Capitulo 2

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Ronny

Último primer día de clases.

Finalmente llegó el día, el día en donde retomaría mi vida y para ser les sincera, me asustaba bastante volver a la escuela. No soy la típica chica popular que tiene las mejores notas y con un futuro prometedor, al contrario, era demasiado solitaria y solo tenía una amiga: Izzi Wilson, que constantemente la compara con las princesa de Disney Rapuncel. Ya saben, por su belleza interior y su dorado cabello. Somos amigas desde pequeñas y siempre hemos estado juntas. Bueno, ahora quizás menos, pero mi afecto hacia ella no ha cambiado en nada.
Me vestí con unos pantalones negros y una blusa a cuadros negra porque aún hacia calor en San Francisco.—¡Ronny el autobús no tiene todo el día!—llamo mi madre desde la planta de abajo

—¡Voy enseguida!.—grite mientras guardaba mis cosas en la mochila. Luego pasé al baño antes de bajar, le eche un vistazo a mi aspecto con una mueca de desagrado, y me cepille un poco mi castaño cabello. Cuando me di cuenta de que no me daría tiempo para arreglarme máa me rendí.

Baje las escaleras y quizás hubiese llegado más rápido al autobús de no a ver sido por mi madre, que casi me mata a besos. Y Cuando logré liberarme de ella me dirigí al autobús, me puse mis audífonos y para relajarme, puse un mix de Avril Lavigne. Subí al autobús y como siempre me senté en la fila de atrás, ya que no me gusta llamar la atención. Cuando miré por la ventana para mirar el paisaje, mis ojos se abrieron al ver a mi famoso vecino: Vestía un atuendo de tonalidades oscuras de pie a cabeza, montado en una moto que no tenía ni la menor idea de la marca que era,  ya que no me fijo en esas cosas. Abrí la ventanilla del autobús y cuando iba a observarlo con más determinación, la moto frustro mis intenciones, ya que salió tan rápido que apenas note su ausencia en el lugar. ¿A dónde irá?, ¿tendrá mi misma edad? ¿irá a mi misma escuela? Las preguntas me invadieron la mente, pero fueron evaporadas por el sonido del autobús poniéndose en marcha.

Al llegar a la escuela todo se veía normal o eso creía, caminar por los pasillos de ese lugar con música reproduciéndose en mis oídos hacia que todo se viera normal, pero era de todo menos eso. Un grupo de chicas se me quedaron mirando a la vez que se susurraban cosas. Por otro lado, los chicos solo hacían gestos.  
Llegué a mi casillero, me quite los audífonos y cuando iba a abrir la casilla recordé que no tenía las llaves.—Genial.—dije apoyando mi cabeza en el casillero, asimilando que tendría que recorrer el maldito pasillo otra vez hacia la secretaria. 

—¡Sarah!.—exclamé apoyándome en el gran mesón

—¡Ronny!.—exclamó ella parandose de su asiento para acercarse hasta a mi con los brazos abiertos y entendí que me vería envuelta en un gran y sofocante abrazo. Sarah era la secretaria, siempre a sido muy linda con todos en especial conmigo.—Ay mírate, te ves mucho mejor.—dijo ella mirándome de pie a cabeza

—Quizás lo estoy.—dije encogiéndome de hombros

—¿Y que haces aquí?, deberías estar en clases.—dijo mientras volvía a su lugar

—Mi casillero no abre sin una llave y como eres la maravillosa secretaria que todo lo resuelve.

—Me halagas, niña.—dijo llevándose las manos al pecho

—¿Quizás por qué eres increíble?.—insistí con una sonrisa

—No las pierdas.—me advirtió poniendo las llaves enfrente de mi

El amor se asemeja a una drogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora