Capitulo 53

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Ronny  

 

Estar sentada en la cafetería de Massón en un día nevado y frio, observando a las personas pasar por las calles y con una taza de café en las manos es el plan perfecto para mí. El olor a café de ese lugar era capaz de reconfortar mis días y más si tenía un café enfrente de mis narices.

Eran las una de la tarde, pero el clima nublado hacia parecer más tarde, las personas se notaban inquietas, nerviosas, cosa que era totalmente entendible si tenemos en cuenta la fecha de hoy: navidad.

Mi café ya se estaba acabando y Izzi aún no se dignaba a entrar por aquella puerta, lo cual me extrañaba e inquietaba en partes iguales, ya que esa chica suele ser la más puntual del mundo, tanto que a veces pensaba que deberían darle un premio por eso. Y cuando estaba a punto de rendirme y pagar mi café la chica entro por la gran puerta del lugar haciendo sonar una campanita. La chica se acercó hasta donde yo me encontraba y cuando llegó a mi mesa me mostró un sobre blanco

—Creí que la impuntual era yo.—dije echándole un vistazo a la hora en mi teléfono, que se encontraba encima de la mesa. La rubia tomo asiento con brusquedad y yo solo la observe

—Voy a diseñar tu vestido de bodas.—una sonrisa incrédula se formó en mis labios al no comprender sus palabras, arquee las cejas para que ella notara mi incomprensión, pero solo conseguí que su sonrisa creciera aún mas

—¿Qué?.—pregunte mirándola con extrañeza, y ella puso los ojos en blanco y luego comenzó a abrir el sobre con una lentitud que me irritó el alma

—Señorita Izzi Wilson, nos complace informarle que usted…—lo leía con tanta fascinación que su sonrisa era contagiosa al igual que su emoción, y el que moviera los hombros de un lado a otro mientas iba hilando las palabras lo hacia aún mas dramático.—Que ha sido aceptada en la universidad Estatal de San Francisco, por lo que, la invitamos a unirse a nuestra universidad apenas acabé el verano en el campus del norte del estado.—tuve que dejar la taza de café sobre la mesa para no tirarla de la emoción

—¡No puede ser!.—exclamé sintiendo como mis ojos se abrían de la impresión. Tome su mano con fuerza y ella soltó un grito lleno de emoción que provocó que todos se nos quedarán mirando. Mordí mi labio inferior en intento de contener la risa y luego levanté la mano en son de paz

—Lo sentimos.—se disculpo mi amiga aún con rastros de la carcajada en la voz, pero cuando logramos tranquilizar la alegría ambas soltamos un suspiro

—¿Estás feliz?.—pregunte acercándome la taza a los labios para beber el último sorbo que me quedaba

—Feliz se queda corto. ¡Dios estoy tan exaltada, será increíble!.—sus ojos azules se veían aún más claros con los destellos que tenían, y yo la observé unos segundos y minutos después ella pidió su café.—¿Pedirás otro?.—pregunto una vez que el mesero se alejo para traer su pedido

—No, he consumido mucha cafeína en estás horas.—dije negando con la cabeza

—Bueno, yo necesito reaccionar, porque Sophia estará vuelta loca está noche. ¿Ustedes qué harán?.—pregunto mientras recibía su café

El amor se asemeja a una drogaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora