra vez en mi mente.

—Fue un sueño. Fue….—me detuve cuando me recordé que no, que si había sido real, que ella no estaba aquí y que había sido el horrible recuerdo de un horrible momento. Me senté sobre la cama y comencé a intentar respirar con normalidad, me auto abracé y reprimí las lágrimas. Conté hasta a veinte y finalmente, se apago todo aquel sentimiento de susto. Y luego salí de la cama para poder alejarme del mal sueño. Me vestí con unos pantalones gris y un suéter negro que decía California en el centro, ¡Dios!, extrañaba tanto ese lugar.

Bajé a desayunar mientras mi madre ordenaba unos papeles en la sala, supongo que de trabajo porque se le veía muy alborotada, así que decidí ser lo menos molesta posible

El amor se asemeja a una drogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora