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Mini especial 1/3

CONOCER

Joaquin bondoni caminaba junto a Eduardo barquin y nikolas caballero. Eran amigos desde pequeños. Se conocieron cuando Niko y Eduardo llegaron de intercambio, uno de Canadá y el otro de Irlanda.

Eduardo había pasado a proteger a los dos Omegas y por último empezó a a cortejar a Niko, el cual lo aceptó gustoso.

Ese día los tres habían aprobado una materia que les costaba demasiado y veían bien celebrarlo con alguna comida y un pastel, que la vitrina del restaurante exhibía.

—¡Ese!— tomó la mano de Eduardo y entraron al restaurante, mientras Niko los esperó afuera —buenas tardes.

—bienvenidos a Fruit's Osorio— saludo un moreno —¿Qué le podemos ofrecer?

—Queremos ese pastel de allá.

Joaquín se murió por un leve momento, su Omega gimoteo en su interior y retorció de un lado a otro. El olor a hierbabuena inundó sus fosas nasales, colándose en sus pulmones y quedándose ahí. Parpadeo tratando de enfocar su vista en el alfa que definitivamente olía perfecto, olfateó el aire en busca del aroma exquisito que tenía a su Omega ronroneando.

—el pastel de mora— anunció el Alfa moreno.

Joaquín no prestó atención, ido en el aroma tan varonil que estaban sintiendo. Eduardo mencionó algo que no escuchó, pero al final sólo salió con él de la mano.

—Niko, amor. ¿Te gusta el pastel de mora?— Nikolás asintió hacia su novio.

Joaquín sacudió la cabeza y observó a sus amigos.

—iré por el pastel— informó Eduardo.

—no, yo voy.

—¿Seguro?— preguntó al Alfa.

—sí.

Para cuándo el Omega ingreso nuevamente al restaurante, Emilio empujó de una brusca manera a Emmanuel del mostrador.

—H-hola. Bienvenido a Fruit's Osorio. ¿Qué te puedo ofrecer?— sonrío Emilio.

Joaquín estaba casi que babiando encima de Emilio. Su mirada no dejaba de ver los labios del Alfa mientras se mordía los de él, parpadeo lento y aspiro el aroma de aquel sujeto.

—¿Omega?

—Perdón. El pastel de mora— pidió tímido, mientras que su Omega exigió que se frotara contra el Alfa.

—aquí tienes— susurro Emilio, rozando su mano con la del Omega.

Sus lobos aullaron.

Alfa.

Omega.

Ambos se reconocieron al instante, más Joaquín sólo sonrío tierno. Tomó el pastel, pago y se despidió del Alfa. Esperando volver a verlo pronto.

—¿Tienes Alfa?— preguntó Emilio —¿El Alfa de afuera es tu pareja?

Joaquín abrió los ojos. Vaya, que directo.

—¿Qué?

—yo, lo siento. Es sólo que, hu-hueles tan bien que yo...

—¿Le dices eso a todos los omegas?

—No, claro que no— Joaquín asintió.

—respondiendo a tu pregunta, no. No tengo Alfa y me llamo Joaquín— Emilio sonrío. Se inclino para tomar una notita y apuntó su número telefónico tan rápido, que no notó que lo apuntó realmente.

Joaquín salió tomando el papelito que el Alfa le ofrecía.

—Llámame Emilio, en serio, llámame— Joaquín río por la frase y luego salió de restaurante.

××××××××××

Emilio iba corriendo hasta el restaurante, ya que se había quedado dormido. Por lo cual no pudo llegar tan temprano al trabajo y Emmanuel lo había regañado. Gruñó cuando un Omega chocó con él, haciendo que sus papeles se cayeron a la calle y se ensuciaran de polvo.

—Oh Dios, perdóname— sintió ese olor que reconocería en cualquier parte.

El olor a chocolate recién hecho. Levantó la vista ya que se había agachado para recoger los papeles y lo vio.

Emilio juró que había visto a un jodido Ángel. Nadie podía lucir tan perfecto en ese clima y con esa ropa tan grande.

Joaquín.

Su mente recordar el nombre del Omega. Su Alfa aulló feliz.

—Joaquín.

—Hola Alfa— saludo el castaño con una sonrisa hermosa, la nariz y labios rojos debido al frío.

—Tú... Wow pasaron meses, yo intenté encontrarte por Eduardo, Emmanuel mi mejor amigo es amigo de él— comentó. Joaquín sonrío.

—¿Sí?, Yo te llamé mucho.

—no lo hiciste.

—sí lo hiciste.

Joaquín sacó su celular del bolsillo y tecleó algo. Emilio frunció el ceño esperando y luego el Omega le tendió el celular a él. El Alfa lo miro enfocándose en el número.

—ese no es mi número, Omega— comentó Emilio luego de unos segundos.

—Pero sí ese me diste— Emilio negó.

—ese no es.

Joaquín rió, una carcajada salió de su boca dejando a Emilio confundido.

—eres un Alfa bobo— dijo después de que paró de reír.

Emilio sonrío.

—Omega, ¿Te gustaría salir a tomar algo conmigo algún día?— Joaquín clavo su mirada en Emilio.

—¿Algún día?— preguntó y el alfa asintió.

Tomó la mano de Emilio y lo jaló hacia él, pidiéndole que se agachara un poco, dejó un beso en la mejilla de Emilio.

—Me encantaría, Alfa.

Baby [Emiliaco-omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora